SANTIAGO DE CHILE, 22 ene (dpa) – Unos 140.000 migrantes peruanos aguardarán en Chile el fallo que emitirá la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) el lunes sobre la frontera marítima común.
«Sin descartar que pueda ocurrir cualquier incidente aislado, confiamos en la voluntad de hermandad y solidaridad del pueblo chileno», señaló en ese marco el presidente del Comité de Refugiados peruanos en Chile, Rodolfo Noriega.
«Vamos a continuar con nuestra rutina normal (…), los grupos fascistas son minoritarios, las reacciones chovinistas que se puedan dar, no son representativas de nuestros pueblos», agregó.
Por su parte, el dirigente de «Fuerza Migrante», Víctor Paiva, lamentó que aún no sea valorado como corresponde el aporte de la colonia peruana a la gastronomía y cultura chilena, por ejemplo.
«Hay gente que trata de menospreciar la presencia de los migrantes acá, como si no fuéramos necesarios para el desarrollo del país», apuntó Paiva en medio del debate.
Pero lo cierto es que la relación es cada vez más estrecha, aunque persistan en algunos sectores actitudes de tintes xenófobos, además de la carencia absoluta de una política migratoria desde Chile.
Un dato ilustrativo del mencionado acercamiento, en parte promovido por un discurso común de los gobiernos a favor de la paz, es que una de cada cuatro personas que se nacionaliza chileno es peruano.
«Ya me conozco los colores de la bandera chilena», dijo por ejemplo Tania Julca el día que le entregaron su carta de ciudadanía en el palacio presidencial de La Moneda, junto a 1.200 migrantes.
Pero en Chile no todos los discursos y actitudes son benévolos. Por ello, el senador opositor José Antonio Gómez está inquieto.
«Nuestra preocupación es que se produzca una situación de desencuentro con los inmigrantes, que tienen derecho a estar en nuestro país, preocupación de que pudiera generarse un conflicto», dijo.
Uno de quienes objeta estos encuentros es el diputado Jorge Tarud, a quien desautorizó su propia colectividad, el opositor Partido por la Democracia. Tarud apoyó incluso la idea de modificar los estatutos de la corporación, por ejemplo.
Perú demandó a Chile en 2008 pidiendo la fijación de un nuevo límite marítimo binacional, con el argumento de que no ha sido establecido anteriormente.
Además, pidió que esta frontera se trace por una línea tangente que le daría más de 35.000 kilómetros cuadrados de territorio que hasta ahora han estado bajo soberanía chilena.
Chile defiende que el límite sí está fijado, en dos tratados suscritos en 1952 y 1954 sobre la línea del paralelo, que el país vecino respetó durante más de 50 años hasta que los consideró, para fundamentar su demanda, sólo acuerdos pesqueros.
Por Mauricio Weibel