CARACAS (dpa) – La adicción por el poder, marca del gobierno venezolano para impulsar su socialismo bolivariano, chocó con la áspera realidad de que el petróleo puede ser de todos, pero no alcanza para todo. Y aunque enfrentan ingresos declinantes y mercados desabastecidos, los herederos del fallecido líder Hugo Chávez rehúyen el término «ajuste» por considerarlo una invocación al capitalismo.
Con la muerte de Chávez, en marzo pasado, el gobierno perdió más que su líder y guía, quien tenía la habilidad discursiva de convertir las tormentas económicas en días soleados.
El gobierno, ahora a cargo del inexperto Nicolás Maduro, observa la bola de nieve de la economía y en lugar de tomar medidas, creó un organismo dirigido por militares y pidió poderes especiales legislativos para enfrentar la «guerra económica» de la que acusa a la oposición.
En su primer año de gobierno, Maduro heredó también desequilibrios que venían avanzando desde la enfermedad de Chávez, entre 2011 y 2013.
En nueve meses de 2013, la inflación escaló a casi 40 por ciento, entre las más altas del mundo; el desabastecimiento medido por el Banco Central subió a 21 por ciento (21 de cada 100 productos no se encuentran en los mercados) cuando hace un año era la mitad, y la brecha entre el cambio oficial y negro se disparó de 6,30 a 45 bolívares por dólar, en un mercado controlado desde 2003, que además prohíbe la mención pública de operaciones fuera del control cambiario.
Los controles, presiones legales y nacionalizaciones mermaron la producción interna, incentivando de paso las importaciones.
Además, las reservas internacionales se estancan en 22.500 millones de dólares, la mayor parte en oro, mientras que las líquidas han bajado a niveles históricos; para cubrir dos semanas de importaciones.
La escasez de dólares para importar explica en parte la sequía de bienes en los mercados, pero su origen es un enigma para los especialistas ante la opacidad de las cifras oficiales. Si Venezuela produce más de tres millones de barriles de petróleo al día y el crudo se vende a 100 dólares ¿Por qué no hay dólares?
El ministro de Planificación, Jorge Giordani, afirma que en el país la mercancía «más barata es este momento es el dólar» y que el problema de la economía no es el control cambiario sino el «comportamiento de ciertos agentes económicos».
El gobierno ha ensayado un mecanismo de subastas para cubrir en parte la demanda de dólares y reducir el abismo entre el cambio oficial y el paralelo, pero la oferta de la divisa es insuficiente y el llamado dólar negro marca desde la estratosfera el precio numerosos productos.
Mientras, el ministro de Finanzas, Nelson Merentes, favorable a una liberación del mercado, es mencionado en presuntas contradicciones con Giordani sobre el manejo cambiario.
El economista y analista político Eduardo Semtei afirmó que el gobierno esperará hasta 2014 para aplicar una nueva devaluación, ante las elecciones locales de diciembre, pero continuará su esquema ideológico favorable al socialismo.
«La devaluación está aprobada pero no será antes de diciembre. El gobierno necesita dinero para las obligaciones de la economía», dijo a la dpa y agregó que con Maduro continuará la expropiación de empresas y la represión ante un panorama de protesta popular.
El analista Luis Vicente León, de la encuestadora Datanálisis, atribuyó los problemas de abastecimiento en la economía postChávez a un «triángulo» conformado por un «pésimo» manejo cambiario, un «primitivo» control de precios y la expropiación de empresas que han resultado ineficientes. Sin embargo, recalcó que el gobierno mantiene fondos para sostenerse.
El economista Asdrúbal Oliveros, de la firma Ecoanalítica, dijo a dpa que los países no tocan fondo y que el gobierno puede ver la devaluación como un punto a favor porque obtendrá más bolívares por cada dólar.
«El aumento de los precios tiene razones relativas al tema cambiario pero el Banco Central está imprimiendo dinero inorgánico (sin respaldo de reservas) y eso es bastante peligroso», alertó.
Los analistas coinciden en que los problemas económicos son la evidencia del fracaso del modelo socialista, basado en controles de cambio y precios, mientras acostumbró a la sociedad a vivir de la renta petrolera, con el crudo como casi el único producto de exportación.
El gobierno bolivariano reconstruyó las instituciones en 1999 y desde entonces dominó la Asamblea Nacional, gobernaciones y alcaldías y los otros poderes tratan de no contradecirlo. Además, desde 2006 vivió un boom por alzas en los precios del petróleo, con una pausa en 2010.
Ahora, la economía parece pasar factura. El líder opositor Henrique Capriles, quien no reconoce el triunfo de Maduro en las elecciones de abril, califica de «decadente» el socialismo bolivariano.
«Aquí no tenemos una guerra económica. Aquí lo que tenemos es una economía de guerra, un gobierno que destruyó la economía», afirma.
En 2012, los ingresos por exportaciones petroleras fueron más de 80.000 millones de dólares, pero las importaciones ascendieron 59.000 millones. Giordani admitió que de estos al menos 20.000 millones fueron otorgados a empresas de «maletín».
Al pedir poderes especiales, Maduro dijo que el objetivo de su gobierno es recortar la porción de la renta petrolera que se lleva la burguesía «parasitaria», a pesar del control de cambio, para dirigirla a las importaciones del sector oficial.
Los camiones que transportan en el país la gasolina, la más barata del mundo, llevan un lema que dice: «El petróleo es de todos».
Por Néstor Rojas Mavares