Barcelona, 28 abr (dpa) – Son abogadas, diseñadoras, profesionales liberales o desempleadas; las une el ciclismo amateur y un objetivo común a partir del próximo domingo: convertirse en el primer equipo femenino español que concluye la Titan Desert, una de las carreras de resistencia ciclista más duras del mundo.
«Yo soy una novata, apenas llevo tres años haciendo esto, pero la Titan es la meta de todo ciclista BTT y desde el inicio pensé que algún día llegaría el momento de poder correrla», señaló a dpa Marta Camprubí, una de las 30 mujeres que integrarán el equipo Doménica.
«Pero ir sola a la Titan es muy difícil y este grupo nos abrió muchas puertas», añadió en alusión a la firma barcelonesa que decidió apostar por las féminas y lanzar el reto.
Camprubí es diseñadora gráfica, tiene 25 años y, como sus 29 compañeras, se embarcará por primera vez en una aventura de semejante tamaño.
Durante seis días, quienes disputen la decimotercera edición de la Titan recorrerán 600 kilómetros por las montañas y el desierto marroquí, y afrontarán un par de etapas de alta montaña que los organizadores anuncian «muy duras».
«La primera etapa de alta montaña será una de las más duras en la historia de la Titan, con más de 100 kilómetros de distancia y 2.000 metros de desnivel positivo», adelantó Manuel Tajada, director técnico de la carrera, en su presentación en Barcelona.
«Estoy muy contento de cómo ha quedado el recorrido y de que, en esta edición, gracias a este equipo y a otras muchas chicas que se han animado, hemos multiplicado la presencia femenina por tres», continuó el responsable técnico de esta carrera que, al estilo del Rally Dakar, cuenta con recorridos muy poco señalizados.
La orientación, sin embargo, no es la principal dificultad de la prueba, que disputaron ex ciclistas como Claudio Chiappucci, Laurent Jalabert, y Abraham Olano, y exige, entre otras cosas, resistencia, capacidad de sufrimiento y gestión del estrés que genera enfrentarse a lo desconocido.
«Saber trabajar en equipo es lo más complicado y lo que creo que nos costará más. El resto de cosas se puede ir adquiriendo de manera individual», aseguró a dpa Sara Carmona, la mujer que, desde el pasado mes de noviembre, lidera y dirige los entrenamientos del equipo Doménica.
«Pero estas chicas se han entrenado mucho, van preparadas y creo que, si no hay problemas mecánicos ni de salud, acabarán las 30», añadió Carmona, que incursionó en la natación y en el triatlón de manera semiprofesional y en 2016 disputó la Titan, animada por una marca deportiva.
¿Pero qué lleva a alguien que montaba en bicicleta por pura afición a dar el salto a una prueba tan exigente y extrema?
«El afán de superación y el querer aprovechar una oportunidad que, de otro modo, ni me plantearía», respondió a dpa Trini Tornero, de 45 años, y actualmente desempleada.
Y es que, más allá de la cuestión deportiva, disputar la Titan no está al alcance de cualquier bolsillo: la inscripción cuesta 3.400 euros (4.250 dólares) a cada participante.
«El dinero me frenaba un poco, pero yendo con Doménica el precio se redujo a 2.400 euros, que es una diferencia considerable», contó Tornero, que recibió el apoyo de su marido y de sus hijos para embarcarse en el desafío que Doménica, una tienda barcelonesa dedicada únicamente a las mujeres ciclistas, lanzó a través de sus redes sociales.
La respuesta fue inesperada: 225 chicas respondieron a su llamado, lo que los obligó a hacer una selección, primero de 70 y finalmente de 30, diez más del número que inicialmente habían previsto.
«Yo soy súper popular y pensé que elegirían a chicas con más nivel que el mío, pero pasé la prueba y, desde entonces, me uní a las salidas semanales que se hacían por carretera y, si podía, a las de montaña también», dijo a dpa Mónica Fernández, una abogada de 41 años.
«Entre semana, he ido a clases de spinning y, en la medida que he podido, he seguido los entrenamientos que nos indicaba Sara», agregó.
El plan de preparación de la Titan diseñado por Carmona incluyó sesiones de resistencia, de fuerza y de «core». Algunas, explicó la preparadora, tenían como objetivo «llegar al límite de estrés y aburrimiento y ver cómo podían ayudarse entre ellas a superar esas barreras».
«Cuando yo disputé la Titan, me di cuenta de la magnitud de la prueba, de lo monótono que puede ser el desierto y de la necesidad de tener una estrategia mental; hay que ir marcándose pequeños objetivos e irlos superando», destacó Carmona sobre esta durísima carrera que, en su día, también disputó Luis Enrique, ex jugador y ex entrenador del Barcelona, y gran aficionado a la bicicleta.
«Tenemos que ayudarnos unas a otras, darnos ánimos y ser optimistas», consideró Camprubí, «sin miedo, pero con respeto» hacia la prueba.
«Para mí, además del reto deportivo, hay un componente emocional: perdí a mi padre hace unos meses y él fue quien me dijo que tenía que acabar esta carrera sí o sí», concluyó, emocionada, y convencida de que así será.
Por Noelia Román (dpa)