
(dpa) – En pocos años, el smartphone ha penetrado en todos los ámbitos de la vida, incluido en el laboral. A menudo, la frontera entre el trabajo y la vida privada es borrosa. No sólo porque muchas veces el jefe escribe un correo electrónico o un mensaje después de la jornada laboral, sino porque también los empleados miran sus teléfonos móviles durante las horas de trabajo.
¿Qué es lo que realmente habla en contra de este comportamiento?
«Esta fragmentación de la vida cotidiana no es productiva», destaca Christian Montag. El psicólogo germano investiga sobre esta temática en la Universidad de Ulm.
«Debido a las interrupciones permanentes, el tiempo útil de trabajo se ha reducido considerablemente», sostiene. En promedio, la gente pasa alrededor de 2,5 horas al día con sus móviles, pero no por trabajo, indica. «La mayoría de las veces están en Facebook, Instagram y otros medios sociales«, dice Montag.
Estas aplicaciones pueden desencadenar el llamado trastorno «Miedo a perderse algo» o FOMO por sus siglas en inglés (Fear of missing out) en la red, señala el psicólogo.
Para que este miedo no se manifieste es conveniente organizar la jornada laboral con horas fijas de telefonía móvil.
La consultora Gabriele Thies aconseja revisar los correos electrónicos y mensajes privados sólo en ciertos momentos, por ejemplo, una vez por la mañana y otra por la tarde. «Sólo se debe responder inmediatamente si es realmente necesario, de lo contrario, es mejor dejarlo para más tarde«, opina.
Por lo general, los expertos recomiendan desactivar todas las notificaciones en el lugar de trabajo: tanto los tonos como las notificaciones push.
Es mejor colocar el teléfono sobre la mesa con la pantalla hacia abajo o dejarlo en el bolsillo. Si es posible, debe apagarse completamente, añade.
Montag aconseja además volver al viejo reloj pulsera. «Así no se enciende la pantalla todo el tiempo para ver la hora», comenta.
Thies, por su parte, recomienda utilizar más telefonía fija en el trabajo y hacer hincapié en que se puede «educar» a los posibles interlocutores.
«Se les puede pedir que se comuniquen principalmente a través del número de teléfono fijo de la empresa y del correo electrónico. De esta manera se reducen las posibilidades para enviar mensajes privados o abrir la página de Facebook u otra red social.
Según la experta en recursos humanos «a los amigos y familiares se les puede decir claramente que a menos que sea una emergencia, no deben llamar durante las horas de trabajo».
Asimismo sostiene que los «propios empleados deberían escribir el menor número de mensajes posibles, para recibir menos respuestas durante las horas de trabajo».
En Alemania, la legislación laboral también establece directrices claras sobre el tema. «Básicamente, uno está obligado a trabajar y recibe un salario por ello», indica Michael Felser. «Todo lo que hace al ámbito privado se debe canalizar durante las pausas o en casa«, enfatiza el abogado germano especializado en derecho laboral.
Naturalmente, no es igual en todos los trabajos. «Si el empleador permite o tolera el uso privado de Internet, el correo electrónico o el propio smartphone durante las horas laborales, los límites son más generosos. Sin embargo, tampoco en ese caso debería descuidarse el trabajo», afirma el letrado.
«Si el empleado viola una prohibición o chatea constantemente, el empleador puede advertirle o incluso reducir el salario durante el tiempo que el empleado estuvo ocupado con sus asuntos privados. En caso de reincidencia podría incluso ser despedido», explica Felser.
Por Verena Wolff (dpa)