Nigeria: la joven generación que siente el fútbol como una fiesta

San Petersburgo, 25 jun (dpa) – Si el fútbol debe ser una fiesta, el seleccionado de Nigeria lo puede certificar: sienten los partidos como una bendición y bailan cuando marcan un gol. Lejos de intimidarse por enfrentar un partido decisivo ante Argentina en el Mundial de Rusia, la nueva generación de las «Súper Águilas» tiene talento y atrevimiento para dar el golpe en San Petersburgo.

En franco contraste con las tensiones y caras largas que se perciben en la selección argentina a un día del crucial duelo por la clasificación a octavos de final, Nigeria parece evocar el talento y la audacia de la «Generación Dorada» de 1996 que frustró a la «Albiceleste» en la final olímpica de Atlanta.

Las figuras de Jay Jay Okocha, Kanu, Amunike y compañía de hace dos décadas son hoy representadas por Alex Iwobi, Kelechi Iheanacho y Ahmed Musa, el equipo más joven de Rusia 2018 con un promedio de 25 años.

Las raíces inclusive llegan a ser familiares. Iwobi, volante del Arsenal, recibió la mejor herencia: acuñó el fútbol desde bebé gracias a la experiencia de su tío, Okocha, puntal de Nigeria en el Mundial 1994 y campeona olímpica dos años más tarde.

Sus estilos son similares: toques de calidad que despiertan aplausos en las gradas de los estadios de la Premier League inglesa. Iwobi también sabe lo que es ganarle a Argentina: en el amistoso de noviembre pasado en Krasnodar, anotó dos goles en la victoria 4-2 de las “Súper Águilas”.

«Estamos con mucha confianza y motivación, especialmente después de ganar a Islandia, esperamos un buen resultado ante Argentina también», comentó el volante, de 22 años.

Su compañero Iheanacho es visto como el nuevo Kanu: nacieron en el mismo estado y es un goleador nato como el ex Arsenal. Pero a Iheanacho le costó mucho llegar al profesionalismo: se puede decir que es un jugador formado en los «potreros», donde solía jugar al fútbol con balones hechos con medias dobladas que apenas si podían rodar en los campos farragosos de Imo (sudoeste de Nigeria), donde las botas y balones de cuero estaban solo reservados para la imaginación.

«Nací en una especie de gueto, muy difícil para un niño. Mi familia no podía comprarme un balón, así que usábamos cualquier cosa que encontráramos en la calle con mis amigos: un par de medias o inclusive con un globo», contó Iheanacho a «The Players Tribune».

Nacido en el mismo año 1996, pero con cinco meses de diferencia, Iwobi, en cambio, tuvo una infancia menos dura al ser reclutado de niño por la academia del Arsenal tras emigrar a los cuatro años al Reino Unido, refugio de varios jugadores del seleccionado actual (cinco juegan en la Premier).

El «viaje» de Iheanacho a Inglaterra comenzó, de alguna manera, en el Mundial Sub 17 de 2013, donde Nigeria se coronó campeón y el delantero fue elegido mejor jugador. Los busca-talentos de clubes europeos se fueron de Emiratos Árabes Unidos con la idea de incorporar al potente delantero 17 años.

Su compañero Iwobi, curiosamente, no formó parte de ese plantel nigeriano porque en esa época representaba a los seleccionados menores de Inglaterra. Pero luego de cumplir los 18, cuando el legendario entrenador del Arsenal Arsene Wenger lo llenaba de elogios, la Federación nigeriana llegó a un acuerdo con la inglesa y Iwobi decidió seguir los pasos de su tío Okocha con la camiseta verde.

Iheanacho llegó al Manchester City en 2015. Tras dos buenas temporadas con Manuel Pellegrini en el cargo, la llegada de Josep Guardiola y la contratación de delanteros caros y de mayor renombre lo obligaron a mudarse al Leicester, campeón de 2017, a cambio de 30 millones de euros.

Nominado esta temporada entre los mejores del año (Mohamed Salah, del Liverpool, ganó el premio), Iheanacho marcó de tiro libre en el amistoso ante Argentina y fue titular en la victoria ante Islandia, que puso a las «Súper Águilas» a un empate de los octavos de final.

Musa, en tanto, es un verdadero verdugo de Argentina. No tuvo una buena temporada en el Leicester y fue cedido, en enero, al CSKA de Moscú para tener continuidad. Y vaya si llegó confiado: fue la carta de gol de Nigeria ante Islandia y ahora es un puesto fijo para Rohr en el once inicial.

«Estamos enfocados en nuestro juego, no pensamos en la derrota de Argentina», dijo Musa, que le marcó a Argentina en el Mundial 2014 dos goles y en un amistoso que Nigeria venció 4-1 a la «Albiceleste», en 2011.

El regate y los pases filtrados de Iwobi, más la potencia de Iheanacho y los goles de Musa hacen revivir la era dorada del fútbol nigeriano con Kanu, Okocha y compañía.

Si llegan a dar el golpe el martes en el estadio Krestovski, habrá celebración y baile, costumbres de un fútbol nigeriano que pese al paso de las generaciones, siempre hace del fútbol una fiesta.

Por Santiago Peluffo Soneyra (dpa)