Nueva York, 5 sep (dpa) – La española Carla Suárez volvió a quedarse con una espina clavada al no poder arribar a su primera semifinal de Grand Slam por la derrota que sufrió hoy con la estadounidense Madison Keys en el duelo de los cuartos de final del Abierto de tenis de Estados Unidos.
Suárez, número 24 del mundo, se vio superada por Keys, que necesitó una hora y 23 minutos para imponerse por 6-4 y 6-3 y asegurarse así su quinta semifinal de Grand Slam. Su rival en el cruce de mañana será la japonesa Naomi Osaka, que más temprano se impuso por 6-1 y 6-1 a la ucraniana Lesia Tsurenko.
Después de seis oportunidades sin poder concretarlo -tres en Australia, dos en Roland Garros y la restante en Nueva York-, Suárez aspiraba vencer a Keys para conseguir el ansiado arribo a las semifinales de un grande.
«Ya no me gusta la sensación de estar en cuartos o perder en cuartos y decir que fue una buena semana. Al final me van a decir Carla Suárez, la de los cuartos de final, y no quiero que se me recuerde así. Me gustaría pasar esa barrera», se lamentó la española.
Sin embargo, hoy chocó contra el nivel de acierto de la décimo cuarta favorita, a quien nunca pudo vencer en cuatro enfrentamientos y a quien no le tembló el pulso para imponer su potencia y quedarse con la victoria, en una pista Arthur Ashe más ruidosa que de costumbre, lo que no es poco decir. Tanto que la española de 30 años se quejó frente al árbitro por el murmullo que no cesaba en ningún momento.
«Se sentía muchísimo. Me quejé dos o tres veces, pero me podía haber quejado mil o en todos los puntos que jugué», expresó la española. «Y no es por la derrota, porque aquí he perdido 6-0 y 6-0, pero no pude disfrutar nada de la noche de hoy. Fue igual desde el minuto uno hasta el último», protestó la canaria.
El desarrollo del partido se dio como se lo podía prever, con la finalista del año pasado mostrando su agresividad incluso desde el servicio y con Suárez en actitud defensiva, con la intención de obligar a su rival a que arriesgara para conseguir sus tiros ganadores.
Con la premisa de la española de no dar por perdida ninguna bola, la clave del partido pasaba por la capacidad de acierto de Keys. Cuando la estadounidense se mostraba precisa, terminaba ganando sus puntos con un «winner» o con un golpe casi incontestable.
En cambio, en cuanto asumía riesgos de más o fallaba en la ejecución, los tantos caían del lado de la española.
Por eso, mientras la norteamericana sostuvo un nivel parecido de aciertos y errores, el marcador se mantuvo parejo y las dos contaron con bolas para quebrar.
Pero bastó que Keys afinara un poco la puntería para que sucedieran dos cuestiones: el partido levantó su nivel porque la calidad de ejecución de ambas era muy alto y, sobre todo, empezaron a sucederse las oportunidades para la tenista local.
«Creo que la clave estuvo con mi servicio y su devolución. Realmente no saqué bien esta noche y ella me dejaba en una situación de presión todo el tiempo con su devolución porque no tuve un gran primer servicio», analizó Suárez.
Con su amor propio, Suárez pudo evitar la inevitable rotura en tres ocasiones, pero en el segundo set point que dispuso, Keys machacó con un revés paralelo imposible que le dio la primera gran ventaja.
A esa altura, el partido ya era otro. Keys mandaba y la trigésima favorita aguantaba como podía. Por eso no extrañó que la estadounidense quebrara en el sexto juego para empezar a sentenciar el match.
La estadounidense de 23 años mantuvo su servicio para quedar 5-3 y sacar para partido. Más allá de una duda en su primer match point, con una doble falta, una bola ancha de Suárez definió el partido y dejó a la canaria otra vez con el gusto amargo por no poder llegar a un semifinal en un grande.
«Perder en rondas anteriores es mucho peor que perder en cuartos, pero tengo una espina clavada que duele», se sinceró Suárez.
Como en 2013, cuando cayó 6-0 y 6-0 con Serena Williams, el camino de Suárez en el Corona Park culminó en los cuartos de final.
Por Ariel Greco (dpa)