Michoacán en llamas : las autodefensas avanzan en el oeste de México

Armed self-defense forces in Michoacan expand to include ZicuiranCiudad de México, 13 ene (dpa) – Hace un año tomaron las armas y ahora quieren terminar la labor. Pueblo por pueblo, grupos ciudadanos armados para su autodefensa en Michoacán, un estado del oeste de México, fueron cercando el fin de semana la ciudad de Apatzingán, bastión de su mayor enemigo, el cártel de Los Caballeros Templarios.

Con modernos fusiles de asalto y chalecos antibala, los guardias comunitarios patrullan en jeeps y camionetas los poblados bajo su dominio, ante un alegado fracaso de las autoridades para brindarles protección.

Los ciudadanos «piden a gritos nuestra presencia», dijo el líder del movimiento en la localidad de La Ruana y uno de los principales portavoces de las autodefensas, Hipólito Mora, al diario «Cambio de Michoacán»

Pero estos grupos no son bienvenidos en todas partes. Su avance hacia Apatzingán para ocupar esa importante ciudad de la región de Tierra Caliente estuvo acompañado de violentos enfrentamientos.

Una y otra vez desconocidos atravesaron camiones y autobuses en carreteras y prendieron fuego a los vehículos en los últimos días. En Apatzingán hubo ataques incendiarios en el ayuntamiento y en varias tiendas, además de tiroteos.

No se sabe quién está atrás de los ataques. Las autodefensas, que ya han ocupado unos 15 poblados, responsabilizan de los incidentes a personas ligadas al cártel de los templarios como una reacción a su cada vez mayor presencia.

Al menos dos personas murieron en enfrentamientos en Múgica y Antúnez el fin de semana y los guardias comunitarios detuvieron a varios supuestos informantes de los cárteles, pero hasta ahora no ha habido un choque directo de grandes proporciones con Los Caballeros Templarios, un cártel surgido en 2010 que domina la región con secuestros, extorsiones y negocios ilícitos.

Ante la escalada de violencia, las autoridades reforzaron la seguridad con el envío de más militares y unos 1.500 policías federales a la zona, de por sí fuertemente militarizada.

Las fuerzas federales desbloquearon carreteras y patrullan el centro de Apatzingán. Sin embargo, no han podido detener la crisis, que se asemeja a una guerra civil.

De manera oficial el gobierno rechaza a los grupos de autodefensa. El ministro de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, afirmó que son grupos que están «al margen de la ley» y negó que el gobierno las esté aceptando.

En la práctica las fuerzas irregulares, a las que en algunos casos se ha acusado de trabajar para el cártel rival Jalisco Nueva Generación, son, cuando menos, toleradas por las autoridades de seguridad de la región, que parecen haber quedado totalmente superadas.

Las policías comunitarias tienen en México tradición, pero la actual ofensiva y las características del movimiento de autodefensa michoacano son inéditos.

Cansados de la ola de terror del crimen organizado, ciudadanos de la Tierra Caliente se rebelaron en febrero del año pasado y tomaron en sus manos la protección de sus propios pueblos. Ahora quieren el control de toda la zona y, en particular, de Apatzingán.

Uno de los líderes del movimiento es el médico José Manuel Mireles, que acaba de dejar un hospital en Ciudad de México después de haber sufrido hace una semana un accidente de avión y que fue trasladado bajo protección policial a un lugar no especificado.

Para la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el vacío de autoridad es la causa de la escalada de violencia. «Estamos ante condiciones en donde lo que se observa es una ausencia de Estado, una ausencia de gobernabilidad», dijo en una entrevista con el diario «El Universal».

Las autodefensas «están tratando de cumplir una función que no les corresponde y que es el Estado quien debería ejercer», indicó, y expresó su temor de que, ante la aceptación tácita a estas guardias ciudadanas, «otros grupos de personas de todo el país quieran hacer lo mismo».

El experto en temas de seguridad Alejandro Hope señaló que existe el riesgo de que el juego de fuerzas termine de manera sangrienta en Michoacán.

Cuando las fuerzas de autodefensa intenten la toma de Apatzingán, «podría haber una batalla de dimensiones nada triviales», escribió en un análisis para el portal especializado Insight Crime.

«Michoacán está atrapado en un conflicto político-militar entre varios grupos armados ilegales», añadió, y «el reciente avance de las fuerzas de autodefensa, tolerado por fuerzas federales, ha acelerado esta dinámica».

Por Denis Düttmann