Washington, 26 feb (dpa) – La Corte Suprema de Estados Unidos asestó hoy un golpe al Gobierno de Donald Trump en la batalla legal por DACA, el programa que protege de la deportación a decenas de miles de jóvenes inmigrantes indocumentados que llegaron de niños al país acompañando a sus padres.
El alto tribunal, con sede en Washington, rechazó por unanimidad de sus miembros revisar con procedimiento rápido el caso de DACA, que es lo que le había pedido el Gobierno de Trump después de que dos jueces federales bloquearan la cancelación del programa anunciada por la administración republicana en septiembre.
En la práctica, la decisión de la Corte Suprema significa que DACA continuará vigente más allá del 5 de marzo, la fecha de expiración fijada por el Gobierno. Pero no es una decisión definitiva.
Lo que ha hecho el alto tribunal es dejar que el proceso pase por los tribunales de apelaciones, que es lo que la administración Trump quería evitar con su inusual petición de procedimiento abreviado, entre otras razones porque considera que la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito, una de las competentes, es demasiado progresista. No hay «nada» tan malo como ella, dijo hoy Trump tras conocerse la decisión del Supremo. «Veremos qué pasa».
DACA fue aprobado por el presidente demócrata Barack Obama en 2012. Ha llegado a dar permisos temporales de residencia y trabajo a cerca de 800.000 de jóvenes indocumentados conocidos como «dreamers» (soñadores), que son en un 80 por ciento mexicanos.
El Gobierno de Trump lo canceló en septiembre bajo el argumento de que Obama se extralimitó en sus poderes presidenciales asumiendo un tema que le corresponde al Congreso e instó a este a aprobar una solución legislativa para los «dreamers» antes del 5 de marzo. En esa fecha comenzarían a expirar los permisos que actualmente tienen algo menos de 700.000 jóvenes y podrían ser deportados a sus países de origen, con los que en muchos casos no tiene ya vínculos.
Pero el bloqueo de la cancelación que hicieron un juez federal de San Francisco en enero y otro de Nueva York este mes dejó esa fecha en papel mojado. Los «dreamers» pueden seguir pidiendo la renovación de sus permisos, que se otorgan por dos años, mientras se resuelven las demandas contra la decisión de Trump.
Una de ellas la presentaron en noviembre de forma conjunta varias instituciones y estados federales, entre ellos California. Una de las firmantes es la presidenta de la Universidad de California, Janet Napolitano, que en 2012 puso su firma en el documento que dio vida a DACA como secretaria de Seguridad Nacional de Obama.
La Casa Blanca aseguró hoy a través de un portavoz que el programa beneficia a «inmigrantes ilegales en masa». «Es claramente ilegal», manifestó Raj Shah.
Republicanos y demócratas llevan meses de negociaciones en busca de una solución para los «dreamers». El fallo de hoy de la Corte Suprema quita presión para llegar con urgencia a una. Según las encuestas, la mayoría de los estadounidenses está a favor de legalizar la situación de estos jóvenes.
«Si bien la decisión de hoy es una victoria importante, sigue siendo urgente que el Congreso proteja permanentemente a los ‘dreamers», dijo el presidente del Partido Demócrata, Tom Pérez. Los demócratas, con una amplia base de votantes hispanos, han hecho de DACA uno de sus mayores campos de batalla legislativa.
El mayor escollo para alcanzar un acuerdo lo ha puesto Trump con duras condiciones en materia migratoria a cambio de firmar una ley que salga del Congreso.
El mandatario ha ofrecido legalizar la situación de 1,8 millones de ellos -más del doble de los que han llegado a estar inscritos en DACA- e incluso abrirles la puerta a obtener la nacionalidad estadounidense 10 o 12 años después. Pero a cambio exige 25.000 millones de dólares para el muro en la frontera con México y para incrementar las deportaciones del resto de los indocumentados.
También pretende modificar el sistema legal de inmigración de forma que ésta se reduzca drásticamente, entre otras cosas limitando la capacidad de reagrupación familiar de quienes adquieren la nacionalidad.
Por Sara Barderas (dpa)
