Froome, entre el Giro, el Tour y la incertidumbre sobre su futuro

Berlín/Praia a Mare (Italia), 12 may (dpa) – Aun con el accidentado inicio del Giro d’Italia y con un arranque más bien discreto de su parte, el británico Christopher Froome mantiene la cabeza muy fría, como si el desarrollo de la carrera estuviera perfectamente entre sus cálculos.

«Mi objetivo es ser más fuerte en la tercera semana, y estoy en el camino correcto», afirmó Froome, jefe de filas del Sky, después del duro ascenso al Etna.

Allí, en medio de temperaturas que rozaban los cero grados, pudo tomar una primera medida de cómo está Tom Dumoulin, quien defiende el título y es, en principio, su máximo rival en la búsqueda del triunfo.

«Está bien encaminado, compite por la victoria», afirmó muy diplomáticamente Dumoulin sobre el británico, al que criticó por el positivo en salbutamol que dio en la pasada Vuelta a España, de la que fue finalmente campeón.

Antes del Giro, el capitán del Sunweb afirmó que no habría competido en la prueba si hubiera estado en el lugar de Froome.

Lo cierto es que el presente del británico es incierta, porque su situación respecto al supuesto caso de doping sigue sin resolverse. Además, tiene dos duros oponentes en el Giro como Dumoulin y su compatriota Simon Yates, que aspira a la victoria. Y por si fuera poco, debe dosificar fuerzas para su participación en el Tour de Francia, si es que pretende sumar su quinta victoria en los Campos Elíseos.

Incluso, su presencia en Tour no es 100 por ciento segura, teniendo en cuenta que la Amaury Sport Organisation (ASO), la organizadora de la prueba, amenazó con suspenderlo ante la indefinición de la Unión Mundial de Ciclismo (UCI) sobre su caso. Más allá de eso, el objetivo de Froome es llegar el 7 de julio a París vestido de amarillo, para unirse al selecto club que integran Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Miguel Indurain, con cinco victorias en la mítica competición.

Ocho meses ya pasaron desde su positivo en la Vuelta, cuando se encontró en su orina más del doble de la cantidad permitida de salbutamol, un compuesto que el británico usa para combatir el asma.

Sin embargo, en los últimos días apareció una investigación en Leiden, Holanda, a la que Froome y su séquito de abogados y científicos buscarán aferrarse para evitar una sanción. De acuerdo con el estudio, el 14,5 por ciento de los tests antidoping para detectar rastros de salbutamol en la orina arroja valores inexactos, por lo general más altos de lo que debería corresponder.

Froome no tuvo un buen comienzo en su primer Giro desde de 2010, cuando fue desclasificado por viajar tomado de una motocicleta. El primer día perdió 27 segundos respecto de Dumoulin tras sufrir una caída durante una ronda de reconocimiento en la Ciudad Vieja de Jerusalén y el martes, en Caltagirone, cedió otros 21 cuando no pudo sostener el ritmo de los líderes en los últimos 900 metros.

No obstante, en la etapa del Etna se mostró fuerte y ascendió hasta la octava posición de la general, a poco más de un minuto de la cima. «Cada día se está volviendo más fuerte», destacó su director deportivo, Darío Cioni, sobre su evolución.

Mañana, en el ascenso de 45 kilómetros al Gran Sasso, Froome deberá exhibir una muestra de poder sobre rendimiento. Después de todo, también debe justificar su presencia ante los organizadores: de acuerdo con la prensa británica, Froome recibió un pago de 1,67 millones de dólares para participar en el Giro.

Por Andreas Zellmer (dpa)