Barcelona/Madrid, 21 abr (dpa) – Ocho años después de anotar el gol que convirtió a España en campeona del mundo, Andrés Iniesta volvió a marcar hoy en una final, probablemente la última que dispute con el Barcelona.
Fue un tanto que hizo honor a la clase del «mago» español, que tiró una pared espectacular con Lionel Messi, burló al arquero David Soria con un gesto magistral y definió con un disparo inalcanzable.
Y aunque en esta ocasión su gol fue uno más de los cinco que marcó el Barcelona en la final de la Copa del Rey frente al Sevilla, su emoción fue casi tan grande como si valiera un título.
«Son muchas emociones en el día de hoy, estoy muy feliz, tenía mucho deseo de que hoy fuese bien y, desde el primer minuto, todo ha funcionado bien», confesó un contenido Iniesta en los micrófonos de la Televisión Española tras el choque.
«Son muchas emociones, muchos sentimientos, muchos años y estoy feliz de poder dar esta imagen y, sobre todo, del título. Aunque todos pensamos en el partido de Roma y en cómo estaba el equipo, la gente se merecía esto», agregó, antes de confirmar que «la próxima semana» comunicará públicamente si, como todos sospechan, abandonará el Barcelona a final de temporada.
El manchego, que tiene contrato vitalicio con el club en el que desarrolló toda su carrera deportiva, parece decidido a poner fin a toda una vida de éxitos vestido de azulgrana y emprender una nueva aventura, la última como profesional, en el fútbol chino.
En el Wanda Metropolitano de Madrid, consciente de que la marcha de Iniesta llegará antes de lo previsto, la hinchada azulgrana redobló sus muestras de admiración y agradecimiento hacia el genio español, que una noche más cuajó un excelente partido.
Como acostumbra, Iniesta hizo lo que quiso con el balón, dirigió las operaciones de los hombres de Ernesto Valverde con extrema lucidez y buscó el gol, como pocas veces lo hace.
«Vamos a ver qué es lo que ocurre. Andrés es quien tiene que tomar la decisión, pero es un espectáculo verlo y disfrutarlo. Ha hecho un partidazo con gol incluido», constató Valverde.
El internacional español, que no marcaba en la Copa del Rey desde el 11 de febrero de 2015, anotó el primer gol de sus 16 temporadas en el Barcelona en una final a partido único.
Fue apenas su segundo tanto de la presente temporada, en la que también marcó en la Liga española frente al Málaga.
Hoy, después de intentarlo en un par de ocasiones anteriores, disparo al horizontal incluido, el «mago» esperó a armar una buena combinación con Messi, el otro genio azulgrana, para culminar.
La hinchada culé presente en el estadio rojiblanco estalló en gritos de «¡Iniesta, Iniesta!». El protagonista se abrazó con sus compañeros, con Messi el que más, antes de saludar a la grada, aparentemente emocionado.
Fue el preludio de lo que vendría depués: el capitán del Barcelona no pudo contener las lágrimas cuando Valverde decidió sustituirlo a dos minutos para la conclusión.
Con sevillistas y azulgrana en pie, al grito de «¡Iniesta, Iniesta!», el crack español abandonó sin prisa la cancha, recibiendo el saludo de sus compañeros. «Es una cosa que se te clava muy adentro sentir ese cariño de la gente», diría después.
En su camino hacia al banco, su sentido abrazo con Messi resultó significativo. También, la felicitación que recibió de Luis Suárez y la de Valverde, el entrenador que, tras una última mala temporada con Luis Enrique, recuperó la mejor versión del manchego.
Iniesta se sentó entonces en el banco azulgrana, recibió el abrazo de Marc-André ter Stegen y, mientras la hinchada seguía coreándolo, lloró sin disimulo.
«Esto es que está alegre y muy contento de este título. Andrés marca una época en nuestro club, tenemos al mejor del mundo, que es Messi, y lo tenemos a él», afirmó Josep Maria Bartomeu, presidente del Barcelona, en declaraciones a la Televisión Española.
«Andrés es irrepetible, hoy ha demostrado cómo controla el tempo, cómo juega y ahora esperamos seguir disfrutándolo en la Liga», agregó el mandatario, evitando pronunciarse sobre el adiós del crack.
El gran protagonista de la final, mientras, seguía sobre el césped del Wanda Metropolitano, con su hija a hombros, recibiendo el saludo y las felicitaciones de compañeros, rivales y de cuanta persona se lo cruzaba.
«Es un final inmejorable para él poder despedirse así», se congratuló Sergi Roberto tras la rotunda victoria. «No sé lo que hará, pero lo he visto muy emocionado y me alegro mucho por él», matizó después, consciente de que había avanzado acontecimientos.
Minutos antes, el capitán azulgrana había recogido de las manos del Rey Felipe VI el que, se supone, será su penúltimo trofeo con el Barcelona.
El monarca, que le entregaba su cuarta Copa de Rey consecutiva, también tuvo unas palabras para el «mago» del Barcelona, que respondió esbozando una sonrisa.
La consiguió mantener, salpicada de alguna lágrima de emoción, cuando compartió con sus compañeros su trofeo número 31 como azulgrana y recibió a sus hijos para festejar su última Copa con la camiseta que lo convirtió en un ícono del fútbol mundial.
Por Noelia Román (dpa)