Categoría: Gastronomía

  • Pequeño manjar mediterráneo: mezze combina sociabilidad y disfrute

    Pequeño manjar mediterráneo: mezze combina sociabilidad y disfrute

    (dpa) – Quienes disfrutan los mezzes, tal vez se preguntan en qué se diferencian estos de las tapas o los antipasti. Antes que nada, en la variedad de estos pequeños platos, que -a diferencia de los antipasti- no suelen tomarse como aperitivos, sino que frecuentemente constituyen una comida en sí misma.

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    Las especias más importantes para los platos mezze son el comino, los copos de guindilla y una mezcla de curry. Foto: Sandra Eckhardt/DK Verlag/dpa

    «Mezze significa algo así como pequeños manjares», dice el bloguero Orhan Tançgil. «El número de mezzes en la cocina turca es enorme. En 2010 hubo un intento de récord en el que se contabilizaron más de 1.515 mezzes diferentes. Ninguna otra cocina puede hacerlo», asevera.

    La razón es que el Imperio Otomano se extendía desde los Balcanes hasta el sudeste de Europa, la Península Arábiga y sobre amplias regiones del norte de África, y eso durante siglos. Estas diferentes culturas culinarias se reflejan en la diversidad y amplitud de los platos.

    Orhan y Orkide Tançgil dirigen la marca «Koch Dich Türkisch» (Cocínate al estilo turco) en la ciudad alemana de Düsseldorf. En su blog, en videos de recetas y en una escuela de cocina, todo gira en torno a la cocina turca. Para su libro de cocina sobre mezze «MEZEler» profundizaron más en la investigación.

    De esta manera, descubrieron que la tradición de los mezzes está fuertemente anclada en la cultura culinaria turca. El gran número de pequeños platos fue además una buena base para una cultura centenaria de la bebida, con el raki como bebida nacional, que se toma durante la comida y no después.

    Este aguardiente de anís claro, un aguardiente de uva de doble destilación, tiene una graduación alcohólica superior al 40 por ciento.

    «Una de las razones de la gran variedad de mezze era que se puede disfrutar más del raki en las tablas de los meyhanes (tabernas donde se sirve alcohol) sin estar borracho, pero de tal forma que se tiene un cierto nivel de embriaguez», afirma Orhan Tançgil. Perfecto para una conversación estimulante e inspiradora en la mesa.

    Como el expendio de alcohol se autorizaba solo a los no musulmanes, los meyhanes, por lo general, eran operados mayormente por compatriotas de origen griego y armenio, por lo que la influencia de estas cocinas es grande.

    A quienes se les haya abierto el apetito, los Tançgil les recomiendan arrancar con el clásico mezze haydari, una crema de yogur y queso.

    «Es muy fácil de hacer. Todo lo que se necesita es yogur deshidratado y queso blanco triturado, que se sazona con eneldo fresco, ajo, sal y aceite de oliva». Puede realzar este dip con pimientos asados o zanahorias ralladas rehogadas en aceite de oliva.

    Otra propuesta es piyaz, una ensalada ligera y fresca de judías blancas con cebollas y perejil, que se aromatiza con aceite de oliva, zumo de limón y zumaque, una especia popular de la cocina oriental.

    Idealmente, una tabla de mezze para cuatro personas se compone de unos 12 platos, a los que suma pan fresco horneado, diferentes dips, ensaladas frescas y platos calientes.

    «Mezze no solamente es ingesta de alimentos», asegura el estelar cocinero de televisión Ali Güngörmüs. «Se trata de una cultura, una actitud de vida. Uno se alegra de compartir con la familia y con amigos, uno se toma el tiempo y celebra la diversidad de la comida durante varias horas», explica.

    Cada uno de los platos que integran el mezze se coloca en el centro de la mesa para compartir, de modo que el anfitrión también tenga tiempo para socializar.

    Justamente esa es la mecánica en su restaurante Pera Meze en Múnich, donde Güngörmüs sirve exclusivamente mezze vegetariano a sus comensales.

    El restaurante fue bautizado con el nombre de su barrio favorito en Estambul: «Aquí el origen y la religión no desempeñan ningún papel, la gente es abierta y liberal. Eso me fascinó, comparto esta postura y eso también lo subraya la diversidad desplegada sobre la mesa», precisa Ali Güngörmüs.

