Madrid, 16 mar (dpa) – El rugby está de moda en España. Tres hechos lo demuestran: jugó sus dos últimos partidos como local ante 15.000 personas, enganchó al rey Felipe VI y ocupó la portada del diario más vendido del país tras su apabullante victoria ante Alemania.
Ese 84-10 del domingo dejó a España a un suspiro de conseguir la clasificación directa al Mundial de Japón 2019. Medio billete está ya en el bolsillo y el otro medio se lo jugará el domingo en Bruselas. Un triunfo ante Bélgica, a la que hace un año ganó 30-0, y España jugará el segundo Mundial de su historia tras el de 1999.
«Nos falta dar el último paso», señala el presidente de la Federación española, Alfonso Feijoo. Aunque si quiere que le entiendan todos sus jugadores, será mejor que también diga «Il faut franchir le dernier pas» y «We need to take the last step».
Y es que el éxito de la selección española no conoce fronteras ni idiomas. De hecho, los jugadores nacidos en España son minoría. Hay muchos franceses -varios de ellos con sangre española-, hay neozelandeses y hasta un fijiano.
La federación tiene un plan: elevar el nivel del rugby español para despertar el interés de las nuevas generaciones y hacer que el deporte crezca. Y una de las columnas que sostienen el proyecto es la nacionalización de talento extranjero.
«En el baloncesto en España pasó algo similar en los años 70 y 80, cuando empezó a crecer mucho con selecciones nacionales en las que estaban Wayne Brabender, Clifford Luyck, Chicho Sibilio o José Biriukov. Había muchos jugadores extranjeros que abrieron el camino», explica a la agencia dpa el seleccionador español, Santiago Santos.
«Y ahora el baloncesto español está exportando jugadores a la NBA. Puede tener un cierto paralelismo: aprovechándonos de ciertos jugadores que tienen sangre española en las venas, que lo sienten y que están apasionados, que lo viven con una intensidad tremenda, podemos hacer que crezca la afición, marcar un camino para que lo que hagamos dentro de 15 años sea exportar jugadores a las mejores ligas del mundo».
En el XV titular que consiguió una histórica victoria ante Rumania en febrero, el triunfo clave en el camino al Mundial, había dos españoles, un inglés, un fijiano, dos neozelandeses y nueve franceses.
A Jaime Nava, el capitán, no le gusta hablar del tema. «Eso son chorradas, este equipo se compone de personas, de seres humanos que tienen unas ganas locas y van a morir por esta camiseta», afirma a dpa el tercera línea.
«Algunos han nacido en España, otros han nacido en Francia. Hay neozelandeses, españoles, franceses, a mí me da igual de dónde sean. Hay que dejar esas tonterías y pasar esta página. Lo que está despertando es pasión y la pasión la transmiten los jugadores. Y da igual la sangre, procedencia o nacionalidad».
De lo que está convencido Nava es que la clasificación al Mundial será un espaldarazo tremendo para el rugby español. «El mundo del rugby tiene que empezar a poner los ojos en España, queremos abrir las puertas y subir un peldaño más. El rugby está viviendo un momento de crecimiento importante y cada vez hay más niños acercándose a él».
«El rugby español tiene nivel para jugar con los mejores del mundo», añade Santos, el seleccionador. «Tiene nivel para jugar con Inglaterra, Gales, Nueva Zelanda y es lo que vamos a hacer cuando vayamos al Mundial».
El premio que puede conseguir España en Bélgica es doble: además de la clasificación a Japón 2019, supondrá que el XV del León juegue el partido inaugural del torneo ante el equipo anfitrión.
Por Ignacio Encabo (dpa)