Madrid, 1 nov (dpa) – En épocas de crisis, los hinchas siempre buscan una cara nueva que les pueda ayudar a salir de la depresión y ver la luz al final del túnel. Es lo que le sucede ahora al madridismo con Vinicius.
El joven jugador brasileño fue el indiscutible protagonista del cómodo triunfo 4-0 del miércoles en el campo del modesto Melilla en el debut del Real Madrid en la Copa del Rey. Vinicius desplegó buena parte de su repertorio, incluido el atrevimiento, y destacó por encima de todos sus compañeros.
El pequeño futbolista protagonizó hoy todos los titulares de la prensa deportiva madrileña. «Vinicius levanta la moral», tituló «Marca», mientras «As» apreció que el brasileño «pide paso».
No debe de ser fácil para un futbolista de 18 años asimilar todo lo que le está sucediendo: lo que pagó por él el Real Madrid, su ostracismo con Julen Lopetegui como entrenador, sus carreras por campos de la tercera categoría, la llegada de un nuevo técnico, ahora los elogios…
El club blanco invirtió en mayo del pasado año cerca de 60 millones de euros (68,4 millones de dólares) en un futbolista que apenas llevaba diez días como jugador del primer equipo del Flamengo. Literalmente.
Sin embargo, lo que se sabía de él por su evolución en el fútbol juvenil brasileño es que estaba muy por encima de los demás, que poseía un talento innato y, además, suficiente carácter para desarrollarlo ante futbolistas mucho más veteranos y curtidos que él.
El Real Madrid no lo incorporó a su equipo hasta la presente campaña e hizo la pretemporada con Lopetegui como entrenador. Su decisión fue que jugara en el Castilla, el filial blanco, en la tercera categoría del fútbol español. La prensa estimó que esa fue una de las cosas que condenó al ya ex entrenador del Real Madrid. Obró en contra de la opinión de sus directivos, dicen.
Vinicius pasó de jugar ante 50.000 espectadores a visitar campos sin gradas. Se curtió en terrenos difíciles ante defensas muy duros. Por ejemplo, uno de ellos, el capitán del filial del Atlético de Madrid, llegó a morderle en la cabeza en una acción espeluznante en su singularidad. Le dieron muchas patadas y siempre demostró estar muy por encima de esa categoría. Se las arregló para enseñar su fútbol de improvisación y fantasía.
Vinicius brilló con Santiago Solari en el banquillo, quien ahora es el técnico del primer equipo interinamente tras la destitución de Lopetegui. Y la hinchada, harta de ver las mismas caras y las mismas derrotas, ve en el brasileño algo con que ilusionarse.
Durante este tiempo, y aparte de sus cualidades, el jugador demostró otras dos cosas interesantes: es paciente y tiene respeto. Nunca mostró públicamente su eventual disgusto por jugar en campos de tercera y siempre se mostró dispuesto a aprovechar los pocos o muchos minutos que le dieran en el primer equipo.
En el manual de Lopetegui ya estaba previsto que Vinicius fuera titular en la primera eliminatoria de Copa, cuando todos los entrenadores de los mejores equipos aprovechan para dar descanso a los titulares. La siguiente cuestión es ver cómo la marea creada a favor de Vinicius afecta a sus minutos en el primer equipo, los que no tuvo con Lopetegui. Solari decide.
La segunda incógnita será ver en qué nivel se encuentra Vinicius y qué cotas puede alcanzar. A corto plazo, a ser posible. Porque su exhibición vino ante el Melilla, con diferencia el equipo más endeble con el que el Real Madrid jugó esta temporada.
Todos saben que el brasileño es bueno y que tiene cualidades. Lo que falta por ver es si vale para el fútbol de elite, si vale para el Real Madrid, si vale los 60 millones que pagaron por él. Vinicius es todavía una incógnita, pero también una dosis de ilusión para una hinchada deprimida.
Por Alberto Bravo (dpa)