Budapest, 8 abr (dpa) – El conservador jefe de Gobierno Viktor Orban ganó las elecciones parlamentarias en Hungría con el 49,2 por ciento de los votos, informó hoy a oficina electoral en Budapest tras el recuento del 85 por ciento de los sufragios.
Los analistas electorales estiman que su partido Fidesz obtendrá hasta 134 de los 199 escaños del Parlamento. De esta forma, Orban, un político derechista, nacionalista y eurófobo podría volver a asegurarse una mayoría de dos tercios, con la que se puede cambiar la Constitución, para su cuarto mandato, el tercero consecutivo en su carrera política.
Hace cuatro años, Fidesz obtuvo 133 escaños con el 43 por ciento de los votos.
«Ganamos», dijo Orban a sus seguidores poco después de que se conocieran los resultados. «Queridos amigos, tenemos una gran batalla detrás nuestro, nos hemos asegurado una victoria histórica…tuvimos una oportunidad, creamos una oportunidad para poder proteger a Hungría», señaló y añadió: «La alta participación deja cualquier duda en suspenso».
El partido radical de derecha Jobbik («Los mejores») se convirtió en la principal oposición con el 19,9 por ciento de los votos (26 escaños), seguido del Partido Socialista Húngaro (MSZP) con el 12 por ciento (20).
Los votos de unos 270.000 electores que no votaron en su residencia habitual se recontarán recién la semana que viene.
La difusión de los primeros resultados parciales se retrasó varias horas por demoras en dos locales electorales de Budapest. La participación fue, con alrededor del 70 por ciento de los votantes, inusualmente alta.
Orban, fuerte detractor de la entrada de migrantes y el más duro crítico de la política migratoria de la Unión Europea (UE), habla continuamente del tema migratorio, acusando con frecuencia al multimillonario estadounidense de origen húngaro George Soros.
El primer ministro acusa a Soros, un superviviente del Holocausto, de mover los hilos de la UE y dirigir una masa migratoria de musulmanes a Europa. El objetivo de Soros sería robar al pueblo del Viejo Continente su «identidad nacional y cristiana», asegura el político.
El primer ministro ha convertido su teoría conspiratoria en un mantra en todo el país, que sirve también como medio para difamar a las organizaciones civiles críticas con el Gobierno, algunas de las cuales son apoyadas por Soros, un millonario de 87 años que aboga por la democracia y los derechos humanos en el mundo.
La oposición acusa a Orban de desmantelar la democracia y de derivar recursos estatales y fondos europeos hacia oligarcas que le son afines. La Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (Olaf) está investigando numerosos casos de supuestas malversaciones en Hungría, en uno de los cuales estaría implicado el yerno de Orban.
El primer ministro rechaza todas las acusaciones y se adjudica como logros de gestión el notable aumento de los salarios reales y el descenso del desempleo.
El derecho electoral húngaro favorece al partido más fuerte, que en este caso es el Fidesz: 106 de los 199 escaños en juego se entregan en distritos electorales únicos, donde basta ser el partido más votado para llevarse el mandato directo.
En la UE se parte de la base de que un nuevo Gobierno de Orban generará más conflictos entre Budapest y Bruselas, sobre todo por el tema migratorio.