Los patinetes eléctricos arrasan en Tel Aviv

Tel Aviv (dpa) – Las calles de Madrid o Valencia están inundadas de patinetes eléctricos, a las ciudades alemanas llegarán pronto tras un largo debate y en la ciudad israelí de Tel Aviv ya forman parte del paisaje urbano, pero ¿es este un buen ejemplo a seguir o a temer?

A Tel Aviv le gusta definirse como «la ciudad que nunca para» y allí estos patinetes están complemente incorporados en el día a día de esta urbe costera. Sin embargo, no todo es positivo en esta moderna forma de desplazarse.

Daniel Dorfman tiene 32 años y cada día alquila un patinete al menos una vez. «Es rápido, no tienes el problema del atasco (de tráfico) y es mucho más económico que otras alternativas», afirma este médico de Costa Rica que ha emigrado a Israel.

A él no le ha pasado nada con este medio de transporte, además de ser un usuario habitual de la bicicleta. «Solo tengo buenas experiencias», asegura. La aplicación es fácil de usar, agrega, y cada viaje cuesta una media de cinco shekel, lo que viene a ser poco más de un euro o un dólar, además de medio schekel por cada minuto de uso.

Pero no todos los residentes de Tel Aviv están tan encantados con los nuevos patinetes eléctricos fabricados por empresas estadounidenses como Bird o Lime. Cada vez se acumulan más quejas sobre la forma desconsiderada en que algunos conducen estos patinetes de dos ruedas, porque van a toda velocidad sobre la acera, circulan sin casco a pesar de que está prohibido hacerlo y ponen así en peligro a los transeúntes.

Son muchos los que viajan sin casco y, además, cuando acaban el viaje, aparcan el patinete en medio de la acera o del carril destinado a las bicletas.

En Israel la edad mínima para utilizar este nuevo medio de transporte es de 16 años, mientras que para los de alquiler es de 18 años. Es obligatorio utilizar casco y hay que circular por el carril bici o por la carretera, pero no por la acera. Asimismo está prohibido que viajen dos personas en el mismo patinete, pero todas estas normas se infringen a diario.

Hagit Orian gestiona en Facebook el grupo «Devolver a los transeúntes la seguridad». A diario recibe cientos de quejas de residentes de Tel Aviv sobre usuarios de estos patinetes, relata esta mujer de 63 años. En su opinión, la culpa es de la municipalidad, que permitió los patinetes eléctricos sin haber creado antes la infraestructura adecuada. «La policía y los vigilantes en la ciudad apenas hacen nada contra las infracciones», afirma Orian. «Nosotros, los transeúntes, somos el eslabón débil de la cadena», agrega.

Orian es miembro de un comité municipal para el control del tráfico urbano y lucha desde ese organismo para que se identifique cada patinete eléctrico con una matrícula. «Si el conductor sabe que puede ser identificado y que se le puede pedir cuentas, la cifra de infracciones bajará de inmediato», señala. Además, pide también una separación clara entre las aceras y los carriles bici.

La modelo israelí Shlomit Malka, muy famosa en su país, fue noticia hace dos años tras sufrir un accidente con un patinete eléctrico en un céntrico bulevar de Tel Aviv. La joven, que viajaba sin casco, sufrió heridas de consideración y desde entonces emprendió una campaña a favor del casco.

Dor Oppenheim, de 31 años, no ha tenido ningún accidente con este vehículo, pero tiene amigos que sí. «Eso me preocupa. Por ello conduzco muy atento», señala. Utiliza el patinete cada vez que está en Tel Aviv. «Es muy fácil llegar a cualquier parte», asegura.

Con más de 450.000 habitantes, Tel Aviv es la segunda ciudad más grande de Israel, por detrás de Jerusalén.

Precisamente por su comodidad los patinetes eléctricos se han convertido en una forma práctica de desplazarse en las grandes ciudades. El empresario estadounidense Bradley Tusk, especializado en empresas de capital-riesgo, ve un gran potencial de crecimiento en estos patinetes y por ello ha invertido una considerable cantidad de dinero en la empresa Bird, según relata a dpa durante una visita a Tel Aviv. El valor de la empresa se estima actualmente en 2.000 millones de dólares, cifra similar a la de su competidora Lime.

Llos patinetes eléctricos tienen un gran éxito en ciudades estadounidenses como Los Angeles y Miami, asegura el empresario. En Nueva York todavía hay problemas con los permisos, a pesar de que sería ideal como medio de transporte, insiste. «Nuestro metro está siempre lleno, el tráfico es un desastre y necesitamos nuevas vías para transportar a las personas», enfatiza.

Lo más importante es establecer las normas adecuadas, agrega. «Si del ejemplo de Tel Aviv se sacaran buenas lecciones, eso podría ser de utilidad para Nueva York o para Alemania», añade. «Hay muchas cosas buenas y muchas cosas malas de las que aprender», concluye.

Por Sara Lemel (dpa)

Foto: Ilia Yefimovich/dpa