Moscú, 17 jun (dpa) – Con la sorpresiva victoria de México ante Alemania, la actual campeona, en el debut de ambos en el Mundial de fútbol de Rusia, el «Tri» consiguió hoy una de las victorias más dulces en su historia. Y, de paso, puso fin a una larga maldición ante los germanos.
Con una clara mayoría mexicana en el estadio Luzhniki, en Moscú, el equipo del colombiano Juan Carlos Osorio rompió todos los pronósticos y se impuso a un conjunto alemán que no supo responder a la intensidad mexicana del primer tiempo ni pudo descifrar a un equipo más conservador en la segunda parte.
En el final del duelo, el clásico cántico del «Cielito Lindo» anunció el final y la victoria del «Tri». Los aficionados, que mostraron a lo largo del partido su mayoría sobre los alemanes, festejaron cantando al unísono la canción, que en uno de sus principales versos enuncia: «Canta y no llores».
«Lo de los muchachos fue extraordinario, el desgaste que tuvieron, la generosidad que mostraron. Lamentablemente no pudimos liquidar el duelo, pero la entrega y la determinación de competir contra el campeón del mundo nos dio un gran resultado», expresó Osorio a la televisión mexicana.
«Hoy jugamos por el amor a ganar, por la camiseta, quiero compartírselo a toda la afición mexicana, a todos los que han creído, y a los que no creyeron, seguiremos trabajando para en el futuro convencerlos», agregó el colombiano, uno de los más criticados en México por sus constantes cambios en la alineación y en la disposición del equipo.
México convirtió el único gol en el primer tiempo. Después de un par de contragolpes desperdiciados, Carlos Vela, Javier «Chicharito» Hernández e Hirving Lozano se combinaron para derribar el arco de Manuel Neuer.
Fue precisamente Lozano (35’) el encargado de anotar. «No soy yo (la figura), fue un esfuerzo colectivo. Jugamos sin miedo y mis compañeros estuvieron increíbles», expresó la joya del PSV Eindhoven.
El calibre de la victoria es de los más altos para los aztecas. Tres veces en una fase de grupos México igualó ante campeones del mundo: Italia en dos ocasiones –en 1994 y 2002– y una ante Brasil (2014).
La última vez que venció a un campeón del mundo fue en Sudáfrica 2010, cuando le ganó 2-0 a Francia en fase de grupos. Pero el triunfo ante Alemania tiene el componente invaluable de vencer al campeón, que inicia la defensa de su corona con un tropiezo.
Además, México rompió su mala racha ante el equipo teutón: las tres veces que se enfrentaron en mundiales, México siempre perdió. La cuarta ocasión fue diferente para el país norteamericano, que había sido eliminada por Alemania en los octavos de Francia 1998, en los cuartos de México 1986 y en la fase de grupos de Argentina 1978 (con un 6-0).
Sin embargo, el resultado fue una sorpresa para todos menos para los seleccionados mexicanos, que durante las últimas semanas dejaron en claro que tenían respeto por Alemania pero que estaban preparados para cambiar los antecedentes directos.
«Sabemos que tenemos una oportunidad de hacer historia, es algo en lo que hemos venido trabajando desde hace mucho tiempo. La mentalidad que tenemos es la de llegar lo más lejos posible, esa es la idea, después puede salir bien o mal», señaló Hugo Ayala a principios de semana.
«Se le tiene su respeto debido porque son los campeones del mundo, pero nadie es invencible. El equipo está para grandes cosas, pero tenemos que ser inteligentes, nuestro examen será el domingo», había avisado Carlos Salcedo.
El lateral del Sevilla Miguel Layún había usado una frase para inspirar a sus compañeros de cara al duelo: «Mex I can», haciendo un juego de palabras con la frase en inglés «Yes we can», que quiere decir «Sí se puede».
En la parte final del encuentro, con Alemania asediando el arco mexicano y con el equipo cansado por el gran desgaste que tuvo en la primera hora del duelo, la afición entonó precisamente el «Sí-se-puede».
Ahora, México comanda el grupo F a la espera de que mañana Suecia y Corea del Sur se enfrenten en su respectivo duelo de la primera jornada. Este domingo, en la capital rusa, el «Tri» cumplió su parte y abolló la corona del campeón.
Por Manuel González Vargas (dpa)