(dpa) – Las impresoras de inyección de tinta convencen con la posibilidad de poder rellenar uno mismo los colores necesarios. Eso es bueno para el medio ambiente y para el bolsillo. Pero antes de comprar una hay que tener bien en claro qué y cuánto se quiere imprimir.
En general, una impresora de inyección de tinta no cuesta tanto. «Se puede conseguir una impresora de tinta desde 50 euros (unos 54,50 dólares)», dice Rudolf Opitz de la revista especializada en tecnología «c’t».
La mayoría de los modelos, sin embargo, son impresoras multifunción con scanner integrado, que también pueden hacer fotocopias y se consiguen a partir de los 80 euros.
Los cartuchos grandes imprimen a mejor precio que los pequeños
«Si hay que imprimir mucho, los costos de la tinta tienen un rol importante», explica Opitz. En ese caso vale una regla general: los cartuchos grandes con alcance lateral alto imprimen a mejor precio que los pequeños. «A partir de 1.500 o 2.000 páginas al año, vale la pena adquirir impresoras con depósitos de tinta fijos para rellenar», aconseja el experto.
«Los que imprimen mucho recurren a la botella», confirma también Michael Wolf, de la Fundación Warentest. En un principio, las impresoras con cartuchos rellenables son algo más caras. Pero a cambio vienen con tinta para miles de páginas. «Y cuando la tinta se termina, los costos de impresión se mantienen bajos, porque las botellas para rellenar son baratas», dice Wolf.
Los depósitos de tinta fijos son mejores para el medio ambiente
Las impresoras de inyección con grandes depósitos de tinta en vez de cartuchos tienen además otra ventaja: generan menos residuos. Según añade Opitz, rellenarlos ya se volvió muy sencillo y limpio. Algunos aparatos incluso tienen tapones de llenado codificados, de manera que el usuario no se equivoque con el color.
Opitz señala que cuando se termina un color no conviene comprar la tinta más barata. Los cabezales de las impresoras modernas tienen hasta 600 toberas por color. Las partículas de tintas demasiado baratas pueden dañarlas y llevar a que el aparato quede totalmente inutilizado.
Según Opitz, los mejores lugares para adquirir tinta son las tiendas especializadas con asesoramiento, para el caso de que la tinta comprada no funcione tan bien.
A quien quiera ahorrar dinero y no quiera comprar la tinta del fabricante, Julia Rehberg, de una asociación de consumidores de Hamburgo, le recomienda: «Básicamente hay que estar atento a que el producto sea compatible con la impresora. Si el vendedor del cartucho asegura que es compatible, el vendedor deberá hacerse cargo si su uso daña a la impresora».
Tinta dye para la impresión de fotos de alta calidad
En general, la tinta dye es más apta para la impresión fotográfica, porque ésta se puede mezclar, permite muchos matices y se seca menos frecuentemente. La desventaja es la moderada fotoestabilidad. En cambio las tintas pigmentadas cubren mejor debido a las partículas de pinturas firmes y suelen secar más rápido sobre el papel.
Para lograr impresiones de calidad se recomienda también prestar atención al papel. Para buenos resultados, los usuarios deberían utilizar papel que fije la tinta. Para ello se debe prestar atención al sello «ColorLok». En la impresión fotográfica, además, el papel debe ajustarse a la impresora.
Finalmente, una impresora de inyección de tinta nunca debería apagarse a través de un enchufe múltiple. «Utilice siempre la tecla de power», recomienda Opitz. «Desconecte el enchufe de alimentación recién cuando el aparato ya no emita ningún sonido y todas las luces estén apagadas». Es que, al desconectarlo, el cabezal de impresión se mueve hasta la posición de reposo, que cumple la misma función que el capuchón protector de un rotulador.
Por Benedikt Frank (dpa)