BERLÍN (dpa) – «Viva una de sus mayores aventuras y experimente en su tour offfroad a través de Botswana la verdadera África». Este reclamo no es de una agencia de viajes, sino de un fabricante de coches. El tour de varios días es parte del entrenamiento que ofrece BMW para conductores y al que puede acceder todo el mundo que tenga licencia de conducir. También hace falta dinero, ya que el viaje a Botswana, sin contar el pasaje aéreo, cuesta 7.000 euros (casi 10.000 dólares).
También Mercedes se dirige a los trotamundos. Quien lo desee puede dar una vuelta al mundo con su propio Clase S empezando en Stuttgart. La marca promete un viaje de seis semanas de más de 18.000 kilómetros con meta en Hanoi, Vietnam, y con pernoctación en hoteles de cinco estrellas, visitas a los templos y expediciones por la jungla incluidas.
Pero la experiencia no tiene por qué ser tan exótica. Entre las ofertas que los fabricantes programan bajo títulos como Driving Experience, Driving Events, Driving School o Driving Academy, hay posibilidades más terrenales. No siempre se trata de cambiar de continente, a veces basta con una visita a un centro de manejo seguro.
Todas las ofertas, eso sí, tienen más o menos una meta. «Mejorar la capacidad y la seguridad en la conducción del participante para lograr más seguridad en el manejo cotidiano y con ello contribuir al balance de accidentes», se lee en la página web de Porsche. El portavoz de Audi, Josef Schloßmacher, agrega: «Se trata de conseguir el dominio perfecto del vehículo y eso va en beneficio de la seguridad en el día a día».
Jürgen Bente, profesor de conducción para el Consejo de Seguridad Vial alemán (DVR), es crítico con los viajes exóticos. Cuando por ejemplo Audi ofrece un viaje por los Alpes con el roadster R8 Spyder o Mercedes invita a atravesar los Andes con un SUV de la marca están buscando «medidas de conexión emocional con los clientes», asegura el experto. «Al final se trata de hacer marketing».
Bente sí da por bueno toda oferta que ayude a mejorar la seguridad en el manejo, pese a que sólo se trate de viajes de aventura, aunque rara vez se usará en la carretera algún truco aprendido en los viajes offroad. Lo mismo sucede con los entrenamientos sobre hielo o en recorridos preparados en los Alpes con los que los fabricantes quieren optimizar la capacidad de manejar de su clientela, aventuras que en poco contribuyen a la seguridad vial, según el experto.
También hay cuestiones relativas a la seguridad de los participantes en estos cursos. Quien participe con su propio coche es mejor que pregunte antes a su aseguradora.
Cuando más allá de la experiencia lo que se desea es obtener los efectos del entrenamiento para el manejo cotidiano, basta con la asistencia a un curso básico, cuyo contenido luego puede ser profundizado con otros eventos para conductores avanzados.
Estos programas también los ofrecen los clubes del automóvil y en ellos se aprende lo fundamental: la posición correcta del asiento, el frenado de emergencia, el correcto manejo del volante, maniobras para evitar un peligro, reconocer el subviraje y el sobreviraje. También se enseña el dominio del auto en una pista mojada.
«Si he vivido una experiencia límite, la posibilidad de reaccionar a una situación similar en condiciones reales es mayor», afirma Jürgen Bente.
En los entrenamientos por lo general puede participar toda persona mayor de edad y con licencia en regla. En la mayoría de los casos se usan autos de los fabricantes, en especial modelos nuevos. Porsche, sin embargo, recomienda participar con un vehículo propio «para lograr un aprendizaje más pleno».
Cuando no se va a otros continentes ni se buscan paisajes impresionantes, las marcas usan zonas especiales. BMW, por ejemplo, usa como centro de conducción de seguridad un antiguo aeropuerto militar.
También se reservan en ocasiones circuitos famosos, como el de Nürburgring en Alemania o el de Fuji en Japón. Y en algunos participan ex pilotos de carrera y de rallies.
Pero los fabricantes también piensan en los más novatos. Mercedes asegura ser la única marca que tiene su propia escuela de manejo. En BMW, una media jornada de entrenamiento cuesta, como en el caso de Mercedes, a partir de 95 euros (130 dólares).
Ford ofrece una alternativa gratis para los más jóvenes, ya que precisamente el grupo de edad hasta los 24 años tiene de media más accidentes, según Ute Mundolf, portavoz de Ford. «Con esa oferta queremos que conozcan mejor los peligros en la carretera», afirma.
El portavoz de Audi, Schlossmacher, señala un reto en el trato con los más jóvenes: «Podría parecer que adquirir un buen control del vehículo da una falsa sensación de confianza y seguridad. No queremos convertirlos en pilotos, sino enseñarles la responsabilidad que tienen».
Por Stefan Weissenborn