Colonia (Alemania) (dpa) – Una mujer camina con una túnica roja y un paño de terciopelo negro sobre los hombros por el interior de la catedral de Colonia, uno de los templos más emblemáticos de Alemania.
Es Andrea Petzenhauser, de 35 años y una de las cuatro primeras mujeres que cuidarán que las visitas y ceremonias religiosas en la catedral transcurran con orden y recato, una labor que hasta ahora solo ejercían los hombres.
Petzenhauser cuenta que apenas empezó un visitante le preguntó si ahora las mujeres también podían desempeñar esta labor. «Cuando dije que sí, levantó los dos pulgares en señal de aprobación», comentó.
También para Hedi Michels el sueño de su vida se hizo realidad a los 58 años.
«De pequeño mi hermano cantaba villancicos y además era monaguillo. Yo de niña no podía hacer nada más que sentarme junto a mis padres en el banco de la iglesia. Ahora estoy aquí con el talar puesto», señala la mujer de gafas rojas, sin disimular la alegría en el rostro.
Mientras respira hondo añade: «Espero servir al Señor… ayudar a llevar el santísimo sacramento al sagrario. Y por supuesto, recibir a gente de todo el mundo en la puerta de la iglesia y dejarlos entrar en mi catedral».
Las personas encargadas de cuidar la catedral de Colonia realizan todo tipo de tareas, como abrir y cerrar las puertas, hacer sonar las campanas y apagar las velas. Asimismo aseguran de que se respeten las reglas de la iglesia más grande y famosa de Alemania, que a diario es visitada por 30.000 personas.
Ser mujer es una ventaja en muchas situaciones, opina Petzenhauser.
«Si, por ejemplo, una persona entra en la catedral con el torso demasiado descubierto le puedo pedir que se cubra. Creo como mujer es más fácil decir algo así», asegura la abogada proveniente de la localidad de Vilshofen en Baviera.
Petzenhauser realiza esta labor en su tiempo libre porque sostiene que es importante participar en este momento en que la iglesia católica se abre a las mujeres.
«Esta es mi contribución. Es muy pequeña, pero la puerta se abre», destaca.
«Es un día histórico, un día de alegría», afirmó el director de la catedral de Colonia, el prepósito Gerd Bachner.
Los cuidadores de la catedral han existido presumiblemente desde la Edad Media y siempre fueron sólo hombres. En el futuro, cuatro de los guardias serán mujeres, y con el tiempo, por supuesto podría haber más, añade.
Bachner está convencido de «que la voz y la esencia de la mujer es un enriquecimiento».
¿Es el comienzo de una mayor apertura para la mujeres de la iglesia católica?
«Podemos decidir algunas cosas en Colonia, pero otras sólo se pueden decidir en Roma», responde Bachner un tanto evasivo. Sin embargo, da a entender que espera que las fotos de estas mujeres con las túnicas rojas también lleguen al Vaticano.
Los guardianes masculinos de la catedral recibieron a sus cuatro colegas con entusiasmo, según afirman de manera unánime.
En el portal principal uno de los guardianes abraza a su nueva colega. ¿La conoce desde hace tiempo? «No», responde. «¿Y aún así la abraza? «Sí», dice enfáticamente. «Así es como funciona entre los católicos», agrega.
Por Christoph Driessen (dpa)
Foto: Oliver Berg/dpa