Miki Núñez ya tiene hechas las maletas para Tel Aviv (Israel), sede de la 64ª edición del Festival de Eurovisión. Su objetivo: hacer bailar a los espectadores europeos y traerse a España el icónico micrófono de cristal a base de talento, carisma natural y la energía de ‘La venda’, la canción festiva y con mensaje positivo compuesta por Adrià Salas con la que competirá en la final del 18 de mayo junto a otros 25 países. RTVE seguirá de cerca al candidato español y emitirá en directo las semifinales y la gran final de un evento televisivo único que ven cada año cerca de 200 millones de espectadores en todo el mundo.
En su despedida antes de viajar a Tel Aviv, Miki ha explicado que “han sido unos meses bastante intensos, hemos ensayado mucho, hemos tenido mucha promoción, hemos estado viajando a muchos países… pero lo que nos gusta es cantar y vivir de la música, así que por muy cansado que sea ha sido muy bonito”, ha afirmado.
También ha hablado de la escenografía y de su director artístico, “Fokas Evagelinos es una persona bastante perfeccionista, estudió mucho mis movimientos en la academia para que todo fuese orgánico, y todo lo que ocurre en el escenario es así, ya lo veréis”. Sin desvelar nada, el representante de España en Eurovisión ha definido la puesta en escena con tres palabras, “grande, color y non-stop”.
Además, ha confesado que “lo único que me preocuparía es que estos meses de curro incansable no se vieran reflejados en el escenario. Lo único que quiero es volver con la cabeza bien alta muchas veces”. Sobre el resto de representantes de otros países, Miki ha señalado que “no nos vemos como rivales y eso es muy guay. Pero sí veo canciones muy potentes como la de Suecia, Italia… son las dos que más arriba veo”.
Horas antes de su viaje a Tel Aviv, Miki ha asegurado que “no llevaré amuletos, de eso se encarga mi abuela”, y ha hecho una promesa: “me tatuaré una venda si gano Eurovisión”.