El Frente Nacional en Francia se prepara para el poder

6036946wParís, 28 mar (dpa) – Los resultados de la primera ronda de las elecciones municipales francesas confirman la consolidación de la ultraderecha del Frente Nacional (FN) en el panorama político francés. Los franceses tienen ahora la última palabra al respecto en la segunda ronda, que se celebra el próximo domingo.

Tras una década de ausencia de la política municipal, el partido ha protagonizado un regreso triunfante a las alcaldías de pueblos y ciudades convirtiéndose en la formación más votada en nada menos que 18 municipalidades.

Una de las conquistas más llamativas es la de Aviñón, la ciudad que albergó al papa en el siglo XIV y escenario de uno de los más importantes festivales de teatro de Europa. El candidato del FN, Philippe Lottiaux, se quedó a poco de conseguir de la mayoría para convertirse en alcalde ya en la primera ronda, pero la diferencia por la que se impuso a su más inmediato rival, del partido socialista (en el poder en París), hizo que cundiera el miedo en el mundillo artístico local.

El director del Festival de Aviñón, Olivier Py, dijo que si Lottiaux ganaba el domingo, el festival no ve «otra solución» que el irse de la ciudad. «No me veo trabajando con el Frente Nacional en el ayuntamiento», dijo.

La amenaza de Py ha sido ampliamente rechazada como poco factible, ya que uno de los atractivos del festival es precisamente que el palacio papal sea una de sus sedes principales.

Sin embargo, estas declaraciones arrojan una luz sobre los temores que siguen acompañando a la perspectiva de que el partido xenófobo y antieuropeo de FN sea la principal voz en el consistorio, a pesar de los avances hechos por su líder, Marine Le Pen, en intentar desdemonizar el partido.

Y es que los temores se remontan a mediados de los 90, cuando Jean-Marie, ex paracaidista y padre de Marine, incursionó en la política local. El partido ganó en cuatro pueblos, pero los alcaldes, gente de la línea dura especialmente en las localidades de Vitrolles y Toulon, no tuvieron una buena relación con sus votantes, que en algunos casos los acabaron expulsando.

En Vitrolles se marginó a los bibliotecarios que no cumplieron con la línea de lectura que consideraba aceptable la alcaldesa, mientras que Toulon el ayuntamiento cortó los subsidios a las asociaciones que trabajaban con gente de origen inmigrante. Los cuatro consistorios en los que gobernó el FN priorizaron el floclore a la cultura contemporánea en sus presupuestos.

En esta ocasión se ha pedido a los candidatos que eviten la ideología. «Hacen campaña en las calles, dirigiéndose a los pequeños comerciantes, al asalariado local, intentando no asustar a la gente», señala al diario «Le Monde» el investigador especializado en el FN, Sylvain Crepon.

Esta semana, una oyente llamó a un programa de radio para preguntar a Le Pen si el FN iba a prohibir libros que considerase subversivos de las bibliotecas municipales. «No y tres veces no, diez veces no. En las bibliotecas de nuestros pueblos no se van a apartar libros. En todo caso se ampliará el catálogo», aseguró la política.

En otra llamada, el oyente preguntó si un alcalde del FN oficiaría bodas homosexuales, tal como permite ahora la ley de parejas del mismo sexo, a la que tanto el FN como otros partidos se opusieron radicalmente. Le Pen se apresuró a calmar las preocupaciones y señaló que los alcaldes del FN no van a eludir sus «obligaciones republicanas».

Los principales líderes del partido también están haciendo de la moderación un distintivo. «No, no vamos a solicitar visados para entrar en el pueblo ni vamos a levantar una alambrada de púas», dijo Steve Briois, el discreto vendedor del pueblo minero de Henin-Beaumont, que se convirtió en el primero de los alcaldes del FN que llegó al consistorio en primera vuelta.

En Aviñón, Lottiaux dijo que le «entristecía» que se hubiese sugerido que iba a poner el sello del partido en el festival de teatro. Ese tipo de prácticas «pertenecen al pasado», aseguró.

«Lo que caracteriza al FN con Marine Le Pen es su institucionalización. El partido ha ido ganando cada vez más credibilidad y comienza a apartarse de su imagen de extrema derecha a los ojos de los votantes», explica a dpa Gilles Ivaldi, politóloga e investigadora de la Universidad de Niza.

Ivaldi pronosticó que FN podría hacerse con seis alcaldías más el domingo, con lo que podrá contar con 7 alcaldes y cerca de 1.600 concejales, una cifra muy por encima de los cerca de 60 actuales.

El partido se ha visto alentado por el fuerte desencanto con el presidente socialista Francois Hollande en materia económica y sobre todo en su fracaso a la hora de combatir el desempleo récord. Los pueblos donde el FN apunta a la victoria cuentan con algunas de las más altas cotas de desempleo del país.

No obstante, el partido todavía tiene mucho por delante si quiere trasladar su situación nacional (como tercera fuerza política) al escenario local. El partido apenas ha conseguido candidatos para las listas en 600 de las cerca de 36.000 circunscripciones.

Para Ivadi, el partido sigue arrastrando el lastre del pasado, a pesar del éxito del «cambio de cara a la galería» de Le Pen. «No hay ninguna ruptura fundamental con el pasado en grandes cuestiones ideológicas como la preferencia nacional, la autoridad estatal, la inmigración, la pena de muerte, la salida de la Unión Europea y las élites urbanas», argumenta.

«El partido de Marine Le Pen no se diferencia en nada esencial del partido de Jean-Marie Le Pen», concluye.

Por Clare Byrne