Astro y figura: Neymar irrita con su «show» en Rusia 2018

Sochi (Rusia), 23 jun (dpa) – El espectáculo de Neymar en el Mundial no está dejando indiferente a nadie. Pendiente de mostrar aún su enorme calidad jugando al fútbol, el crack brasileño da que hablar por otras cosas en Rusia: por su estrafalario «espagueti-look», el constante drama de sus lesiones, sus fintas y simulaciones innecesarias, y también por sus lágrimas en el campo.

El viernes, el árbitro acababa de pitar el final del partido en que Brasil se impuso 2-0 a la modesta Costa Rica por el Grupo E en San Petersburgo, cuando Neymar se tapó la cara y se postró en el césped. Llanto desconsolado.

Neymar no había ganado el Mundial ni jugado el partido de su vida, ni siquiera había sido decisivo para una victoria que se le resistió a los favoritos hasta los minutos del descuento. Como en el estreno de Brasil ante Suiza, Philippe Coutinho fue la estrella «canarinha» en la cancha, pero el show, al final, corrió por cuenta del número 10.

El delantero no conseguió desequilibrar durante todo el partido y falló varias ocasiones de gol, como toda la poderosa ofensiva brasileña. Frustrado por la férrea marcación «tica», Neymar insultó varias veces a los jugadores rivales e incluso a algún compañero suyo, y en el segundo tiempo se llevó una tarjeta amarilla por tirar un pelotazo. También fingió un penal, que el árbitro anuló sólo tras ver la repetición en el VAR.

Y después de que Coutinho marcase el vital primer gol en el minuto 91, Neymar se permitió un lujo innecesario en una esquina levantando la pelota por encima de un rival, cuando la sensación de la «torcida» no era de fiesta, sino de alivio. Poco después marcó él su primer gol en Rusia 2018, solo ante la portería con la resistencia «tica» ya vencida. Segundos más tarde brotaron las lágrimas.

«No todos saben lo que pasé para llegar hasta aquí», escribió Neymar luego en su medio de comunicación favorito, Instagram, después de haber ignorado a todo el mundo de forma ostentosa al pasar por la zona mixta de prensa en la San Petersburgo Arena.

«Hablar pueden hasta los papagayos, pero hacer… ¡pocos hacen!», explotó. «En mi vida las cosas nunca fueron fáciles, ¡ahora tampoco lo serán!». El mensaje: yo solo contra el mundo.

El espectáculo de su mejor futbolista no gustó a muchos «torcedores», pese al alivio por la victoria. «Neymar no jugó nada, mucho caerse y caerse, individualista, gol fácil», resumió un hincha en Twitter.

«Muy frustrante la postura de Neymar como uno de los líderes y los cracks del equipo», protestó otro. «Coutinho, toma prestada la camiseta 10 de Neymar y nunca más la devuelvas», propuso otro.

«Protegido por el grupo, Neymar vuelve a adoptar la postura de ‘contra todo y contra todos», analizó el diario deportivo «Lance!», recordando la actitud que tuvo el jugador durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, saldados al final con éxito para la selección Sub-23, que ganó su primer oro olímpico con Neymar a la cabeza.

Desde hace tiempo, sin embargo, la sensación en Brasil es que su jugador franquicia necesita madurar mucho más a sus 26 años para llevar a su país al ansiado hexacampeonato, y poder disputarle el título de mejores jugadores del mundo al portugués Cristiano Ronaldo y al argentino Lionel Messi.

Sólo sus compañeros lo protegieron en Rusia. «Creo que tenía que descargarse, se sacó un gran peso de las espaldas», dijo el veterano zaguero Thiago Silva, que se llevó en San Petersburgo varios insultos de Neymar por devolverle una pelota a los costarricenses para cumplir con el «fair play».

También el seleccionador, Tite, lo defendió. «Neymar es un ser humano, no una máquina», dijo el técnico, que pidió comprensión diciendo que el delantero del Paris Saint-Germain pasó casi tres meses sin jugar tras ser operado de un pie en marzo.

Neymar volvió al campo poco antes del Mundial. Brilló en dos partidos amistosos, pero en sus primeros días en Rusia llamó la atención sobre todo por hacerse una cresta de rizos amarillos de las que sus compatriotas se burlaron comparándola con un cerro de espaguetis, y por protestar constantemente por las faltas de los rivales.

Tras el partido con Suiza, se quejó de dolores en un tobillo y dejó incluso de entrenar, un extremo que muchos en la concentración brasileña en Sochi vieron como otra de las fintas del «10».

De regreso hoy a su base a orillas del Mar Negro para preparar el partido del miércoles ante Serbia, Brasil seguía ocupado del último show de Neymar.

Por Isaac Risco (dpa)