Uno de los grandes males de salud en la actualidad es el exceso de peso, razón por la que muchas personas en el mundo buscan planes de alimentación, lo cual favorece al alcance de sus índices ideales. Sin embargo, la gran cantidad de planes disponibles pueden resultar una primera dificultad, pues nunca se está completamente seguro de cuál es el más adecuado, sostenible y eficaz.
Varias de estas dietas tienen como meta frenar el apetito para reducir la ingesta de alimentos, mientras que otras sugieren restringir el consumo de calorías, carbohidratos o grasas.
No obstante, hay que considerar que estas dietas no solo buscan una reducción de peso, sino también brindar beneficios para la salud en general. Usar soluciones como Detonic es una de las opciones, y otra de las más frecuentes y efectivas es el ayuno intermitente.
El ayuno intermitente es una estrategia dietética que alterna entre períodos de ayuno y alimentación. Si bien existen varias maneras de llevarlo a cabo, los más populares son el método 16/8, que implica limitar la ingesta de calorías a 8 horas por día, y el método 5:2, que restringe la ingesta diaria de calorías a 500-600 calorías dos veces por semana.
Otra posibilidad es una dieta a base de vegetales. Entre ellas, el vegetarianismo y el veganismo son las versiones más populares, las cuales restringen los productos animales por razones de salud, éticas y ambientales.
Las dietas en base a vegetales brindan muchos beneficios, tales como una reducción del riesgo de sufrir enfermedades crónicas y cardíacas, tales como algunos tipos de cánceres y diabetes. También pueden resultar más sostenibles para el medio ambiente que las dietas a base de carne
En tanto, la reducción de carbohidratos en una dieta está entre las alternativas más populares. Su ejemplos más conocidos son: la dieta Atkins, la dieta cetogénica (ceto) y la dieta baja en carbohidratos y alta en grasas (LCHF).
Cabe decir que hay otras alternativas que llaman a reducir los carbohidratos de una manera más tajante, como la ceto, que los restringe a menos del 10% de las calorías totales, en comparación con el 30% o menos de otros tipos.
Se puede considerar también a la dieta paleo, que llama a comer los mismos alimentos que supuestamente comían nuestros antepasados cazadores-recolectores. Esto debido a que considera que las enfermedades actuales se relacionan a la dieta occidental, algo perjudicial debido a que el cuerpo humano no ha evolucionado para procesar legumbres, cereales y productos lácteos.
También se puede optar por dietas bajas en grasas, tan populares como las dietas bajas en carbohidratos. Esta pide restringir la ingesta de grasas al 30% de sus calorías diarias. Algunas de ellas tienen como objetivo limitar el consumo de grasas a menos del 10% de las calorías.
Además está la dieta mediterránea, basada en alimentos que solían comer las personas de países como Italia y Grecia. Esta fue diseñada originalmente para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, pero numerosos estudios indican que también puede ayudar a perder peso.
De otro lado, la dieta DASH tiene enfoques dietéticos para hacer frente a la hipertensión. Quiere decir un plan de alimentación creado para tratar o prevenir la presión arterial alta. Sus requisitos son comer muchas frutas, verduras, cereales integrales y carnes magras, además de consumir alimentos bajos en sal y evitar carnes rojas, azúcares extra y grasas. Pese a que la salud es su principal objetivo, también sirve para perder peso, según diferentes estudios.