    Y cuál es el mezze preferido de Güngörmüs? Suena muy sencillo: Melón dulce con queso feta. Pero, cuando uno lo contempla más de cerca, así como también las otras recetas comprendidas en su libro, queda bien clara la mano del cocinero estelar: muchos clásicos son reinterpretados en una versión moderna.

    Ali Güngörmüs empapa los melones dulces en raki, vinagre balsámico blanco, ralladura de limón y aceite de oliva, y marina el queso feta en miel y hojas de tomillo fresco. ¡Una auténtica explosión de sabor!

    Los demás platos -como el yogur de remolacha colorada, la ensalada de apio y dátiles o las cebollas rellenas de patata- también se conforman principalmente con ingredientes estándar.

    No obstante, el amante de las especias tiene un consejo sobre las tres especias que hay que tener en casa para preparar el mezze turco: «Yo diría que comino, copos de chile o pimienta de cayena para aportar algo de picante a un plato, y una mezcla de curry».

    Por Julia Uehren (dpa)

  • Bombones caseros: La dulce tentación

    Bombones caseros: La dulce tentación

    (dpa) – Cubiertos con baño de chocolate y muchas veces decorados con mucho arte: los bombones son la tentación dulce. Estas delicias en pequeño formato se pueden comprar…, pero también se pueden hacer en casa, sin mucho esfuerzo.

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    Los bombones de chocolate caseros se pueden decorar uno por uno de forma diferenciada. Foto: Ulrike Schmid & Sabine Mader/Fotos mit Geschmack/Gräfe und Unzer/dpa

    No hace falta mucha experiencia, pero sí son necesarias otras cosas: «Mucho tiempo, muchas ganas y buenos ingredientes«, dice la pastelera Kerstin Spehr desde Múnich, Alemania. ¿Y los utensilios para fabricar bombones? Quien quiera, puede utilizar moldes de plástico duro o de silicona y verter en ellos la masa de los bombones.

    También se pueden adquirir en las tiendas especializadas cuerpos huecos, es decir, bolas de chocolate con una pequeña apertura, por la que se puede introducir el relleno que se desee, y que se pueden luego decorar como más le guste. Pero ni los moldes ni las bolas de chocolate son necesarias.

    Son necesarios un tenedor para bombones y un termómetro

    Para empezar, basta una olla, una fuente y un batidor. «Además, pequeños tenedores para bombones y un termómetro», explica el repostero Matthias Ludwigs.

    Con estos tenedores especiales es posible sumergir los bombones o las trufas en chocolate o cubrirlos con un baño de chocolate. Un termómetro es necesario para medir la temperatura del baño (cobertura) o del chocolate. «La temperatura correcta es importante. Después de todo, el aspecto de los bombones no debería verse alterado con manchas blancas», señala Ludwigs.

    El atemperado perfecto del baño o del chocolate se logra así: primero se colocan aproximadamente dos tercios del total en una fuente; esa masa de chocolate se derrite luego totalmente sobre una hornalla a baño María. Allí debería tener 45 grados de temperatura. Ni bien este sea el caso, hay que retirar la fuente del baño María. Ahora se le añade el último tercio del chocolate, idealmente picado bien fino.

    Se revuelve todo hasta que todos los trozos de chocolate estén disueltos. «Ahora, otra vez es decisiva la temperatura correcta», explica Ludwigs. El chocolate semiamargo debería tener 31 grados, el chocolate con leche, 30, y el chocolate blanco, 29. En caso de ser necesario, se lo puede calentar otra vez a baño María revolviendo constantemente hasta que alcance la temperatura exacta.

    ¿Ganas de bombones? Aquí van cinco recetas:

    Crocantes de chocolate

    De acuerdo con la receta de Spehr, se caramelizan 60 gramos de nueces con 40 gramos de azúcar en una sartén sobre una hornalla. Tras enfriarlas, picar las nueces, pero no demasiado. Ahora, atemperar un baño de chocolate oscuro (200 gramos) y mezclarlo con 60 gramos de copos de maíz y las nueces. Hacer pequeños montoncitos sobre papel de hornear con dos cucharas de té.

