Madrid, 4 abr (dpa) – En medio de una gran expectación mediática, la jefa del Gobierno regional de Madrid, la conservadora Cristina Cifuentes, negó hoy las acusaciones que desde hace días la relacionan con la posible falsificación de un título universitario y se presentó como víctima de una «operación política» sin intención de dimitir.
La líder regional del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy está en el ojo del huracán por el escándalo en torno a un máster (maestría) que cursó en 2011-2012 en la Universidad Juan Carlos de Madrid.
«El título de máster es perfectamente real y perfectamente legal. Es un título oficial, expedido por la Universidad Rey Juan Carlos. Ni mi curriculum ni mis calificaciones han sido falseadas ni falsificadas», explicó hoy en su intervención en la Asamblea de Madrid, donde fue requerida por varios partidos a raíz del escándalo.
Pese a que mostró varios documentos con los que trató de demostrar su versión de los hechos, no convenció a la oposición. La dirigente insistió hoy en que las presuntas irregularidades en sus notas del máster de Derecho Autonómico responden a un error de transcripción.
El escándalo estalló hace dos semanas, cuando el periódico digital Eldiario.es publicó que sus notas en dos asignaturas pasaron de «No presentado» a «Notable» después de haber terminado los estudios.
El tema fue cobrando relevancia y poco a poco surgieron otros flecos sueltos y lagunas en relación con el caso que Cifuentes no aclaró de forma clara y contundente, según los partidos de la oposición.
Hoy, el diario «El Confidencial» publicó que el documento que la líder regional del PP utilizó para tratar de demostrar que completó su máster «fue fabricado el pasado 21 de marzo, solo unas horas después de que estallara el escándalo» y que «al menos dos de las tres firmas de profesores que figuran en la supuesta acta de presentación del trabajo fin de máster fueron falsificadas».
Cifuentes aseguró que todo responde a «una operación política» de la izquierda y a «un plan para desestabilizar a su Gobierno». «Si alguien pensaba que con esta operación iba a desmoralizarme, está muy equivocado (…) Frente a los ataques y las maniobras, mi respuesta va a ser trabajar por Madrid», dijo.
El escándalo, sin embargo, podría costarle el cargo, uno de los más importantes para el Partido Popular (PP) de cara a las elecciones municipales y regionales que tendrán lugar en España en 2019.
La líder conservadora gobierna en minoría en la región de Madrid desde 2015 gracias al apoyo del partido liberal Ciudadanos, que podría retirarlo. La formación de centro-derecha anunció hoy que impulsará una comisión de investigación en la Cámara parlamentaria de la región para «aclarar» el asunto y «dirimir responsabilidades».
«Las informaciones publicadas apuntan a la posible comisión de un delito muy grave, castigado incluso con penas de cárcel, como es la falsificación de documento público», dijo el diputado Ignacio Aguado.
Tampoco se descarta una posible moción de censura para desbancar a Cifuentes de la presidencia de Madrid. El Partido Socialista (PSOE), que calificó el caso de «grave y urgente», y el izquierdista Podemos explorarán conjuntamente los pasos a seguir tras las explicaciones.
Tras defenderse públicamente, la dirigente anunció hoy una querella criminal contra las personas que, a su juicio, «han difundido una versión que nada tiene que ver con la realidad», así como la posible presentación de una segunda por un delito contra el honor.
«Fíjense si estoy tranquila que este asunto lo he puesto en manos de la Justicia», dijo.
Cifuentes emergió en los últimos años como posible activo del PP en unos tiempos convulsos para la formación, golpeada por la corrupción.
Y ésta fue precisamente su principal cruzada desde que se puso al frente del Gobierno de Madrid. Fue ella misma quien denunció ante la Fiscalía las posibles irregularidades en la gestión de la empresa pública de aguas Canal de Isabel II, que dieron lugar a la operación que sumió al PP en el escándalo el pasado año.
Hoy, la dirigente insistió en su «actitud de tolerancia cero contra la corrupción, venga de donde venga y afecte a quien afecte».
Elegida presidenta del PP en Madrid en 2017, su influencia en el partido fue creciendo hasta el punto de que algunos sectores la señalaban como posible sucesora de Rajoy.
Agnóstica, republicana y con un estilo moderno, su discurso «de centro reformista» le ha distanciado del sector más duro del PP, con posicionamientos a favor del matrimonio homosexual y de la ley de plazos con la que los socialistas regularon el aborto.
Uno de sus fuertes era su imagen de figura abierta al diálogo y a la negociación -famosa es ya la fotografía en la que que aparece del brazo por la calle junto a la alcaldesa izquierdista de Madrid Manuela Carmena-, pero también ha recibido críticas por algunas actuaciones. Su futuro y su carrera política están ahora en el aire.
Por Ana Lázaro Verde (dpa)