Túnez, 29 oct (dpa) – Como un río desbocado, las masas de agua avanzaban por las calles del pueblo de Sant Llorenç en Mallorca. Muchos coches fueron arrastrados durante kilómetros a causa de las corrientes. Unos 500 kilómetros más al norte, en la costa francesa del Mediterráneo, en otro temporal, las intensas precipitaciones arrastaron al mar cinco coches.
El lunes hace una semana las calles de la capital italiana, Roma, desaparecieron bajo una gruesa capa de granizo. A comienzos de esta semana, intensos vientos y fuertes lluvias pusieron en alerta a toda Italia. Varias personas murieron y decenas de carreteras fueron clausuradas.
La semana pasada una y otra vez eventos climáticos extremos afectaron a los países del Mediterráneo. Los investigadores creen que el cambio climático hace que los sucesos climáticos sean más extremos.
«La temperatura de la superficie del mar se modificó debido al calentamiento global», explica Peter Hoffmann, meteorólogo del Instituto de Investigación Climática (PIK) de Potsdam, Alemania. «En el Mediterráneo este año prácticamente se registra otro récord». Por eso cambió la dinámica de la atmósfera. «No necesariamente aumentará la frecuencia de estos eventos extremos, pero es probable que aumente su intensidad». Eso significa que las lluvias fuertes serán más intensas, por lo que aumenta el peligro de inundaciones.
Esto vale para una serie de temporales en la región del Mediterráneo en la temporada actual que no se puede predecir cuándo terminará, explicó Hoffmann en referencia a los últimos acontecimientos en Italia.
Los intensos temporales de las últimas semanas causaron la muerte a 60 personas en la región del Mediterráneo. A mediados de octubre se desbordaron arroyos y ríos en la región en torno a la ciudad francesa de Carcassonne. En algunos lugares el agua subió más de siete metros. En el transcurso de pocas horas cayó tanta agua como habitualmente cae en seis meses. Las aseguradoras estimaron los daños en 200 millones de euros.
Italia vivió este verano temporales, lluvias intensas y calor extremo. La asociación agraria Coldiretti advirtió que puede haber pérdidas millonarias. El cambio climático puede agudizar las condiciones extremas con cambios rápidos entre precipitaciones breves e intensas y dañar enormemente a la agricultura, señaló.
Sobre todo la isla española de Mallorca se vio muy afectada este año por los caprichos climáticos. Allí cayeron el 9 de octubre en pocas horas 233 litros de agua por metro cuadrado. La tromba de agua arrastró a la muerte a 13 personas. También en otras regiones de España hubo récord de precipitaciones.
En Túnez, las intensas lluvias transformaron los valles secos en torno a la turística localidad de Nabeul en grandes ríos. Los sistemas de desague no alcanzaron. Al menos once personas perdieron la vida en ese país del norte de África.
En Jordania, las fuertes precipitaciones causaron la muerte a numerosos escolares hace pocos días. Estaban de excursión cerca del Mar Muerto y fueron sorprendidos por una lluvia intensa. En total, murieron al menos 21 personas.
Que en octubre, que es la época de transición entre el verano y el invierno, llueva un poco más en la región del Mediterráneo no es algo fuera de lo habitual, señaló Hoffmann. El Mediterráneo se calienta en el verano y almacena el calor más tiempo que el aire. El cambio climático, sin embargo, aumenta estas diferencias entre la temperatura del agua y la del aire. Por eso, aumenta la intensidad de las lluvias, sostuvo.
«Es una consecuencia del cambio climático el hecho de que la suma de diferentes modificaciones, como el aumento de las temperaturas y la modificación de la temperatura del agua, modifique la dinámica de la atmósfera», dijo Hoffmann. «Determinados fenómenos climáticos como lluvias fuertes podrían resultar ahora más intensos que antes».
El experto alemán no es el único que hace estas advertencias. Hace poco investigadores de Kiel, también Alemania, alertaron en la revista «Nature Communications» que gran parte del patrimonio mundial de la Unesco en el Mediterráneo está amenazado por inundaciones y erosiones de las costas: la Laguna de Venecia, la ciudad de Éfeso en Turquía, las ruinas de Cartago en Túnez.
Otros investigadores explicaron en la publicación especializada «Nature Climate Change» que los cambios en el clima no sólo se reflejan en temporales más fuertes. En algunas regiones del Mediterráneo se están registrando sequías. El verano pasado, por ejemplo, las autoridades tunecinas pidieron a la población que ahorrara agua.
«Los problemas de salud y de seguridad aumentarán claramente en los próximos años y la seguridad alimentaria empeorará», señaló Elena Xoplaki, coautora. Sobre todo en la parte sur del Mediterráneo faltarán las lluvias, lo que conlleva riesgos para la agricultura. «En países políticamente inestables las consecuencias del cambio climático pueden suponer riesgos socioeconóimicos, que pueden desembocar en conflictos, hambrunas y migraciones».
Por Simon Kremer (dpa)