Madrid, 22 dic (dpa) – Después de muchas semanas de malas noticias, Mondragón sonrió hoy: parte de los boletos premiados con el «Gordo» de la Lotería de Navidad estaba en manos de los vecinos de esta localidad situada en el norte de España y golpeada por la crisis en los últimos meses.
El sorteo más esperado y más antiguo de España dejó en ella 180 millones de euros (246 millones de dólares), dos meses después de que el cierre del fabricante de electrodomésticos Fagor dejara sin trabajo a 2.000 personas de la comarca. El numero 62.246 les devolvió la alegría.
«Estamos pasando por unos momentos muy malos y la gente se merece ya ser feliz», dijo una joven de la localidad a los periodistas. A su lado, otro hombre contaba emocionado: «A mí me echaron del trabajo y ahora estaba en paro».
El más felicitado de todos: el lotero «de la suerte». Aunque no se quedó con ningún boleto, José María Garai la repartió entre sus vecinos. «El pueblo estaba lleno de pesimismo y esto ha sido un revolcón de alegría», explicó a las puertas de su administración de lotería, a la que acudieron los premiados a celebrarlo.
Una vez más, se cumple esa ley no escrita por la que los números del sorteo de Navidad se alían con los más necesitados. En esta ocasión, en el marco de una crisis que deja en España más de seis millones de desempleados y en la que medio millón de personas fueron desahuciadas por no poder pagar la hipoteca de sus viviendas.
«¿En qué va a gastar usted el dinero que le ha tocado? Pues en tapar agujeros, saldar deudas y pagar la hipoteca». Así era la respuesta más escuchada hoy en los lugares afortunados, bañados por el champán. Además de Mondragón, el «Gordo» también pasó por Leganés, una localidad obrera de Madrid, y por Bailén, un pueblo del sur de España afectada por la caída del sector de la construcción.
«Será un colchoncito hasta que encuentre trabajo, decía en Leganés un hombre que lleva ocho meses desempleado. «Esto es lo mejor que me ha pasado. Lo necesitábamos mucho. Hace unos días me mandaron una carta diciéndome que si no pagaba mi casa me la quitaban», expresaba un agricultor de Bailén entre lágrimas, en plena calle.
Con la ropa de trabajo todavía puesta, llegaban hasta allí dos jóvenes trabajadoras del campo. Hace unos días, tuvieron que recurrir a la recogida de aceituna para ganar algunos euros y afrontar el desempleo. «Dejamos todo y vinimos en cuanto nos enteramos del premio», gritaban entre abrazos y risas.
El sorteo de Lotería de Navidad es ya una asentada tradición en España. Con más de 200 años de historia, no es ni el que mayor premios reparte ni el que más posibilidades ofrece de ganar. Pero la costumbre gana la batalla y, cada año, tres de cada cuatro españoles compran algún boleto y esperan ansiosos la gran cita.
Hoy, a las 09:15 horas (08:15 GMT), los dos grandes bombos comenzaron a girar en el escenario del Teatro Real de Madrid, donde desde el pasado año se celebra el sorteo. Allí, los llamados «niños de San Ildefonso» -por el nombre del colegio al que pertenecen- se encargaron de extraer las bolas con los números premiados y de «cantarlos» con su característico soniquete.
Muchos de los menores tienen origen latinoamericano. En concreto, el que hoy cantó el «Gordo», Joel Fernández, de 11 años, es de Perú. «No he dormido nada», dijo, expresando sus nervios durante el sorteo.
«79.712… Un millón doscientos cincuenta mil eeeuuuros». Ya en los primeros minutos, se anunciaba un «madrugador» segundo premio. Allí mismo, un joven de 27 años comprobaba en directo que portaba un boleto con ese número, algo inédito en la historia del sorteo. «Me han tocado 125.000 euros», decía tembloroso ante las cámaras.
En total, 200 millones de euros fueron a parar a su isla, Tenerife, situada frente a la costa oeste de África. Allí compró el número agraciado, antes de trasladarse a Madrid para pasar la Navidad con su hermana, con quien decidió presenciar por primera vez el sorteo.
La alegría del joven se repetía en su isla de origen. «Yo llegué aquí en cayuco y ahora la suerte y la vida me dan una oportunidad», contaba con emoción Dani, un joven africano que en 2006 huyó de la pobreza de su país y se lanzó al mar en una barcaza para alcanzar la costa española y buscar un futuro mejor.
Hasta 11 premios «mayores» dejan cada 22 de diciembre historias emocionantes a lo largo y ancho del país, recogidas en directo por los medios de comunicación españoles, que dan una amplia cobertura al evento.
En esta ocasión, sin embargo, el gasto en lotería se resintió a causa de la crisis. Con una caída del cuatro por ciento, los españoles jugaron una media de 50 euros por persona, cifra mucho menor que la de hace cinco años.
El gran ganador de este sorteo será, en todo caso, el Estado español. Gracias a la obligada tributación del 20 por ciento que, por primera vez, se impone para todos los premios mayores de 2.500 euros (más de 3.400 dólares), espera recaudar unos 188 millones de euros (273 millones de dólares).
Por Ana Lázaro Verde