Detectar el autismo en la infancia puede resultar complicado, ya que en algunos casos no se puede reconocer tan claramente como puede ocurrir en otros trastornos, que tienen unas características más evidentes.
El autismo infantil o trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno del desarrollo, que afecta especialmente a las habilidades comunicativas y sociales de los niños que lo padecen.
Se trata de un trastorno de espectro amplio, lo que implica que los síntomas varían en gran medida de una persona a otra, por lo que resulta muy complicado tener una definición clara de lo que es el autismo. Además, hay diferentes grados de autismo y diferentes tipos, por lo que dependiendo del caso concreto, el niño puede tener habilidades sociales y comunicativas más altas o más bajas, según su capacidad intelectual y otros aspectos.
Las causas del autismo no se saben aún con certeza, aunque se sabe que ya se nace con autismo y que el estilo educativo de los padres no tiene nada que ver en el desarrollo de la discapacidad.
En cuanto a los síntomas del autismo, hay algunos aspectos que se presentan con mayor asiduidad en los niños con TEA. En primer lugar, no reconocen la existencia de los sentimientos en las demás personas, no tienen capacidad de imitación y no practican el juego social, como lo haría un niño. El lenguaje y las habilidades de comunicación también se ven afectadas. Por ejemplo, no emplean las vías de comunicación adecuadas, no utilizan ni el lenguaje verbal ni el lenguaje no verbal con normalidad y se da una marcada afectación en la emisión del lenguaje. Por otro lado, muestran unos intereses muy marcados y limitados, una desmedida insistencia en seguir una serie de rutinas muy detalladas en su día a día y un gran interés en objetos de su entorno.
Debido a todas estas características que los niños pueden presentar en mayor o menor medida, es necesario saber cómo trabajar con niños autistas de forma adecuada, tanto en casa como en la escuela. Es importante, por ejemplo, ser paciente y positivo con los niños que presentan autismo e indicarles cuando hacen algún progreso, indicando lo que queremos que haga y no lo que no haga, evitando reproches y amenazas. Cuando queremos que el niño realice alguna actividad, es conveniente indicarle claramente y paso por paso lo que ha de hacer y explicarle las razones por las que queremos que lo haga. Hay que usar un lenguaje claro y sencillo y dar una información adecuada.