El fútbol, una motivación para los hondureños heridos por «la Bestia»

Tegucigalpa (dpa) – «Toque el balón de primera y corra por la banda», le grita el entrenador a Francisco Gómez, de 37 años, quien domina la pelota con la pierda izquierda, y se mueve a grandes zancadas ante la mirada de decenas de personas.

Él es uno de los 15 futbolistas hondureños que integran el equipo Conamiredi FC, que se prepara para la Liga de Amputados de Honduras. Perdió su pierna derecha al caer en los raíles de un tren en la búsqueda del «sueño americano».

Al igual que Francisco, todos sus compañeros de equipo perdieron al menos uno de sus miembros al caer del ferrocarril mexicano al que apodan «La Bestia» y que es inevitable sortear cuando se viaja de forma ilegal a Estados Unidos.

Francisco recuerda que estuvo a punto de morir tratando de llegar a Estados Unidos, cuando intentó defender a una mujer y a su pequeña hija de un grupo de delincuentes que pretendían violarlas.

«Quise ser un héroe y me metí a defenderlas, evité que violaran a la señora y a la niña, pero esos hombres me lanzaron a los rieles del tren y ahí perdí mi pierna. Eran unos nueve hombres, al amigo que me acompañaba sí lo mataron», relata a la agencia dpa.

Ahora se gana la vida manejando un taxi y forma parte del Conamirredi FC, uno de los cuatro equipos que conforman la Liga de Fútbol de Amputados que comenzará a desarrollarse de manera profesional en febrero de 2019.

«Aquí estamos tratando de borrar los malos recuerdos a través del fútbol. Esto nos ayuda a olvidar cosas que a diario nos siguen atormentando. Compartir con personas que tienen nuestros mismos problemas nos motiva a salir adelante», declara.

A diario son cientos de personas las que salen de Honduras en busca del «sueño americano», hastiados por la violencia, la falta de empleo y la crisis económica que se vive en ese país centroamericano.

Según datos estadísticos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), de enero a junio de 2018 hubo un total de 23.503 personas retornadas a Honduras desde Estados Unidos y México.

Todos los migrantes centroamericanos que llegan a México utilizan como principal medio de transporte a «La Bestia», una red de ferrocarriles que recorre casi todo ese país desde el sur hasta el norte.

Varias ciudades de los estados de Veracruz, Chiapas, Tabasco, Oaxaca y Guerrero son los principales puntos en que los migrantes toman ese tren, con el propósito de llegar a los estados de Baja California, Sonora, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, todos fronterizos con Estados Unidos.

Los migrantes se desplazan encima de los vagones por varias horas e incluso días y muchas veces a causa del cansancio se duermen y caen a los raíles. Otros se lastiman al tratar de abordar el tren y algunos son lanzados por bandas criminales que los hostigan en toda la ruta.

Las personas que resultan heridas son atendidas por el Grupo Beta (una organización que ofrece asistencia a migrantes en riesgo), que depende del Instituto Nacional de Migración de México, el cual los traslada a hospitales regionales, donde los atienden, antes de ser deportados vía terrestre a sus países de origen.

Francisco y sus compañeros juegan al fútbol utilizando bastones especiales que les permiten correr y chutar el balón, pero para ello se necesita de mucha práctica y derrochar bastante esfuerzo físico.

Son apoyados por la Comisión Nacional de Apoyo a Migrantes Retornados con Discapacidad (Conamiredis) y por el ex integrante de la Selección de Honduras Limber Omar Pérez, quien se encarga de entrenarlos «ad honorem».

La Conamiredis es una organización sin fines de lucro que recibe apoyo de la Iglesia Católica. Fue creada en 2009 para asistir exclusivamente a los migrantes retornados, la mayoría de México, con alguna discapacidad física.

La coordinadora a nivel nacional de Conamiredis, Karen Lizeth Núñez, señala que esa organización ha apoyado a unas 750 personas desde su fundación, a las que se les brinda tratamiento psicológico y se les colabora con la compra de prótesis.

Solo en el 2018, dice, han retornado a Honduras un total de 19 migrantes amputados. En años anteriores se reportaron en promedio unas 22 personas retornadas.

En el tema del fútbol, señala que el equipo se entrena en Tegucigalpa y que de momento se les brinda a los jugadores transporte y hospedaje, debido a que muchos viajan desde el interior del país, aunque asegura que esa ayuda no será permanente.

Es por eso que se realizan gestiones para encontrar algún patrocinador que les colabore con esos gastos, debido a que la comisión no maneja suficiente presupuesto. Sin embargo, Lizeth Núñez considera que el fútbol es un gran tratamiento para ese tipo de personas.

Todos los futbolistas tienen una pierna amputada excepto los arqueros, que, aunque tienen sus dos extremidades inferiores completas, les falta un brazo.

Belkis Cruz, de 26 años, la única mujer que integra la plantilla del club, perdió su pierna hace más de cinco años cuando intentaba subirse a un tren y cayó a las vías ferroviarias. Cuenta a dpa que regresó a Honduras frustrada y en medio de una aguda depresión.

«Para mi no era fácil jugar fútbol, en un principio no quería, pero la gente de Conamiredis me convenció, me dijeron que sería entrenada. Ahora para mí es una motivación, me relajo y me siento bien compartir con los demás compañeros», subrayó.

Comenta que no tiene hijos y que su madre, la única persona de la que recibía apoyo moral, murió hace un par de años. Actualmente tiene un taller de carpintería con el que, dice, saca recursos para pasar el día a día.

El entrenador del club, Limber Pérez, cuenta a la agencia dpa que se involucró en esa actividad cuando llegó a entrenar a la Villa Olímpica en Tegucigalpa y observó a un grupo de muchachos amputados pateando la pelota sin ninguna instrucción.

«Me acerqué y les dije si querían que les ayudara, me respondieron que sí y desde ese día aquí estoy apoyándolos», dice el ex futbolista profesional y ex internacional con Honduras.

El director técnico también explica los problemas financieros que tiene el equipo, debido a que hay muy poca ayuda para ese tipo de personas. A través de algunos de sus amigos ha conseguido uniforme, pelotas e instrumentos para entrenar.

El presidente de Asociación Nacional de Fútbol para Amputados, César Argeñal, quien además es el director técnico de la Selección de Honduras de Amputados, explica que la finalidad de la liga es atraer jugadores de todo el país y que tengan una mejor calidad de vida.

«Ellos estando en sus casas piensan de diferente manera y practicar un deporte como el fútbol es una válvula de escape a todos sus problemas. Además, queremos organizar mejor la Selección de Honduras para competir a nivel internacional», añade.

Los otros tres equipos que conforman la liga son Club Deportivo Guerreros, Sin Barreras FC y Esperanza Fútbo Club, integrados por personas en la misma situación, pero que perdieron sus miembros en accidentes o por algún tipo de enfermedad, entre otras causas.

«Vamos a empezar el torneo navideño y al terminarlo, comenzaremos la Liga Oficial, entre febrero y marzo», puntualiza el estratega, mientras observa a sus dirigidos.

Por Marlon González (dpa)

Foto: Délmer Membreño/dpa