Los emprendedores, una clase diferente de personas

Algunos de nosotros no queremos nada regalado, tratamos de actuar de forma independiente en todo y cada uno de los aspectos de nuestra vida. Solemos tener un criterio propio y una opinión personal ajena a las corrientes y tendencias de la mayoría, somos más críticos y exigentes con nosotros mismos, sabemos que el mundo no cambia a no ser que el primero que se transforme sea uno mismo, por eso mismo tampoco pedimos a nadie lo que no seríamos capaces de ofrecer nosotros mismos.

No nos gusta recibir ordenes de nadie, nos gusta la creatividad y tenemos un enorme potencial de trabajo mientras no haya nadie a quien obedecer, en cuyo caso nos bloqueamos y no seguimos adelante. No necesitamos demostrarle nada a nadie, pues no tenemos ni gurú ni guía, muchos maestros, todos involuntarios, pues somos observadores y aprendemos constantemente mientras que nadie nos diga qué es lo que tenemos que aprender.

Somos en definitiva gente que lleva en los genes escrito su aprecio por la libertad, por eso solemos ser gente emprendedora, que monta sus propios negocios y se enfrenta a toda clase de adversidades solo con su voluntad y esfuerzo.

Es para nosotros el servicio que se ofrece desde la web https://business-asset.com/, especializada tanto en los traspasos de negocios como en la venta de negocios que, por un motivo u otro (cansancio, jubilación, cambo de residencia…), sus antiguos propietarios han dejado.

Y es que no hay mejor manera de desarrollar nuestras habilidades que con un negocio propio, y si este ya ha pasado por toda esa etapa de burocracia pesada, pero necesaria, para funcionar, mucho mejor. Gracias a esta web, nos encontraremos con un negocio hecho a nuestra medida, pues en el amplio catálogo de negocios en oferta que ofrecen, seguro que se encuentra aquel para el que nos sentimos mejor preparados y nos permite desarrollar todo el potencial que llevamos dentro, tanto de creatividad, como de trabajo, como de ilusión.

El sacrificio del emprendedor

No se debe cometer el error de creer, aunque nuestra personalidad y carácter nos lleve inevitablemente por el camino del emprendimiento, que este sea un camino de rosas. Todo lo contrario, la libertad de acción tiene un precio, y este precio se paga en forma de horas, preocupaciones, falta de descanso y, al menos al principio, falta de capital.

Por esto no debemos dejar de lado nuestra calidad de vida, otro de los errores que suele cometer el emprendedor, que dedica todo su tiempo y recursos por y para su negocio, olvidándose en demasiadas ocasiones de sí mismo y de su comodidad.

Podemos recurrir a internet para encontrar ese equilibrio entre la limitación de gastos y el derecho al descanso. Valga como ejemplo localizar el mejor colchón a un precio imbatible, como el que podemos localizar tras este enlace que acabamos de reseñar.

Para no perder el sentido de la realidad, debemos obligarnos a descansar, tanto en nuestra cama cada noche, desconectando de todo lo que significa nuestro negocio o empresa, como con unas vacaciones. Con toda seguridad, cuando volvamos de nuestro viaje de descanso, conseguiremos tener otra óptica, una visión menos sesgada y más profesional que nos abrirá puertas más productivas y divertidas que no sabíamos que existían.

Así mismo, no debemos dedicar todo el dinero que nos produce nuestro trabajo reinvirtiéndolo en el negocio, debemos ser capaces de gastarlo en otras cosas que también nos produzcan placer y no estén relacionados con el trabajo. De este modo, podremos ver que nuestra calidad de vida también mejora.

Invertir en nosotros mismos

Parece una obviedad esto que estamos comentando, pero uno de los grandes peligros que corremos los emprendedores es el de la inversión total en nuestro proyecto laboral, creando una fantasía en la que todo lo que nos rodea está relacionado o puede tener algún beneficio sobre nuestro trabajo. Algo que es más habitual de lo que en un principio pudiéramos pensar, no eliminar los límites entre trabajo y vida privada, es uno de los primeros y más preocupantes fallos que se pueden llegar a cometer como empresarios.

Debemos, por tanto, dedicar parte de los beneficios de nuestro trabajo a nosotros mismos, a pasar algunas horas al mes en un spa donde recibir masajes, viajar cada tres meses a algún destino desconocido, o comprar objetos decorativos para el hogar cuya visión nos transporte a otro mundo, desconectando de la realidad laboral y produciendo en nosotros una sensación de paz y confort que nos renueven de energía.

Esta es, precisamente, una de las particularidades de los cristales swarovski, unos objetos decorativos que embelesan por su extraordinaria belleza, y es que durante más de 120 años, Swarovski Crystal ha estado tallando cristales con una precisión perfecta. La empresa familiar fue fundada en 1895 por el visionario fundador Daniel Swarovski, no es extraño, por tanto, descubrir la magia que nos emite. Los métodos de aplicación de Swarovski se han desarrollado durante muchos años para ofrecerle la más amplia gama de opciones de diseño, que nos recuerden que disponer de belleza a nuestro alrededor es uno de los motivos por los que trabajamos sin descanso.

Los cristales Swaroski sirven tanto para decorar nuestras casas como también como complemento para vestir. La realidad es que estos cristales están considerados como verdaderas joyas, que sin ser las más caras, sí que son las más prestigiosas y deseadas, dando el salto desde la moda, pues en la última Pasarela Cibeles los bikinis lucían estas alhajas, hasta los aparatos tecnológicos más sofisticados.

Tener cristales Swaroski en casa, ya sean anillos, colgantes, relojes, copas, esculturas, lámparas…no tiene nada que ver con seguir una tendencia o moda, pues son objetos que llevan años inmunes a los estilos, siempre ocupando las posiciones más elevadas del gusto y refinamiento en la decoración y en los complementos, y es que, tras estas auténticas obras de arte hechas en cristal, hay un sentimiento de perdurabilidad, algo que evoca a lo eterno. La luminosidad y pureza de sus cristales que han sido creados en series de capas le otorgan ese aire casi místico, especial, diferente y mágico, que no encontramos en ningún otro objeto decorativo.