Santiago de Compostela, 4 abr (EFE).- El simposio «Rosendo Salvado y el mundo aborigen», organizado por el Consello da Cultura Galega en segundo centenario de su nacimiento y que hoy clausuró el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha destacado la visión tolerante e integradora de este religioso, literato, músico, pedagogo y biólogo.
Rosendo Salvado fue uno de los primeros valedores de los derechos de los aborígenes australianos, ya que a finales del siglo XIX este misionero de Tui (Pontevedra) se enfrentó con las teorías pseudodarwinianas que consideraban a estas razas degeneradas e incluso condenadas a la extinción.
Además del presidente de la Xunta, a la conclusión del simposio han asistido la embajadora de Australia en España, Jane Hardy, así como el presidente del Consello da Cultura Galega, Ramón Villares.
El jefe del Ejecutivo gallego trazó en su intervención un paralelismo entre la figura de Rosendo Salvado y la emigración gallega, dada su capacidad para combinar identidades y lograr el enraizamiento en los países de acogida.
«En cada uno de nuestros emigrantes hay una personalidad semejante a la de quien llevó nuestra cultura a las antípoda y supo recoger allí la cultura autóctona», apuntó el presidente.
Para Feijóo, «los gallegos tienen la característica primordial de no estar en un sitio, sino de ser de ese sitio; el gallego se identifica con el pueblo que o acoge, se hace uno más, se impregna de su idiosincrasia, como hizo Fray Rosendo Salvado con los aborígenes» y crea un proceso de intercambio del que sale una cultura «felizmente mestiza».
«Nuestra gente, agregó, exhibe una capacidad asombrosa para combinar identidades, para ser de aquí sin dejar de ser de allá; la de ser de allá sin dejar de ser de aquí», mientras destacó que Rosendo Salvado es sinónimo de «lucha, entrega, sacrificio, tolerancia y comprensión».
Por su parte, la embajadora de Australia destacó la profundidad de los trabajos presentados en el simposio y que ponen de manifiesto los vínculos de su país y Galicia.
Uno de los coorganizadores del simposio, Ramón Máiz, insistió en que las virtudes de Rosendo Salvado y su comportamiento en Australia constituyen una «lección de tolerancia y comprensión hacia el otro», mientras Ramón Villares señaló que ha sido un hombre «en contra de su tiempo y por encima de su tiempo».