    Crocante blando

    Para esta receta de Ludwigs, hay que derretir 80 gramos de azúcar en una pequeña olla hasta que tome un color amarillo claro. Retirar la olla de la hornalla y añadir y mezclar 20 gramos de masa de mazapán, 30 gramos de mantequilla y chocolate de cobertura oscuro picado fino, así como 25 gramos de crema (nata). Dejar que alcance la ebullición, retirar de la hornalla y añadir 70 gramos de almendras picadas y tostadas.

    Colocar la masa caliente sobre papel de hornear y «limitarla», por ejemplo, con un molde para pasteles, para que no se derrame. La masa debería tener aproximadamente un centímetro de alto. Ahora cubrir la masa con papel de hornear y dejar enfriar, preferentemente durante toda una noche.

    Cortar este crocante enfriado con un cuchillo en la forma deseada. Cubrir los diferentes trozos con baño de chocolate atemperado (unos 200 gramos) con ayuda de tenedores para bombones y dejarlos sobre papel de hornear. Colocar encima almendras tostadas (necesita unas 30) y dejar que se seque la cobertura.

    Bombones de cumarú

    Para esto, Spehr propone la siguiente receta: comprar unas 30 bolas de chocolate para rellenar. Luego, llevar a ebullición 65 gramos de crema (nata), rallar aproximadamente un cuarto de un haba tonka (cumarú) sobre ella, mezclar y verter la masa sobre 80 gramos de baño de chocolate con leche picado. Mezclar hasta que tenga una consistencia uniforme y finalmente agregar 10 gramos de mantequilla blanda. Rellenar las bolas de chocolate con esta masa y cerrar tras aproximadamente seis horas bañándolas con 200 gramos de cobertura de chocolate con leche.

    Bombones de mazapán con sésamo negro

    En esta receta de Ludwigs se deshacen 200 gramos de masa de mazapán en pequeños trozos y se amasa todo con 20 gramos de pasta de sésamo. Si queda muy pegajosa, se agrega algo de azúcar impalpable. Se hacen rollos con la masa lista y se cortan en veinte trozos, que luego se convierten en bolas.

    Atemperar 100 gramos de cobertura oscura a 35 grados. Verter un poco de cobertura en la palma de la mano y con ella se cubren ligeramente entre dos y tres bolas cada vez. Colocar sobre papel de hornear y espolvorear las bolas con semillas de sésamo.

    Trufas de romero

    Esta receta de Ludwigs es así: llevar a ebullición 130 gramos de miel con las hojas de una rama de romero. Dejar reposar la masa al menos diez minutos. Calentar otra vez y verterla a través de un colador sobre 90 gramos de baño de chocolate oscuro picado finamente. Dejar dos minutos para que el calor de la cobertura se expanda y luego mezclar. Añadir 20 gramos de mantequilla tibia y colocar todo sobre papel de hornear. Dejar entre 30 y 60 minutos en la nevera.

    La masa debería estar firme pero no dura, de manera que luego se puedan sacar pequeñas porciones con una cuchara de té. Estas se transforman con los dedos en la forma deseada y se enfrían otra vez. Disolver 100 gramos de cobertura oscura y atemperar a 35 grados.

    Cubrir los dedos con ella y hacer rodar por ellos dos a tres trufas, hasta que estén completamente cubiertas con la cobertura. Preparar 50 gramos de cacao. Hacer rodar las trufas en el cacao y luego dejar endurecer la cobertura. Guardar en un envase bien cerrado y en un lugar fresco.

    Por Sabine Meuter (dpa)

  • Mantecados y polvorones, la dulce tradición al alcance de un clic

    Mantecados y polvorones, la dulce tradición al alcance de un clic

    NavidadLa Navidad es la temporada perfecta para las reuniones familiares, los festines y las comilonas. En las mesas y sobremesas españolas abundan los postres, esos que, a lo largo de los años, forman parte de la tradición y evocan la magia de la época, prueba de ellos son los mantecados y polvorones.

    Sin importar las preferencias, gracias a la digitalización ahora es posible disfrutar ambos sabores sin salir de casa. En la tienda online de La Fortaleza, espera el más extenso catálogo de opciones para elegir.

    Desde su apertura en 1928 en Estepa –lugar de origen de estos deliciosos dulces clásicos de la Navidad– la fábrica se distingue por la producción y comercialización de una amplia variedad de mantecados y polvorones, paseándose desde los clásicos, hasta las últimas innovaciones que marcan tendencia en el mercado.

