(dpa) – Estímulo, esperanza, alegría de vivir. La depresión puede arrebatarle todo eso a una persona. Y esto suele afectar a menudo a sus parejas también, porque duele ver así a la persona que se ama y se conoce de forma completamente distinta.
«La propia impotencia para cambiar algo sobre el estado apenas soportable del ser querido es especialmente estresante para muchos», dice Andreas Hagemann, especialista en psiquiatría y psicoterapia.
Sin embargo, hay estrategias que pueden ayudar a las parejas de los afectados a sobrellevar mejor la situación.
Asumir la enfermedad
Aunque se prefiera reprimir y olvidar la depresión, afrontar la enfermedad es el mejor camino.
«A las parejas que conocen las causas y el trasfondo de una enfermedad mental les suele resultar más fácil apoyar a los afectados de forma significativa», afirma Hagemann, director médico de tres clínicas privadas del estado federado alemán de Renania del Norte-Westfalia. El sentimiento de impotencia también puede reducirse de este modo.
Puede ayudar leer sobre el tema de la depresión. O visitar un grupo de autoayuda para familiares.
Moderación con consejos bienintencionados
Frases como «contrólate» o «tienes que salir» son fáciles de decir. Pero no ayudan. Al contrario, suelen reforzar el sentimiento de culpa de los afectados, según señalan expertos en depresión. Es mejor utilizar frases alentadoras como «estoy aquí para ti», «¿puedo apoyarte?» o «no es culpa tuya».
Cuidarse mucho
Es importante seguir recargando las pilas precisamente porque la enfermedad de la pareja es una carga. Porque si se queda sin energía en algún momento, no ayuda a nadie.
Hagemann afirma que es necesario relajarse con regularidad para recuperar el cuerpo y el alma. Esto puede implicar opciones muy diferentes, como salidas con amigos, un curso de entrenamiento autógeno, cultivar diversos pasatiempos e intereses.
Los expertos señalan que cuidarse bien también significa no sobrecargarse y tomarse en serio los propios límites.
Buscar ayuda profesional
La depresión es una enfermedad. Por tanto, necesita profesionales que la traten, por ejemplo en el marco de una psicoterapia ambulatoria o en régimen de internación.
Hagemann señala que puede ser útil que la pareja también participe regularmente en la psicoterapia, como por ejemplo en sesiones conjuntas. Esto facilita la comprensión de la enfermedad por parte de los familiares y reduce gradualmente el sentimiento de impotencia.