Oviedo, 31 ene (EFE).- La consejera de Cultura y actual presidenta de la Fundación Niemeyer, Ana González, ha abogado por aprovechar la oportunidad de convertir el centro avilesino, tras las polémicas en las que se ha visto envuelto en los últimos años, en un referente cultural a nivel regional, nacional e internacional.
«Tenemos una oportunidad porque es un gran complejo arquitectónico, una obra monumental que tiene atractivo por sí mismo y un fuerte tirón, tanto que el año paso lo visitaron casi un millón de personas», ha señalado González durante su comparecencia ante la comisión que investiga la gestión realizada en el Niemeyer.
Tras responder a las preguntas de los diputados, González les ha pedido que contribuyan «a cuidar el centro» y a hacer «que funcione» tras la convulsa etapa de los últimos años que acabó con la Fundación en concurso de acreedores y con una denuncia ante los tribunales del Gobierno regional contra sus antiguos gestores.
«Creo que lo que yo hice se podía haber hecho antes», ha señalado en alusión tanto al expediente de revocación de subvenciones iniciado por el Gobierno de Foro y finalizado por el de Javier Fernández como en el ámbito de la denuncia ante los tribunales, aunque sin concretar si se refería a la etapa del partido de Álvarez-Cascos al frente del Principado o a la anterior del socialista Álvarez Areces.
Previamente, el consejero de Hacienda y Sector Público del Gobierno de Foro, Ramón del Riego, había asegurado que el director general de Economía del Ejecutivo de Areces, Carlos Luis Aparicio Roqueiro, les advirtió durante el traspaso de poderes de que la Fundación Niemeyer estaba «echada al monte».
Del Riego ha señalado que esta advertencia, realizada de manera informal, se la hizo tras haber constatado que los gestores del Niemeyer «informaban tarde de sus cuentas o no informaban».
Según el ex consejero, su departamento, tras realizar durante el verano de 2011 diecisiete auditorías sobre otros tantos entes públicos, optó por realizar un control de las subvenciones recibidas por la Fundación Niemeyer -500.000 euros cada año entre 2007 y 2010- ante la «señal de alarma» que supuso conocer el contenido de la auditoría sobre las cuentas del centro en ese último ejercicio.
Además, ha añadido Del Riego, el Gobierno de Foro recibió denuncias de proveedores de la Fundación -restaurantes, una peluquería y una empresa de alquiler de vehículos- de que ésta les pedía que redactasen y emitiesen facturas cuyo contenido no se correspondía con los servicios prestados y una llamada de HC Energía advirtiendo de que no pagaba la luz desde hacía «ocho o diez meses».
Otro miembro del Gobierno de Foro, el ex consejero de Cultura Emilio Marcos Vallaure ha apuntado, por su parte, que no le cabía en la cabeza que se invirtiesen «sesenta millones de euros de fondos públicos» en poner en marcha una instalación como el Niemeyer sin elaborar previamente un proyecto cultural que defina sus objetivos.
«Un centro de investigación química no lo construye un arquitecto y luego vemos cómo lo adecuamos. Lo primero es hacer un plan y saber qué se va a investigar allí» ha subrayado Vallaure antes de asegurar que, cuando empezó a ser consciente de las supuestas irregularidades en la gestión del centro se cayó «de culo» y pensó: «Trágame tierra, porque vi que se me venía encima la guerra de Troya».
A lo largo de la jornada de hoy han testificado además tres ex consejeras de Cultura en los sucesivos gobiernos de Álvarez Areces que, al igual que el resto de altos cargos de dichos ejecutivos que han pasado por la comisión, han dado su versión de los hechos sin responder a las preguntas de los grupos parlamentarios.
La actual titular de Cultura, que sí ha respondido a las preguntas de los diputados, ha cerrado el turno de comparecencias de esta semana ante la comisión, que el próximo miércoles escuchará a los siete imputados en la causa abierta en los juzgados de Avilés.