Por Alexandra Bülow (dpa) – Un frisbee especial y un suelo blando es todo lo que se necesita para enseñar a un perro a jugar con el disco volador. Un curso básico basta para saber cómo entrenar con el mejor amigo del hombre, y a partir de ahí todo depende de los gustos de cada uno.
Cuando el tiempo no acompaña, sacar a pasear al perro no es la actividad que más entusiasme. Por eso, no está nada mal planear un poco de diversión para variar las rutinas, por ejemplo con un frisbee para canes, una actividad también llamada «disc dogging».
La actividad es sencilla: el dueño lanza el disco, el perro corre y lo caza al vuelo con los dientes. «Es el único deporte con perros en el que dueño y animal participan los dos de manera bastante activa», afirma Thomas Stens, entrenador especializado en «disc dogging».
«Todos pueden jugar, también niños y personas de edad», señala Stens, pues el ritmo y la exigencia se adaptan al equipo. La única condición es que el perro esté sano. «El corazón y la circulación tienen que estar en orden», señala la veterinaria Astrid Behr. Además, el perro tiene que ser adulto y no tener problemas de movilidad.
Primero hay que calentar al animal con algo de ejercicio, por ejemplo andando rápido. «Eso vale tanto para jugar con el frisbee como con una pelota», subraya la entrenadora de canes Sabine Wolff, varias veces campeona de Europa y subcampeona del mundo de frisbee con perros.
No hay que jugar sobre cemento o grava, porque el riesgo de lesiones es grande. Lo ideal es un suelo blando, arena o una pradera.
Luego, hace falta un frisbee adaptado para perros, ya que los discos con los que juegan los humanos se pueden partir al ser mordidos y dañar las fauces del animal. Por eso, los discos adaptados son blandos y suaves.
Wolff recomienda que «el disco se doble por completo, que no tenga un borde ancho y pese entre 100 y 130 gramos». Lo mejor es dejarse aconsejar. En Internet hay escuelas caninas o expertos en frisbee para perros con los que se puede entrar en contacto.
También hay cursos introductorios que deberían hacer todos los principiantes. «Se aprenden lanzamientos básicos y cómo lanzar el disco para que el perro pueda atraparlo», señala Stens.
En el lanzamiento hay que tener en cuenta el ritmo y adaptar la altura a la del perro.
Para acostumbrar al animal al frisbee, lo mejor es jugar a que lo muerda y que su dueño intente quitárselo. «Hay que dejarlo ganar, para que se alegre y adopte el disco como su botín», señala Wolff.
Finalmente, hay que tener en cuenta que no hay que exagerar con el juego, ya que más de un perro podría hacerse daño sin querer ante el excesivo entusiasmo.
«Hay que entrenar entre tres a cuatro minutos y después hacer una pausa de unos 15 minutos o seguir paseando», recomienda Stens. Además hay que llevar siempre agua, para poder calmar la sed de la mascota después de tanto deporte.