Kazán (Rusia), 29 jun (dpa) – De posible dupla estelar en el Barcelona a rivales enfrentados por ver quién continuará en el Mundial: Lionel Messi y Antoine Griezmann chocarán mañana en el Kazan Arena por una plaza en los cuartos de final.
Y lo harán vestidos con las camisetas de Argentina y Francia, manteniendo los viejos escudos de sus clubs, apenas dos semanas después de que el astro galo sorprendiera al anunciar que no jugaría en el Barcelona junto al cinco veces Balón de Oro la próxima temporada.
«Estaréis hartitos por los comentarios que dicen si me voy, si me quedo, cuánto me dan… Pero la verdad es la que voy a decir ahora: he decidido quedarme», comunicó Griezmann su continuidad en el Atlético de Madrid, en pleno Mundial, a través de un documental rodado hace tiempo.
La sorpresa fue mayúscula; incluso para la dirigencia del Barcelona, que estaba segura de haber convencido a la estrella del Atlético para que se uniera a Messi y los suyos.
Entre otras cosas, porque el crack del Barcelona se había implicado personalmente en la «operación fichaje» y le había abierto la puerta del vestuario catalán de par en par.
«Gustar es obvio que me gusta. Es uno de los mejores ahora mismo», afirmó Messi tras el último partido de la Liga española, preguntado por la posible llegada de Griezmann al equipo dirigido por Ernesto Valverde.
«No sé si hay algo, pero nosotros estamos encantados de que vengan los mejores y Griezmann es uno de los mejores», continuó el «10» argentino, tras meses en los que la prensa española dio por hecho que el «7» galo acabaría fichando por el club catalán.
La inesperada marcha del brasileño Neymar al Paris Saint-Germain y el nuevo fiasco del Barcelona en la Liga de Campeones europea, además, habían evidenciado la necesidad de que los azulgrana se reforzaran con un futbolista de calidad contrastada.
Lo es Griezmann, tras cuatro temporadas liderando al Atlético en una de sus etapas más exitosas: además de discutir a Barcelona y Real Madrid la Liga española, los rojiblancos alcanzaron una final -perdida frente al Real Madrid- de Champions y conquistaron la Liga Europa la pasada campaña.
«Siempre lo dije. Con los buenos jugadores es fácil entenderte y Griezmann es uno de los grandes jugadores que está pasando por un momento de su carrera excepcional. Después, ya verá el técnico cómo lo acomoda todo, pero obviamente es un jugadorazo y nos entenderíamos», insistió Messi, ya concentrado con la «Albiceleste» para el Mundial de Rusia, en una entrevista concedida al diario catalán «Mundo Deportivo».
Aunque «no al cien por ciento», por entonces, inicios de junio, la estrella azulgrana parecía convencida de que Griezmann cambiaría su entorno argentino-uruguayo del Atlético por el del Barcelona.
El propio Messi y el «charrúa» Luis Suárez serían para el delantero francés aliados de lujo en un equipo que, como siempre, aspiraría a todo y los garantes de que en la capital catalana no le faltarían ni el mate ni la cumbia uruguaya que siempre lo acompañan.
Griezmann, entretanto, guardaba silencio. Jugaba al gato y al ratón y alimentaba el serial, mientras sus representantes negociaban, con Barcelona y Atlético, un mejor contrato.
En la concentración de Francia para el Mundial, el referente galo anunció y pospuso su «decisión» en varias ocasiones.
«Lo siento mucho, sé que hay mucha espera, pero no hoy no es el día», se excusó Griezmann un par de días antes de que el balón echase a rodar en Moscú.
Con la criticada complicidad del azulgrana Gerard Piqué, cuya productora audiovisual produjo el documental «La decisión», el galo la comunicó un par de días más tarde: seguiría siendo rojiblanco.
Los madrileños habían mejorado sustancialmente su contrato -cobrará unos 20 millones de euros, como el portugués del Real Madrid Cristiano Ronaldo-, al tiempo que llegaban a un acuerdo con el francés Thomas Lemar para reforzar el equipo dirigido por el argentino Diego Simeone.
Mañana, en el Arena de Kazán, y después de una primera fase de Mundial en la que ni Messi ni Griezmann brillaron a la altura que se esperaba e incluso fueron criticados por su bajo nivel, los dos astros que pudieron jugar juntos en el Camp Nou volverán a enfrentarse en un esperadísimo choque de octavos mundialistas sin vuelta atrás.
Por Noelia Román (dpa)