(dpa) – «El infierno son los otros», la cita de Jean-Paul Sartre adquiere un nuevo significado en tiempos del coronavirus. De pronto, la mayoría de personas pasan mucho más tiempo de lo normal con sus seres queridos. Eso pone a prueba incluso la relación más fuerte, advierte la psicóloga Julia Scharnhorst.
Pero hay estrategias para superar las semanas de distanciamiento social, incluso para quienes no tienen a nadie más alrededor. A continuación, una conversación sobre las consecuencias a largo plazo del aislamiento, la importancia de implicarse en proyectos útiles y de establecer tiempos determinados en los que «permitirse» preocuparse.
Sra. Scharnhorst, mucha gente lleva semanas aislada en sus hogares. ¿Hay alguna forma de evitar que se les caiga la casa encima?
Juia Scharnhorst: No se puede evitar del todo, pero sí aliviar la situación. No se trata sólo de hacer más llevadero el tiempo en sí mismo, sino también de prevenir posibles daños posteriores. Hay estudios que indican que las consecuencias de las experiencias de aislamiento a menudo todavía se hacen sentir dos o tres años más tarde. En casos extremos, algunas personas desarrollan un trastorno de estrés postraumático con toda una gama de síntomas: irritabilidad o tristeza, agotamiento o trastorno del sueño.
¿Qué malestares genera el aislamiento?
Scharnhorst: Produce toda una serie de síntomas. En primer lugar, está el miedo a enfermarse o contagiarse, especialmente cuando alguien está realmente en cuarentena. Hay quienes temen por su futuro en términos financieros o a sufrir una escasez de suministros. Luego está la sensación de estar aislado, tal vez incluso estigmatizado en el caso de una cuarentena real. Además, al pasar mucho más tiempo de lo normal con las personas que viven bajo el mismo techo podrían surgir rencillas. A ello hay que añadir el sentimiento de aburrimiento que puede aparecer, especialmente en los niños.
La situación afecta a todo el mundo. ¿Eso la hace más llevadera?
Scharnhorst: En parte sí. Al menos mitiga el posible sentimiento de estigmatización. Sin embargo, hay una enorme diferencia entre aislarse voluntariamente y cumplir una cuarentena ordenada por el departamento de salud pública. Lo que ayuda en ambos casos es darse cuenta de que se está haciendo un acto desinteresado: yo sufro para que los demás no sufran más. Eso suele hacerlo más llevadero.
¿Qué puede hacerlo más soportable?
Scharnhorst: Una cosa está clara: cuanto más breve, mejor. En cualquier caso, lo más importante es poder estimar la duración del aislamiento. Saber que la cuarentena durará 14 días, ayuda. A este respecto, me parece muy problemático que algunas medidas se estén aplicando por un período indefinido. En esta situación, las personas necesitan información en términos generales. Por ejemplo, cualquiera que esté en cuarentena quiere saber si está infectado o no. Considero que esa cuestión debería aclararse lo antes posible.
¿Cómo mantener la salud mental?
Scharnhorst: Sobre todo ocupar activamente el tiempo y no dejar simplemente que transcurra. Hace falta una rutina, una organización. En el caso de teletrabajar, por ejemplo, hay que establecer un horario de trabajo fijo. Para los niños es recomendable aplicar un horario que establezca cuándo estudiar y hacer deberes y cuándo jugar. Y para quienes están solos es especialmente relevante no «dejarse» por completo. No hay nada malo en quedarse todo un día en pijama sin pasar por la ducha, incluso dos días, pero no más.
¿Conlleva mayores riesgos para quienes viven solos?
Scharnhorst: Depende de la persona y de la situación. Vivir solo no significa estar solo. Pero, por supuesto, es fundamental mantener el contacto con otros. Si tu abuela no puede recibir visitas, llámala con más frecuencia. Es importante que nos preguntemos quién podría estar solo. Porque a menudo la sensación de estar olvidado es mucho más estresante que el aislamiento real.
¿En qué es mejor emplear el tiempo?
Scharnhorst: Creo que tiene sentido tomar este tiempo de aislamiento forzoso como una oportunidad. Tal vez haya proyectos que siempre aplazaste: hacer limpieza general, ordenar las fotos de las vacaciones o montar una estantería. Quizá, simplemente puedas leer más y mejores libros.
En general, es importante marcarse un objetivo diario, contar con una organización del tiempo y no preocuparse demasiado. Consumir noticias sin descanso o consultar constantemente los medios sociales puede causar rápidamente pánico. Uno debe evitarlos -al menos parcialmente- si se le va de las manos. E incluso establecer tiempos delimitados en los que «permitirse» preocuparse.
Por Tobias Hanraths (dpa)