(dpa) – Durante una hora y media el jeep recorre una carretera plagada de baches a orillas del océano Índico hasta que se para ante a una barrera. Allí, un par de soldados, que han apoyado sus viejos fusiles junto a la desvencijada garita, juegan alegremente a las cartas en una pequeña mesa. A cambio de una pequeña propina levantan la barrera.
Y es así como los visitantes tienen ante sí, justo en un terreno militar, una de las costas más hermosas de todo Madagascar: la playa de Cap Miné, una estribación de la playa Ramena, considerada una de las playas más hermosas del mundo.
Los civiles son bienvenidos y a los militares apenas se los ve. Viajeros de todo el mundo rara vez ven a los uniformados en esta larga playa de fina arena.
Quien dé un paseo hasta el viejo fuerte de Cap Miné, que en la actualidad se llama Cap Andranomody, se topará con las huellas de un pasado convulso. Esta fortificación con pesados cañones fue testigo de los horrores de la guerra.
Un puerto importante durante la Segunda Guerra Mundial
Si se hace retroceder el reloj 80 años, durante la Segunda Guerra Mundial, Francia era la potencia colonial que ocupaba Cap Miné, un puerto de importancia estratégica en la punta de la bahía Diego Suárez, que en la actualidad se conoce con el nombre de Antsiranana.
Los japoneses, aliados de la Alemania nazi, habían conquistado grandes territorios en el sudeste asiático y estaban muy presentes en el océano Índico. Preocupado por el expansionismo japonés, el Reino Unido emprendió un ataque preventivo.
La violencia armada era inevitable ya que franceses e ingleses eran enemigos en la isla africana. El Ejército francés en Madagascar estaba del lado del Gobierno colaboracionista de Vichy y por lo tanto a las órdenes de Adolf Hitler. Si en territorio europeo franceses e ingleses luchaban juntos, en el océano Indico se enfrentaron de forma dura y brutal.
La Operación Ironclad
Con más de 50 barcos de guerra y apoyo masivo desde el aire, los británicos comenzaron el 5 de mayo de 1942 la «Operation Ironclad», la batalla para conquistar la isla más grande de África que fue descubierta por los portugueses a principios del siglo XVI.
A pesar de que los franceses superaban en número a los atacantes, la violencia de la operación británica hizo que solo pudieran resistir un par de días y tuvieran que marcharse al sur de la isla. En noviembre de 1942 capituló el Ejército del general Armand Léon Annet, que obedecía al Gobierno de Vichy.
Cientos de soldados perdieron allí y la vida y miles resultaron heridos. Los uniformados de un bando y del otro fueron enterrados en el cementerio para soldados de Antsiranana, cuyas tumbas cuidan tanto franceses como británicos.
En Cap Andronomody prácticamente ha desaparecido todo vestigio de la batalla de Madagascar que allí se libró y los bañistas disfrutan sobre todo de las playas de fina arena y aguas cristalinas.
Si se les pregunta a los jóvenes soldados junto a la garita si saben algo del pasado del fuerte, niegan con la cabeza mientras esbozan una sonrisa.
El norte de Madagascar
Lugares para visitar: Además de Cap Miné, también se recomienda la ciudad colonial de Antsiranana (anteriormente conocida como Diego Suárez), el parque reserva natural Ankarana y el parque nacional Montagne D’Ambre, una formación montañosa que llega hasta los 1.400 metros de altura. Asimismo también se pueden visitar algunas de las mayores plantaciones de azúcar y vainilla del país.
Cómo viajar: Desde Europa no hay vuelos directos hasta esta zona del norte del país, pero sí hay varias aerolíneas que viajan hasta la capital del país, Antananarivo. Además, hay varios cruceros por el océano Índico que hacen parada en el norte de Madagascar.
Visados: Muchos países necesitan un pasaporte y visado para una estancia que no supere los 60 días. Se puede solicitar online antes del viaje y cuesta unos 45 dólares (unos 41 euros).
Informaciones: www.madagascar-tourisme.com
Por Joachim Hauck (dpa)