La extraña paradoja: España no celebra el éxito

Krasnodar (Rusia), 26 jun (dpa) – Un entrenador bajo sospecha, una selección temerosa de su futuro, petición de autocrítica, ciertos indicios de tensión con la prensa… Así, en contra de toda lógica, «celebró» España la clasificación como primera de grupo en el Mundial de fútbol de Rusia.

«Hemos quedado primeros, pero parece que hemos quedado segundos», reflejó hoy el internacional español Marco Asensio, consciente del ambiente de funeral que rodea a su equipo.

Es un escenario paradójico, pero es el que se encontró España de vuelta a la concentración de Krasnodar tras el largo vuelo procedente de Kaliningrado y un día después de conseguir el ansiado liderato del Grupo B del Mundial y pasar a la parte del cuadro teóricamente más asequible. El problema no fue el qué, sino el cómo.

De tal forma que dejó de ser favorito un plantel con jugadores de clase mundial como Sergio Ramos, Gerard Piqué, Andrés Iniesta, David Silva, Marco Asensio, Sergio Busquets, Isco y muchos más. Falta el equipo, el conjunto que aterrizó en Rusia como una de las claras candidatas al título.

La selección de Fernando Hierro entró en los octavos de final por la puerta de atrás y en circunstancias difícilmente repetibles. Acabó primera tras un triunfo y dos empates, y en circunstancias cercanas al milagro. En cuestión de un minuto, y ya en los descuentos, el VAR relegó a la segunda plaza a Portugal y alzó a España.

La destitución de Julen Lopetegui a dos días del debut español en el Mundial sembró unas dudas que no sólo permanecen, sino que se acrecientan con el paso de los partidos. A un buen encuentro inicial ante Portugal le siguieron una victoria agónica ante Irán y un empate 2-2 ante Marruecos con olor a derrota.

En la concentración de la selección española corre una broma recurrente: «España ofreció la mejor imagen en el partido ante Portugal, el que dejó preparado Lopetegui».

La hora posterior al partido de Kaliningrado fue ciertamente extraña. Mientras Hierro defendía el «éxito» del primer puesto, también apelaba a la «autocrítica». Mientras Isco pedía «ponerse las pilas», jugadores como Thiago Alcántara o Andrés Iniesta se mostraban más que ariscos ante la prensa por sus críticas. Mientras Marruecos celebraba su salida honrosa del Mundial, España se entristecía.

No es precisamente el ambiente de una selección que ya está entre las 16 mejores del torneo mientras otras deben ganar todavía su pase. Tampoco extiende mensajes -en el campo y fuera de él- propios de un equipo aspirante al título.

España vuelve a estar en el mismo lugar que la pasada semana tras ganar con lo mínimo a Irán: en la duda. Los dos últimos fueron dos partidos con errores impropios de una selección de su categoría, principalmente en defensa, y pocos futbolistas -Isco y alguno más según gustos- se salvan de la crítica.

Tampoco el técnico escapa al debate, ni mucho menos, un Hierro que en cada rueda de prensa se encarga de recordar: «Yo soy el seleccionador». Y como tal, los medios le piden que tome ya decisiones.

Ahora toca preparar el partido ante Rusia del domingo en Moscú, un todo o nada, un seguir o marchar a casa. Y la selección española lo hará en un clima, como poco, de incertidumbre. Es lo que ocurre cuando una de las selecciones con uno de los planteles más formidables de todo el Mundial está tan lejos de las expectativas iniciales.

Por Alberto Bravo (dpa)