(dpa) – Ascender rápidamente dentro de la escala profesional suele ser un proceso extenuante y, cuanto más alto se sube, más bajo se puede caer. Este es el concepto clásico de «hacer carrera»: más alto, más rápido y más lejos.
Sin embargo: «Este concepto de carrera ya no existe hoy en día en esta forma», comenta Claudia Sorg-Barth, presidenta de la Asociación Alemana de Orientación Profesional.
En su opinión, la carrera profesional es ahora algo que se evalúa e interpreta de manera individual, y no siempre va de la mano de la responsabilidad directiva.
También cuenta sobre qué se trabaja
El profesor Tim Hagemann, de la Universidad de Ciencias Aplicadas Diakonie de Bielefeld, ha observado una tendencia similar.
«La tendencia no es siempre ascender en la carrera profesional, sino plantearse la adaptación del trabajo a las personas y a sus diferentes situaciones de vida», explica el experto en psicología laboral.
Esto es importante, detalla, porque hoy en día la cuestión crucial ya no es, por ejemplo, qué religión profesa, sino a qué se dedica. «En este sentido, para muchas personas es decisivo sentir que están en el lugar correcto profesionalmente y estar satisfechas», afirma Hagemann.
Y, de hecho, cada vez se observa con más frecuencia que personas en puestos directivos renuncian a sus cargos o incluso bajan de categoría, y, por ejemplo, se implican más en trabajos significativos, agrega.
Pero, ¿cómo funciona esto sin perder la simpatía de los directivos?
Mediante una comunicación abierta. «Es importante entablar un diálogo y comunicar desde el principio que quizá no se considere apto para tener personal a su cargo y que preferiría hacer sugerencias en materia de contenidos», dice Hagemann.
«O que uno está muy contento en su puesto actual». Se aplica lo siguiente: cuanto más específico sea uno sobre lo que realmente quiere, mejor.
No rechace los ascensos de forma generalizada
Sin embargo, Claudia Sorg-Barth sabe que esto no le resulta fácil a todo el mundo: «A algunas personas les resulta difícil. Están insatisfechas pero no saben exactamente adónde quieren ir».
Hablar con el empleador puede ayudar. O recurrir a una perspectiva externa: asesoramiento profesional, análisis de potencial, coaching. Hay tres preguntas fundamentales: ¿Qué quiero? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué necesito?
Al fin y al cabo, las carreras no se definen solo en blanco o negro. «Por ejemplo, puede darse que alguien diga que le interesa dirigir y pueda hacerlo, pero que no quiera asumir un puesto directivo internacional», dice Sorg-Barth. «Entonces puede entablar un diálogo con el empleador». ¿Pero rechazar o aceptar un ascenso de forma generalizada? No suele ser una buena idea.
En su lugar, la orientadora profesional recomienda analizar la oferta del empleador y reflexionar sobre ella: ¿Qué partes de ella se pueden moldear? «Por regla general, todo empleador ha pensado en algo cuando hace una oferta. Por eso siempre aconsejo darse tiempo para pensar y averiguar qué le atrae del nuevo puesto».
Exponga sus propios objetivos y deseos
¿Y si se decide a no aceptar el nuevo reto? En este caso, Tim Hagemann recomienda tener cuidado de no encasillarse. «Puede existir el peligro de ser etiquetado rápidamente como la persona que no tiene interés en avanzar».
Para evitar que esto ocurra, uno debe hablar con claridad y sin ambigüedades sobre los motivos que le han llevado a tomar esta decisión. ¿Renunciar al puesto directivo es una decisión temporal o general? ¿Quiere acumular competencias primero?
«Un directivo solo puede ver lo que yo le digo y no puede leer mi mente», dice Hagemann.
La situación es similar cuando se trata de preguntas sobre las propias perspectivas de futuro, que a los empresarios les gusta hacer de vez en cuando. Por ejemplo, en las entrevistas de trabajo o en las evaluaciones anuales. Pero también cuando se trata de ascensos reales.
«En primer lugar, es una oferta, algo positivo. Pero creo que también es legítimo decir que uno no quiere ciertos puestos o jerarquías», expone Hagemann. «No hay que ser tímido al respecto», agrega.
Sea cual sea el contenido, Claudia Sorg-Barth también cree que es importante responder a la pregunta sobre el propio futuro de la forma más concreta posible. «Cuando se trata de hacer realidad los propios sueños profesionales, no depende solo del empleador», dice la consultora.
Más bien, considera, es importante asumir la responsabilidad personal y ser proactivo en lo que respecta al desarrollo profesional, así como expresar claramente los propios objetivos en el marco adecuado.
Por Anke Dankers (dpa)