Valencia, 13 dic (EFE).- El Valencia Basket buscará mañana en la pista de La Bruixa d’Or Manresa su tercera victoria liguera consecutiva pero lo hará marcado por la eliminación de la Euroliga que supuso su derrota del pasado viernes ante el Laboral Kutxa.
Completar una buena participación en la máxima competición continental era uno de sus grandes objetivos esta campaña y, aunque ahora disputará la segunda fase de la Eurocopa, habrá que ver cómo asimila el club y la plantilla este fracaso.
La primera prueba será esta visita a Manresa en una liga ACB en la que ocupa una posición tranquila pero en la que no se puede descuidar para no poner en riesgo su participación en la Copa del Rey.
Las dos victorias consecutivas que acumula en la liga, ante el Morabanc Andorra y el propio Laboral Kutxa, le han situado en la sexta posición con seis triunfos y empatado con el CAI Zaragoza, que sería actualmente el último clasificado para la cita copera.
Un tropiezo en Manresa podría sacar, aunque sea momentáneamente, al equipo de las plazas coperas y agravar la situación anímica que vive el club tras su descalabro europeo.
Enfrente, el Valencia tendrá al colista de la liga y a un rival que solo ha ganado uno de sus diez partidos. Aún así, sus últimas cinco derrotas han sido por menos de diez puntos por lo que se mantiene como un conjunto competitivo.
El pabellón del conjunto catalán ha sido en los últimos años una cancha propicia para el Valencia, que ha ganado en sus últimas cinco visitas. La pasada campaña venció por 64-76 con 19 puntos de Romain Sato y 18 de Justin Doellman.
Para esta undécima jornada de la fase regular, el conjunto valenciano mantendrá las bajas de Serhiy Lishchuk y de Sam Van Rossom, que aún no se han recuperado de sus lesiones musculares.
