(dpa) – Lo que puede ser repugnante para unos, resulta delicioso para otros. Eso es lo que el Museo de Comida Asquerosa en Suecia trata de explicar desde 2018 mostrando delicias como el pene de toro chino y los batidos de rana peruana.
Después de revolver los estómagos de los visitantes con decenas de platos inquietantes, este museo situado en la ciudad de Malmo, inaugura ahora una exposición dedicada a los tipos de alcohol más asquerosos del mundo, que se podrá visitar durante los tres próximos meses.
El vino de heces de Corea del Sur, la cerveza de testículos de ballena ahumada con estiércol de oveja de Islandia y las cervezas ale con 55 por ciento de alcohol servidas en ardilla taxidermizada son algunas de las nauseabundas bebidas alcohólicas que se han unido este este pasado mes de septiembre a los repugnantes alimentos del mundo que alberga el museo.
«Algunas de las bebidas alcohólicas que se exhiben muestran diferentes tipos de alcoholes caseros que se remontan a miles de años atrás, mientras que otros son experimentales, hechos por cerveceros locales», explica Andreas Ahrens, director del Museo de Alimentos Asquerosos.
Tras visitar la exposición temporal dedicada a estas singulares bebidas alcohólicas, se puede oler el queso más fétido del mundo en la sección de lácteos, así como el famoso plato de pescado apestoso de Suecia, el «surstromming”.
Seguidamente se puede ver el pene de toro de China, batidos de rana de Perú y las infames entrañas hervidas de Escocia en el estómago de las ovejas, conocidas como «haggis».
«La repugnancia es cultural. Nos gustan las comidas con las que hemos crecido», explica Ahrens. «El asco que la persona siente es muy personal. La idea de comer una araña hace que algunas personas tengan hambre, pero que otras quieran vomitar», agrega.
¿Y cuál es la pieza favorita de Ahrens en este museo? El «casa marzu», un queso infestado de larvas de mosca, porque los comensales tienen que cubrirse los ojos para evitar los gusanos saltarines.
Muchas de las piezas que se exhiben son muestras de comida real, algunas de las cuales los visitantes más osados pueden probar.
Al indagar en la idea de por qué ciertos alimentos se consideran repugnantes, el curador Samuel West espera que la gente esté más abierta a otras formas de comida más sostenibles, como los insectos o la carne elaborada en un laboratorio.
«¿Qué es más asqueroso, comer un conejillo de indias o un cerdo normal? ¿Hay realmente alguna diferencia?», inquiere West. Precisamente el cuy, un conejillo de indias que se toma asado en Perú, es una de las piezas que se exhibe en el museo.