Rafael Nadal, sin limitaciones, ¿Sin limites?

(SP)CHINA-BEIJING-TENNIS-CHINA OPEN-MEN'S SINGLES (CN)SHANGHAI/MADRID (dpa) – «Estoy jugando sin limitaciones. Soy libre cuando juego». Las palabras, pronunciadas por Rafael Nadal apenas unos días después de recuperar el número uno del mundo, eran impensables para el tenista español hace un año, cuando sufría doblemente en Mallorca, su isla natal: por no competir y por el dolor que le causaba su rodilla.

Nadal puede respirar ya aliviado, porque pese a que su articulación le sigue molestando, ya no condiciona su tenis. El español sale a la pista al cien por ciento, sin pensar en su tendón rotuliano, el que le apartó siete meses de la competición.

El nuevo número uno asegura que no tiene limitaciones. Ahora sólo queda ver dónde está su límite, porque el 2013 que protagonizó rompió todos los esquemas, incluso los de los más optimistas.

«Este es uno de los mejores años de mi carrera. Es especial estar de vuelta en la primera posición después de más de medio año sin jugar», dijo Nadal en Pekín. «Al fin y al cabo sólo es un número. Lo que me hace feliz es lo que he hecho para volver a estar ahí».

Puede sonar algo extraño, pero un tenista que no jugó el Abierto de Australia y que fue eliminado en la primera ronda de Wimbledon es el mejor de 2013 y el protagonista de una de las temporadas más sorprendentes en la historia del deporte de la raqueta.

Nadal, de 27 años, cambió las lesiones y las dudas por títulos, por confianza, por dos nuevos Grand Slam y por el número uno del mundo. El español levantó diez trofeos en 2013 y jugó 14 finales desde que volviera a la competición en febrero en el balneario chileno de Viña del Mar.

Aquel 6 de febrero de 2013 puso fin a 224 días de calvario. Entonces número cinco del mundo, Nadal ganó al argentino Federico Delbonis en su primer partido oficial desde la segunda ronda de Wimbledon 2012. El español se mostró lento de piernas sobre la arcilla chilena y cayó en la final, pero tardaría poco en esprintar hacia el número uno.

Nadal conquistó los torneos de Sao Paulo y Acapulco y sorprendió a todos en Indian Wells levantando su primer título sobre cancha dura desde Tokio 2010. Después cayó en la final de Montecarlo con el serbio Novak Djokovic y ganó Barcelona, Madrid y Roma antes de su primer gran test, Roland Garros.

Sobre la arcilla parisina superó con un sobresaliente la reválida. Ganó a Djokovic en una semifinal memorable y arrasó a David Ferrer en la final para convertirse en el primer tenista de la historia en ganar ocho veces el mismo Grand Slam. «¿Puedo ser número uno? Si estoy sano y sigo a este nivel, puedo ser número uno. ¿Puedo no serlo? Sí, así de claro», dijo Nadal, que perdería después en la primera ronda de Wimbledon para sorpresa del tenis mundial.

Nadal se mantuvo sano y siguió a ese nivel, por lo que el número uno se convirtió en una mera cuestión de tiempo después de ganar Montreal Cincinnati y el Abierto de Estados Unidos, quedándose a un Grand Slam de Pete Sampras y a cuatro de Roger Federer.

«Hace ocho meses parecía que no había ninguna posibilidad de ganar nada más y ahora, ¿pensar en que voy a ganar cuatro Grand Slam más?», dijo en una entrevista con dpa tras su título.

Algunos ven posible que dé caza a Federer en la clasificación histórica de grandes, pero lo que ya es una realidad es que Nadal recuperó el número uno del mundo y que lo mantendrá posiblemente varios meses, ya que no defiende puntos hasta febrero.

Ese regreso a la cima del tenis mundial combinó dolor, máquinas especiales para trabajar su físico y un intento de licuar su sangre para reinyectársela enriquecida.

«Incluso teniendo dolor muchos días, el dolor no está limitando mis movimientos. Eso es lo más importante», celebró el español en Shanghai, unos días después de avanzar a la final de Pekín y destronar a Djokovic en lo más alto del escalafón.

Según publicó el «Daily Mail», el español invirtió tiempo y dinero en alta tecnología durante su larga rehabilitación, e incluso intentó beneficiarse de la terapia de enriquecimiento de plasma sanguíneo (PRP), conocida también como «licuado» o centrifugado de la sangre.

La terapia, perfectamente legal, consiste en extraer sangre de una persona y centrifugarla para aumentar la cantidad de plaquetas y reinyectarla enriquecida. «Lo probé y realmente no me ayudó mucho. Las máquinas que tengo en casa me ayudan a estar un poco más en forma sin necesidad de correr o poner presión sobre el tendón», explicó Nadal.

El reto del español es mantenerse al más alto nivel hasta, por lo menos, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

«Durante los últimos años mucha gente dijo que no podría jugar mucho tiempo más de la manera en que lo hago», recordó el español, oro en Pekín 2008. «Pero aquí estoy nuevamente, a los 27 años y medio. Espero realmente tener la posibilidad de seguir aquí por muchos años más», dijo Nadal, dejando que sus límites los ponga el tiempo.

Por Bill Scott e Ignacio Encabo