Oviedo, 23 jun (EFE).- Una pareja de jóvenes, que «casi todas las semanas pasan por los calabozos de comisaría» como autores de hurtos, robos con fuerza y en establecimientos de comida rápida, han sido detenidos tras ser alertados del intento de abrir un vehículo, presenciado por el dueño del coche y su hermano desde casa.
Según informa la Policía Nacional los dos delincuentes son «ampliamente conocidos» por los agentes, ya que ambos cuentan con numerosos antecedentes, han sido detenidos la pasada semana por la tentativa del robo con fuerza de un vehículo.
Sobre las 4.30 de la madrugada del pasado jueves la Sala del 091 recibió una llamada que comunicaba que dos jóvenes estaban intentando robar un vehículo que tenía aparcado en la calle, y que estaba viendo por la ventana.
Hacia el lugar se dirigió una patrulla que consiguió localizar a los dos jóvenes y procedió a su detención, que se produjo a raíz de que un hermano del propietario del vehículo se despertara al oír los ruidos de acelerones de una motocicleta.
Al asomarse a la ventana vio cómo los jóvenes intentaban abrir el coche de su hermano, al que rápidamente despertó y avisó de lo que ocurría.
Ambos bajaron a la calle y se acercaron al lugar en que se encontraban los delincuentes, dentro del coche intentando hacer «el puente», a los que al llamarles la atención se revolvieron, insultaron a los hermanos y trataron de huir en motocicleta.
Uno de los hermanos introdujo un palo que portaba entre los radios, con lo que consiguió bloquear la rueda y la caída de la moto al suelo.
Los delincuentes, que emprendieron la huida a pie, fueron detenidos posteriormente, momento en el que se les ocupó una navaja y una barra de hierro con la que habían forzado la puerta del conductor del vehículo.
La motocicleta que llevaban también había sido robada.
El joven, de 19 años, es experto en abrir coches que usa para divertirse o para desplazarse y cometer hechos delictivos, y una vez consumado el robo los abandona, informa la Policía.
La mujer, de 25 años, que suele acompañarle en sus acciones, era quien llamaba para solicitar los pedidos a los establecimientos de comida rápida, incluido uno en el que había trabajado como repartidora.
A la pregunta de cómo había llamado al sitio en el que había trabajado, donde podrían reconocerla, respondió que era el número de teléfono del que se acordaba en esos momentos y que le daba pereza buscar otro.
En las últimas fechas, también se han alojado en hoteles que posteriormente no pagan en Gijón y Oviedo, donde han estafado al menos a cinco establecimientos de cuatro y cinco estrellas.
Un fin de semana, en un hotel de cinco estrellas, pidieron también el almuerzo y la cena por un importe superior a los 200 euros.
Por la mañana habían abandonado la habitación dejando en la misma un teléfono móvil, que habían sustraído el día anterior y ya estaba dado de baja.