BERLÍN (dpa) – Es como en la sala de estar en casa: según la iluminación, el ambiente en el interior del auto cambia. Los diseñadores de vehículos experimentan cada vez más con las luces de ambiente, con el peligro de extralimitarse.
Un azul fresco para el tiempo libre; un rojo alegre para cuando se tiene prisa; y un blanco sobrio para el camino diario a la oficina. En el Range Rover actual se puede elegir la iluminación interior con sólo pulsar un botón según el ambiente o el destino del viaje y elegir entre diez colores diferentes.
El monovolumen de Land Rover está en la cima de una tendencia que ha tomado velocidad en los últimos años: cada vez más firmas equipan sus nuevos modelos con la llamada luz ambiente, que permite a los compradores seleccionar entre diferentes escenarios con apariencias como «disco-chic» o luz de vela.
Esta tendencia comenzó hace más de diez años en el segmento más alto. Y aún hoy se puede encontrar en modelos de lujo como el Range Rover, la Clase S de Mercedes -que ofrece siete colores, desde el azul luz de luna hasta el rojo crepúsculo- o el Rolls-Royce Phantom, que cuenta con un cielo estrellado gracias a cientos de diodos de luz (LEDs).
La luz de ambiente ha descendido hasta los segmentos compacto y pequeño gracias a la caída de los precios y a que los ingenieros han encontrado posibilidades para incorporar las fuentes de luz puntiforme de forma plana.
Y además de la funcionalidad eso permite muchas más opciones estéticas. Los diseñadores apuestan por los colores o por ofrecer hasta estrellas, como es el caso, por ejemplo, del Opel Adam.
El suministrador Hella cree que con el progresivo descenso del precio de la tecnología LED en los próximos años habrá iluminación individualizada en casi todos los vehículos. Los diseñadores juegan con nuevas posibilidades y los ingenieros dan a los creativos una paleta de colores cada vez más amplia.
«En lo que respecta a los colores, no hay límites con una iluminación ambiente con LEDs RGB (Red, Green, Blue -rojo, verde y azul-)», dice el ingeniero Michael Steckel, de la firma especializada Dräxlmaier. «El RGB permite que con la combinación adecuada sea posible representar más de 281.000 millones de colores».
De momento los fabricantes no quieren tantos colores, pero quien mira los nuevos prototipos, con un amplio espectro de color, casi de discoteca, se da cuenta del significado creciente.
Por ejemplo, para el sedán de gama alta Vision Future Luxury los diseñadores de BMW han integrado láminas de luz en la consola de madera para resaltar las líneas interiores y conseguir un ambiente más cálido y acogedor.
Citroën y Peugeot experimentan con fibras luminosas que se pueden usar en el techo o en las persianas, según afirma Béatrice Daillant-Vasselin, que dirige para el consorcio francés PSA un proyecto para buscar más relajación en el interior del vehículo.
Y quien mira al techo del proyecto Vision Discovery de Land Rover ve juegos de luz en las superficies acristaladas e imágenes de un crepúsculo o de un cielo estrellado.
«La luz ambiente es para nosotros los diseñadores un campo de actuación en el que cada vez se pueden hacer más cosas», dice Lutz Fügener, profesor de Diseño en la Escuela Superior de Pforzheim (Alemania). Esto se basa sobre todo en las cada vez mayores posibilidades técnicas, pero también tiene motivos artísticos. «El interior del vehículo en la oscuridad ofrece al diseñador un gran estímulo», afirma el profesor. En la luz interior se puede trabajar sin influir en el exterior y sin que afecte durante la luz del día.
Pero siempre hay ciertos límites. «La tentación a hacer ornamentos es muy grande y por desgracia hay que ser prudente», asegura Fügener.
La aplicación de esta luz puede conciliar estética y funcionalidad, asegura convencido Fügener, que anima a su gremio a usar canales adicionales para la transmisión intuitiva de información.
«De este modo, con códigos especiales de colores, se podría llamar la atención del conductor sobre el estado del vehículo, el ambiente en el interior, situaciones especiales de peligro o sobre límites de velocidad o aviso de tiempo de descanso», propone el experto.
«En ese caso, la luz ambiente no sólo sería bonita, sino que de repente también tendría un sentido», asegura.
Por Thomas Geiger