Múnich, 9 abr (dpa) – ¿Banquillo o titularidad? ¿Renovación o cambio de aires? Dos veteranos como Arjen Robbnen y Franck Ribéry se hacen las mismas preguntas en esta fase final de temporada, en la que podrían ganar un nuevo triplete con el Bayern Múnich.
Unas preguntas que habían sido ajenas a Robben en los nueve años que lleva en las filas del club bávaro. El holandés había sido hasta ahora titular indiscutible en las grandes citas del campeón alemán, especialmente en la Liga de Campeones. Eso es historia.
El delantero holandés, de 34 años, y su viejo compañero de viaje Ribery (35) se han tenido que acostumbrar a ver cada vez más a menudo los partidos de su equipo en la máxima competición europea desde fuera de la cancha. El futuro de ambos es hoy por hoy una incógnita. Con todo, Robben asegura: «Lo único importante para mi es este último mes. Lo quiero dar todo. Y luego ya veremos qué pasa».
Y, ¿qué pasará con Robben y Ribéry? De momento, en el partido de vuelta de los cuartos del miércoles contra el Sevilla en el Allianz Arena podrían jugar juntos de inicio por segunda vez en lo que va de Champions. En la ida en el Sánchez Pizjuán, donde los bávaros ganaron por 2-1, el holandés, a diferencia del francés, arrancó el encuentro como reserva.
El técnico del Bayern Múnich, Jupp Heycnkes, justificó su decisión por no querer correr riesgos con unas molestias de Robben. «Tengo mucha confianza en el entrenador. Él sabe lo que hace. Y siempre hace lo mejor para el equipo. Eso también vale para mí», dijo Robben tras el último partido de Bundesliga contra el Augsburgo, en el que Bayern se proclamó campeón de Alemania por sexta vez consecutiva. Al ambicioso extremo no le queda más remedio que adaptarse a su nueva situación.
En la fase decisiva de la temporada, su colega Ribéry está sacando provecho de la grave lesión que sufrió en el pie su compatriota Kingsley Coman, su joven competidor. Ribéry no ha desaprovechado la ocasión para volver a establecerse como el número uno en la banda izquierda del Bayern. Para Robben, sin embargo, las oportunidades para ocupar un lugar en la línea ofensiva siguen escaseando. El goleador polaco Robert Lewandowski y el internacional alemán Thomas Müller forman la pareja habitual en el ataque, y el colombiano James Rodríguez, procedente del Real Madrid, es una las piezas fundamentales del éxito de Heynckes.
Así las cosas, una pregunta se hace inevitable: ¿podrá Robben ofrecer su mejor versión en lo que queda de temporada? El holandés se muestra confiado. «Cuando juego, lo doy todo. Tengo confianza en el futuro, este será un buen mes. Espero que pueda aportar mi grano de arena», asegura.
Un entrenador con la veteranía de Heynckes (72 años) sabe cómo tratar a dos profesionales con la experiencia de Robben y Ribéry. En 2013, los tres celebraron juntos un triplete perfecto. El fin de semana en Augsburgo, Heynckes vio cómo la hinchada bávara aplaudía a los dos veteranos futbolistas. «Ese también ha sido un reconocimiento de mi parte», dijo el técnico.
Heynckes se asegura así el apoyo de la afición al experimentado dúo, que podría estar viviendo sus últimas grandes citas con el Bayern. Robben y Ribéry tienen contrato hasta final de temporada y todavía no firmaron una renovación. No obstante, todo parece apuntar en esa dirección, como se deduce de las palabras del jefe de la junta directiva del Bayern, Karl-Heinz Rummenigge. «Lo decisivo es cómo jueguen», dijo el fin de semana. «Y ambos juegan estupendamente».
Ribéry lidia de una manera más emocional el asunto de su renovación. El francés lleva casi once años defendiendo el escudo del Bayern. Robben, mientras, es más reservado. «Yo no soy de los que dicen que ‘el Bayern es la primera opción’», dijo el holandés, que dejó entender así ofertas de otros clubes.
Robben se niega a aceptar un papel secundario en Múnich. «Cuando tenga todas las opciones encima de la mesa, tomaré una decisión», dijo el delantero tras la victoria en Augsburgo. Pase lo que pase con su futuro, Robben espera al menos que el del sábado no sea el último título que gana con el Bayern.
Por Klaus Bergmann y Christian Kunz (dpa)