
(dpa) – Ya sea en aceite para ensaladas, müsli o bebidas, el cáñamo está de moda. Sus semillas son consideradas un «superalimento» con excelentes propiedades para la salud. Sin embargo, a la hora de comprarlo, los consumidores deberían tener en cuenta algunas cuestiones.
Las semillas de cáñamo contienen grasas de alta calidad, proteínas, vitaminas, fibras y minerales. El aceite de la semilla de cáñamo es rico en ácidos grasos no saturados y esenciales, vitaminas B y E, así como calcio, magnesio y hierro.
Tanto a las semillas como al aceite de cáñamo se les atribuyen incontables efectos benéficos para la salud. Sin embargo, no existen pruebas científicas al respecto, por lo que los alimentos y productos con cáñamo no deberían ser publicitados en relación con tratamientos para determinadas enfermedades.
El cultivo privado de cualquier variedad de cáñamo, ya sea para el uso comercial o como planta ornamental, está prohibido en países europeos como Alemania.
Esto se debe a que ciertas partes de la planta, como las flores y los tallos, contienen el cannabinoide THC, que puede afectar a la psique. Esto no vale para las las semillas de cáñamo.
Sin embargo, según explican los expertos, las semillas podrían entrar en contacto con partes de la planta ricas en THC durante la cosecha y terminar así en pequeñas cantidades en los alimentos elaborados en base a ellas.
Por todo esto, se recomienda a personas vulnerables como niños, embarazadas y mujeres que amamantan optar por otras semillas y aceites, por ejemplo aceites de nuez o lino.
Además, a la hora de adquirir alimentos con cáñamo, es importante fijarse en su origen y asegurarse de que proceden de lugares seguros. Por eso mismo, conviene no comprarlos por la web, ya que de esta forma es más difícil comprobar su procedencia y calidad.