Buenos Aires, 1 oct (dpa) – Mujeres de los países industrializados y emergentes que integran el G20 presentarán el miércoles las recomendaciones del Women 20 al influyente foro para avanzar en la equidad de género, una problemática que afecta transversalmente a todo el planeta, de norte a sur.
«Hemos llegado a un punto en el que la mujer no va a retroceder ya. En la pelea por los derechos se ha llegado a un punto sin retorno y hay una consciencia en los líderes de no dejar afuera al 50 por ciento de la población mundial», declara a dpa la presidenta de Women 20, la empresaria argentina Susana Balbo.
La propuesta que Women 20 (W20) entregará el miércoles al presidente argentino, Mauricio Macri, este año al frente del G20, se basa en cuatro ejes de inclusión laboral, digital, financiera y de la mujer rural con el objetivo de que las mujeres tengan una mayor y mejor inserción laboral, que redundará en mayor desarrollo y crecimiento.
Expertos de todo el mundo participarán en la cumbre del W20, que se realizará el 2 y el 3 de octubre en Buenos Aires con la participación de 800 mujeres y personalidades como el historiador francés Ivan Jablonka y la reina Máxima de Holanda. Organizaciones feministas cuestionaron sin embargo el documento del W20, por considerar que no refleja las discusiones con las delegadas de la sociedad civil. Hasta horas antes del cierre, no incluía el debate sobre los derechos sexuales y reproductivos.
Según estimaciones del W20, el 50 por ciento de las mujeres del mundo no tiene ingresos propios. Y si bien las mujeres representan el 60 por ciento de los graduados universitarios, sólo un tercio de ellas integra la fuerza de trabajo.
«Los problemas de las mujeres son transversales en todos los países del G20», advierte Balbo, aunque con mayor o menor gravedad. «En Canadá, uno de los países líderes en la defensa de los derechos de las mujeres, me quedé absolutamente sorprendida porque las mujeres reclaman espacios de cuidado para sus hijos, sus adultos mayores o personas con discapacidad. Pero si ellas necesitan cien nuevos espacios, nosotros necesitamos 3.000», reconoce.
El tema del cuidado es clave en la inserción de las mujeres al ámbito laboral.
«La participación en el mercado de trabajo está determinada por la contracara que es la distribución de roles al interior del hogar. En la medida que sigamos responsabilizando como sociedad a las mujeres como las principales proveedoras de cuidado va a ser muy difícil modificar estos patrones de empleo», señala en tanto Gala Díaz Langou, directora del programa de protección social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).
Políticas enfocadas en brindar licencias de paternidad que distribuyan más equitativamente las tareas, pero también focalizar en el papel del Estado como proveedor de servicios de cuidado son algunas de las recomendaciones centrales en este punto.
Para Balbo, las inclusiones digital, laboral, financiera y rural de la mujer están entrelazadas. «Si no tengo buena inclusión digital, no tengo una buena inclusión laboral. Y si no me puedo incluir laboralmente no tengo inclusión financiera», indica.
Según estudios de Naciones Unidas y el Banco Mundial, la incorporación de más mujeres a la fuerza laboral puede tener un impacto de entre 17 y 25 puntos del PIB mundial. «¿Cuántos millones de personas sacamos de la pobreza con este impacto económico?», destaca Balbo.
Díaz Langou apunta que «una mayor y mejor participación de las mujeres en el mercado laboral tiene retornos muy comprobados». Las empresas venden y crecen más, al tiempo que los países con políticas que favorecen la equidad de género tienen mejores oportunidades «y resultados en términos de desarrollo y de crecimiento agregado de su PIB».
Sin embargo, la brecha salarial entre mujeres y varones sigue vigente, aunque en distintas proporciones, con cerca de un 6 por ciento en Alemania y un 25 a 30 por ciento en Argentina, por ejemplo. El G20 estableció la meta de que sus miembros reduzcan en un 25 por ciento esa brecha para el año 2025.
Muchos desafíos son compartidos por los integrantes del G20, con cadenas productivas globalizadas y migraciones que llevan a las poblaciones a cruzar fronteras. Por ello, las expertas recomiendan eliminar todas las barreras normativas que discriminan a las mujeres, generar políticas que incentiven una más justa distribución de roles en el hogar, fomentar la educación y habilitar a las mujeres como emprendedoras, con acceso a la tecnología e instrumentos financieros.
La presidencia argentina del G20 incluyó como eje central del W20 la inclusión de las mujeres rurales. Representan al 25 por ciento de la población mundial y generan el 50 por ciento de los productos alimenticios pero la mayoría no gana dinero por ello y sólo el 12,8 por ciento de la propiedad agrícola está a cargo de mujeres. Si las mujeres accedieran a los mismos recursos productivos que el hombre, las cosechas crecerían entre un 20 y un 30 por ciento y se reduciría entre un 12 y un 17 por ciento el hambre, según estimaciones del W20.
La mujer tiene otro concepto para distribuir la riqueza. El punto central, señala Díaz Langou, es que las mujeres tienden a garantizar que exista una condición de vida digna de todos los integrantes del grupo familiar, mientras que los varones tienen otro patrón de gasto. «Cuando una mujer tiene ingresos, primero invierte en la educación de sus hijos y luego en la vivienda. Trae desarrollo, inmediatamente», subraya Balbo.
Por Cecilia Caminos (dpa)