El envidiable matrimonio formado por el actor Alec Baldwin y la española Hilaria Thomas no ha dejado de ofrecer muestras de complicidad desde que diera comienzo la época navideña, tanto en las románticas calles de una Nueva York cubierta por la nieve, como durante la cálida estancia hawaiana de la que los dos enamorados disfrutaron a mediados del mes de diciembre.
No obstante, la buena sintonía que exhibe la pareja en la primera Navidad de su hija Carmen -nacida el pasado mes de septiembre- contrasta profundamente con el año de desencuentros que los dos han protagonizado con los medios de comunicación, unos meses en los que se han intensificado los altercados que la estrella de cine ha mantenido con los paparazzi y que, además, han arrastrado a la normalmente extrovertida Hilaria al terreno de la confrontación con la prensa.
«He tratado de ser respetuosa y educada con los periodistas, no me importa contestar a ninguna pregunta que me hagan. Pero lo que no voy a tolerar es que se aproximen a mi hija de forma amenazante y la asusten. Casi me rompen los dientes con el micrófono al tratar de ponérmelo en la cara, todo con la intención de sacar alguna declaración agresiva y fuera de contexto», se quejaba la joven instructora de yoga a través de Twitter, cuando una veterana reportera del canal Fox se acercó a ella para preguntarla por el último exabrupto que Alec Baldwin le dirigió en medio de la calle.
Con la falta de sutileza que tanto le caracteriza, el veterano intérprete había tratado de zafarse de la mencionada reportera con un ‘Vete a tomar por cu**’ que -teniendo en cuenta el historial de agresiones a paparazzi protagonizadas por Baldwin este año- podría hasta calificarse de incidente leve.
Solo el pasado verano, el estadounidense generó un sinfín de titulares al hacer un placaje a un reportero gráfico que acabó estampado contra un coche por fotografiar a Hilaria semanas después de dar a luz; un incidente parecido al que ocasionó en mayo al llegar a las manos con un paparazzi con el que había intercambiado varios insultos, y similar también al que provocó cuando un reportero merodeaba por los alrededores de su casa de Nueva York durante el mes de febrero.
«Lo que he hecho y dicho últimamente en público solo tiene un objetivo: proteger a mi familia y asegurarme de que vivimos en paz. Sé que muchas de mis acciones han sido inaceptables y ofensivas para el público, pero la presión que a veces vivimos es difícil de sobrellevar», reza el comunicado que emitía el actor para excusarse por un comportamiento del que, sin embargo, volvió a hacer gala a finales del mes de noviembre con consecuencias mucho más dañinas para su reputación.
Tras lanzar una retahíla de insultos homófobos contra uno de los fotógrafos que le persiguen en su día a día, buena parte de la opinión pública y varios periodistas de reconocido prestigio en Estados Unidos, como los presentadores Anderson Cooper y Andrew Sullivan, se lanzaron en tromba a censurar al actor por sus insultos de corte discriminatorio, mientras que el canal NBC anunciaba su decisión de cancelar el programa de entrevistas nocturno que Baldwin llegó a presentar solo durante un mes.
Al ver cómo su imagen pública se ha visto dañada en el flanco que más le duele -el intérprete siempre se ha destacado como un liberal defensor de los derechos civiles-, tanto Alec como Hilaria han decidido bajar el ritmo de sus apariciones públicas y evitar a toda costa ponerse en el objetivo de los reporteros más incisivos, contestando a sus preguntas con cara de pocos amigos y con un silencio que habla por sí solo.