Madrid, 7 oct (dpa) – Toda la prensa española coincide: el Real Madrid entró en crisis. Y cuando esto sucede es el entrenador quien centra las miradas. Es el momento de comprobar qué grado de paciencia tiene el presidente blanco, Florentino Pérez, un hombre no demasiado proclive a la mesura en asuntos de banquillo.
La derrota 1-0 del sábado ante el modesto Alavés explica por qué el diario «Marca» habló hoy de «crisis total» y «As» tituló «de mal en peor». En resumen: dos derrotas seguidas, cuatro partidos sin ganar y la escalofriante cifra de 409 minutos seguidos sin hacer un solo gol.
El balance del técnico, Julen Lopetegui, tampoco parece justificable para un equipo que es el actual campeón de Europa: cinco victorias, dos empates y cuatro derrotas. Es decir, menos del 50 por ciento de triunfos.
«Es un momento duro y el responsable es el entrenador», admitió el propio Lopetegui minutos después de que Florentino Pérez presenciara desde el palco del estadio de Mendizorroza la derrota con un rostro poco menos que desasosegado.
Ahora la pelota está en manos del presidente: ¿despedir al entrenador que sacó de la selección española en junio o reforzar su confianza?
Si por algo se caracterizó Florentino Pérez durante sus 15 años como presidente blanco, repartidos en dos etapas, fue por su escasa paciencia con los entrenadores. Lopetegui se convirtió en su duodécimo técnico y sólo José Mourinho y Zinedine Zidane completaron tres temporadas.
Además, el balance de Lopetegui hasta la fecha supone el peor inicio de un entrenador de era de Florentino Pérez.
Por lo pronto, un sector de la prensa ya está deslizando que el presidente perdió la confianza en él y los más próximos al dirigente expresan que se siente «decepcionado» con el trabajo del entrenador.
Otra cosa juega en contra del técnico: el parón de selecciones propondrá dos semanas para un intenso debate sobre Lopetegui… y demasiado tiempo para la meditación de Florentino Pérez.
A favor del entrenador está que rivales como Barcelona y Atlético también están perdiendo más puntos de los pensados, lo que permite al Real Madrid seguir en puestos altos de la clasificación de la Liga española y con las opciones intactas en la Liga de Campeones.
Además, Lopetegui cuenta de momento con el respaldo de su vestuario. O, al menos, con el apoyo del «núcleo duro». Empezando por el capitán, Sergio Ramos, quien tras la derrota ante el Alavés aseguró que «sería una locura echar ahora al entrenador».
«Desde que llegué al Real Madrid en 2005 he vivido todo tipo de situaciones, pero ante todas hemos respondido igual: unión y trabajo. Lucharemos hasta el final y los resultados llegarán. Este equipo nunca se rinde», añadió hoy en Twitter el capitán.
Son tiempos duros para un técnico que asumió con lágrimas su llegada al banquillo del Real Madrid, el sueño de su vida. Unas lágrimas que también vertió Rafa Benítez antes de ser despedido en enero de 2016 para propiciar la llegada de un Zidane que luego hizo historia.
Otro problema para Florentino Pérez es que en la recámara no tiene otro Zidane, una leyenda del club a quien además el presidente idolatraba. Otra leyenda, Raúl González, está ahora en la entidad, pero posee una experiencia cero como entrenador.
En este convulso escenario deberá trabajar Lopetegui en los próximos días, con la necesidad urgente de reactivar a un plantel que ahora mismo no tiene apenas futbolistas que estén a su mejor nivel. Prácticamente nadie.
Y mientras, la enfermería se sigue llenando: Isco, Marcelo, Dani Carvajal y ahora Karim Benzema y un clásico de las lesiones como Gareth Bale, el hombre que estaba llamado a tapar el agujero provocado por la marcha de un Cristiano Ronaldo que celebra goles en la Juventus.
Por Alberto Bravo (dpa)