    El origen de la más deliciosa tradición

    Los mantecados y polvorones son dos postres navideños que, si bien tienen diferencias, comparten origen en la comunidad andaluza de Estepa. Su tradición e historia lleva directo al siglo XVI cuando, a consecuencia del incremento de las matanzas de cerdos, abundaba la manteca de cerdo.

    Asimismo, para aquel entonces en el pueblo sevillano hubo un exceso de producción en la cosecha de trigo. Y así, ante la necesidad de aprovechar ambos ingredientes, surgieron estos manjares propios de la Navidad.

    De acuerdo al archivo del convento de Santa Clara fundado en 1599, las monjas encargaban fanegas de cacao, arrobas de azúcar y libras de canela, por lo que algunos historiadores les atribuyen su origen.

    Sin embargo, Micaela Ruiz es la autora de estas delicias. Mejor conocida como la Colchona, esta pueblerina supo aprovechar la manteca del animal sobrante para preparar deliciosos dulces que su marido comercializaba en otras localidades.

    Un negocio de rápida expansión

    Gracias al desempeño del marido de La Colchona como corsario y la evidente calidad del producto, los mantecados y polvorones se convirtieron en los favoritos de todos.

    La alta demanda condujo a la contratación de hasta 120 obradores. En la actualidad, en Estepas existen alrededor de 22 fábricas locales, la de los herederos de Micaela es la más antigua.

    Ahora bien, en el proceso de producción de estos dulces existe otro personaje trascendental: Antonio González Fuentes. El Maestro Coches, fue el encargado de desarrollar la maquinaria que permitió la automatización del proceso.

    ¿Dónde encontrar los mejores polvorones y mantecados de España?

    En Estepa se producen alrededor de 800 millones de unidades de polvorones y mantecados de la mejor calidad. La Fortaleza figura entre las fábricas de mayor trayectoria. Aunque la empresa nace con el objetivo de producir chocolates, sus constantes renovaciones permiten estar a la vanguardia del sector.

    La Fortaleza apuesta por un proceso semi automatizado bajo el máximo control de su personal, desde el obrador, pasando por las líneas de horneado y acondicionado, hasta el empaquetado y almacenamiento. La innovación está al servicio de la tradición para garantizar la homogeneidad de todos nuestros productos.

    Calidad y exclusividad

    La producción sigue un proceso semiautomatizado que cumple los más elevados estándares de calidad. La homogeneidad de los productos es su punto fuerte, cada etapa de la fabricación es controlada a fin de garantizar la satisfacción del consumidor directo, los minoristas o compradores al por mayor.

    Además de la amplia selección de productos que reúne en su distintivo catálogo, ofrece la oportunidad de disfrutar presentaciones especiales para regalar en Navidad.

    ¿Cuál es la diferencia real entre ambos dulces?

    Aunque comparten protagonismo como son dulces típicos de la época navideña, se diferencian en su preparación e ingredientes. Mientras los mantecados incluyen huevo, azúcar en granillo y harinas de trigo y almendra sin tostar, los polvorones prescinden del huevo e incorpora las harinas tostadas y azúcar glas.

    De acuerdo a estos ingredientes base, los polvorones se distinguen por su textura típica y poco horneado. Sólo con tocarlos se desmenuzan, por lo que siempre van envueltos en papel y llevan menos cantidad de harinas.

    La manteca de cerdo ibérico no falta en ninguna de las preparaciones; sin embargo, sí existen versiones de mantecados que no llevan almendras, otro punto diferencial respecto a los polvorones.

    Texturas y formas

    Evidentemente la textura de los mantecados es más compacta y consistente, mientras que la forma es responda y, en su mayoría, son cubiertos de sésamo y ajonjolí, contrario a los polvorones que se deshacen rápidamente, son ovalados y se cubren en azúcar glas.

    La variedad de sabores también marca la diferencia. En el mercado tiende a existir mayor variedad de mantecados –desde los tradicionales hasta sabor a coco, cacao, limón y cubiertos de chocolate– aunque en La Fortaleza es sencillo encontrar diversidad de polvorones, sólo que en menor medida.

    Respecto al empacado, degustar cada polvorón requiere retirar la envoltura en papel de seda, generalmente hecha a mano, nada parecido a la presentación del mantecado que incorpora un diseño alusivo a su sabor.