Pedo Leal, de FORO, ha dicho que “la Asturias decadente se retrató el pasado martes 17 de noviembre al dejar solo al alcalde de Cangas de Onís, José Manuel González, votando contra un Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Nacional de Picos de Europa que atenta contra la riqueza milenaria de los Picos de Europa, y cometieron una deslealtad con los asturianos que lo habitan y protegen”
Además, Leal ha hecho referencia a “la indignación de los pastores de Picos de Europa al conocer el contenido del documento está más que justificada contra los autores del atropello del PRUG, y muy particularmente contra los alcaldes de Cabrales y Peñamellera Baja que se abstuvieron y contra los alcaldes de Amieva, Peñamellera Alta que ni siquiera asistieron a votar, teniendo todos ellos la obligación de defender los intereses de sus vecinos, que son quienes a lo largo de milenios han conservado y protegido la joya de nuestro Paraíso Natural del Principado”.
Pedro Leal también ha afirmado que “en concreto, los alcaldes de Amieva y Peñamellera Alta, Félix Fernández y José Antonio Roque, que firmaron el 12 de septiembre de 2018 y difundieron con el apoyo del partido el “ Manifiesto de FORO en defensa de los derechos de los habitantes del P. N. de Picos de Europa con motivo del I Centenario del Parque Nacional de Picos de Europa”, y que ni siquiera se molestaron en asistir a la reunión del Patronato para votar, están traicionando a su partido, a sus propios vecinos, y a todos los asturianos”, afirmando que “el PRUG del Parque de Picos de Europa ni lucha contra el matorral; ni establece controles del lobo y el resto de la fauna salvaje depredadora causante de los daños a la riqueza y el patrimonio de sus habitantes; ni protege la cabaña ganadera, defiende todo su entorno y recupera el espacio perdido con el fomento de los usos tradicionales; ni habilita urgentemente inversiones para los accesos a pastizales, para la mejora de caminos y pistas, mangas ganaderas y para las balsas de agua de los abrevaderos del ganado; ni aborda el saneamiento y la depuración de las aguas son tan necesarias; ni mejora suficientemente la recogida de basuras”, concluyó.
MANIFIESTO DE FORO EN DEFENSA DE LOS DERECHOS DE LOS HABITANTES DEL PARQUE NACIONAL DE PICOS DE EUROPA CON MOTIVO DEL I CENTENARIO DE SU CREACIÓN
Las sombras inaceptables de la gestión del Parque Nacional de Picos de Europa
Cuando una nación, como España, y una Comunidad Autónoma, como el Principado de Asturias, celebran el I Centenario del más antiguo de sus Parques Nacionales, y una parte importante de los vecinos que habitan en sus terrenos sienten tal desafección hacia la gestión del organismo publico encargado de su gestión que les lleva a no sentirse motivados a celebrar nada, las alarmas han de sonar.
Desde hace más de cinco mil años, los pobladores de ésta tierra nuestra conformaron un patrimonio natural único, una riqueza ambiental incomparable, una diversidad inimitable y un paisaje espectacular, el de los Picos de Europa, con huertas, praos de siega, invernales, majadas en los puertos, bosques y también, por qué no decirlo, matorral; con osos, rebecos, urogallos, truchas, salmones, y también, por qué no decirlo, lobos y, recientemente, cormoranes; en definitiva una enorme biodiversidad que actualmente, cien años después de la creación del Parque Nacional de Covadonga, hoy denominado Picos de Europa, se ve amenazada por la desprotección de las personas que viven en su territorio, y de los usos y las costumbres ancestrales que la venían conservando y salvaguardando, en un claro y continuado descuido o desprecio por parte de quienes dicen ser sus “gestores”.
Las ovejas y las cabras están desapareciendo a causa de la imposibilidad de la convivencia con una cantidad absolutamente desproporcionada e incontrolada de lobos que se alimentan con el patrimonio natural y personal que constituye el sustento de sus habitantes. Los daños, directos e indirectos, en desaforado aumento, hacen imposible continuar su labor a muchos ganaderos, que se ven obligados a abandonar su medio de vida.
Mientras que en países como Francia, los ganaderos de alta montaña son considerados cómo un cuerpo especializado en la conservación del medio natural y su cultura, aquí en Asturias son tratados cómo “adversarios» o “estorbos”. Un espacio sin ganaderos es un espacio menos diverso, abocado al matorral y a un aumento exponencial de la posibilidad de incendios. Y en ese contexto el abandono de saberes tradicionales cómo el manejo del ganado o la elaboración de quesos, es una pérdida patrimonial irreparable de nuestro acervo cultural, agrícola y ganadero que no nos podemos permitir.
Urge un cambio de rumbo de 180º en el modelo de gestión del Parque Nacional y en el perfil profesional y la mentalidad de los titulares de las labores de conservación, para que accedan a los puestos de responsabilidad personas competentes y expertas conocedoras del medio natural a proteger, capaces de entender:
Porque una política exclusivamente elitista o turística, orientada exclusivamente a los visitantes que ignora irresponsablemente a los habitantes, solo conduce a la masificación en lugares concretos del Parque Nacional, mientras abandona otros lugares fundamentales a su suerte, sin ningún tipo de señalización ni asistencia adecuada. El Parque Nacional requiere un modo integral de organizar y ordenar sus carreteras y sus accesos, que resulta indispensable, tanto en los espacios de aproximación como en su interior. Se requieren a su vez, servicios dignos y puntos de información rigurosa para el visitante.
También se echa en falta el reconocimiento, el cuidado y el respeto a la práctica del deporte en el medio natural, cómo las carreras de montaña, que es una actividad sana y lúdica cuyo disfrute es ejemplarmente compatible con la protección del medio ambiente.
Todas estas cuestiones -y algunas más- deben abordarse desde los conocimientos y las perspectivas más cercanas. La gestión del Parque Nacional debe de respetar, primero, y ser cercana, después, a sus habitantes, a sus vecinos y a sus instituciones locales, que deben de ser respetados y atendidos para proteger sus derechos como personas, y tienen que tomar parte mucho más activa en la gestión a la hora de superar esa perspectiva lejana, urbanita, negligente y destructiva, que ignora la visión local y aún no ha alcanzado a comprender el verdadero alcance del tesoro cultural, natural, medioambiental y etnográfico que tenemos los asturianos y los españoles.