Merkel emprende el áspero camino hacia otra «gran coalición»

Angela MerkelBerlín, 29 sep (dpa) – Las negociaciones serán largas y ásperas, pero el precio del fracaso es demasiado alto: la canciller conservadora Angela Merkel abrirá esta semana el diálogo con la oposición socialdemócrata (SPD) para formar un nuevo gobierno alemán de coalición. La falta de acuerdo podría implicar nuevas elecciones.

Merkel arrasó en los comicios de la semana pasada, pero como es habitual en Alemania necesita un socio para gobernar. La opción preferida por su Unión Cristianodemócrata (CDU) y por la mayoría de alemanes es una «gran coalición» con el SPD, como la que presidió Merkel en su primer mandato (2005-2009).

Los dos principales partidos alemanes acordaron ya iniciar en los próximos días un diálogo que se extenderá durante semanas. Pero los obstáculos son muchos: desde las diferencias de programa, pasando por el reparto de Ministerios hasta las reticencias en el SPD, que salió de su anterior alianza con Merkel hundido en los sondeos.

«Nuestra línea directiva serán los contenidos», insiste ahora el jefe del SPD, Sigmar Gabriel, gran referencia de la oposición tras la salida de escena de Peer Steinbrück, el candidato a canciller que el viernes anunció su retiro asumiendo toda la responsabilidad por el segundo peor resultado electoral del SPD desde la posguerra.

Gabriel, de 54 años, fue ministro de Medio Ambiente en el primer gobierno de Merkel y goza de cierto respeto personal en las filas de la canciller. «Es un interlocutor absolutamente serio y competente», lo elogió Horst Seehofer, estrecho aliado de Merkel y jefe de la versión bávara de la CDU, la Union Cristianosocial (CSU).

La duda es si esa buena sintonía personal pesará más que las diferencias de contenidos. El conflicto principal pasa por los impuestos. El SPD quiere subir el aporte de las rentas más altas para destinar esos fondos a educación e infraestructuras. La CDU prometió una y otra vez en campaña que no subiría ningún impuesto.

El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, abrió ahora la puerta a violar esa promesa. Pero el propio Seehofer lo descartó de plano y advirtió que subir los impuestos «no entra en consideración»: «Los ciudadanos tienen mi palabra en ese sentido». Una señal de que las negociaciones también tendrán que darse dentro de cada partido.

Otros temas ofrecen más margen de acuerdo. La ministra de Trabajo y vicejefa de la CDU, Ursula von der Leyen, vio «coincidencias» en el salario mínimo nacional de 8,5 euros por hora que propone el SPD. También en materia de política financiera y europea ambos partidos comparten más de lo que les gusta admitir en público.

En una nueva «gran coalición» presidida por Merkel, Gabriel sería vicecanciller y el SPD reclamaría de seis a siete ministros. Es difícil que desplace a Schäuble, el todopoderoso jefe de las finanzas alemanas -y en parte europeas-, pero podría obtener carteras como Asuntos Sociales, Desarrollo, Justicia o incluso Exteriores.

Las negociaciones pueden extenderse hasta noviembre. Si superan los escollos y llegan a buen puerto, sin embargo, tendrán que superar otra prueba. Para evitar que sus votantes vuelvan a castigar una alianza con Merkel, el SPD quiere que sus bases den luz verde a la coalición. Unos 470.000 miembros del partido tendrían que votar el acuerdo que salga de las negociaciones.

Cualquier tropiezo en ese camino dejaría a Merkel dos opciones: negociar la otra coalición posible pero menos probable, con los ecologistas de Los Verdes, o convocar nuevas elecciones.

Gabriel intentó mostrarse sereno y abierto a todo: «No tememos un gobierno entre CDU y Verdes. Tampoco nos preocupa entrar en el gobieno si hay coincidencia de contenidos. Y no nos dan miedo unas nuevas elecciones si las negociaciones fracasan».

Pero lo cierto es que las tres opciones posibles encierran grandes riesgos para el SPD. El perfil del partido podría difuminarse aun más después de otros cuatro años como socio menor de Merkel. Al mismo tiempo, sus votantes tampoco le perdonarían que se autoexcluyera en la oposición y que frustrara la popular «gran coalición».

En el tercer escenario posible, la convocatoria de nuevas elecciones, las encuestas señalan que la CDU obtendría una victoria aun más aplastante que la del 22 de septiembre y ganaría la mayoría absoluta, que ahora tiene a sólo cinco escaños. Las cartas ganadoras están del lado de Merkel. Otra vez.

Por Pablo Sanguinetti